lunes, 7 de diciembre de 2020

Mi sobrino en Nueva York escribe en inglés.

 

Anthony Almudevar
                                                

Pero yo no puedo captar toda su sabiduría y su sensibilidad humana, porque me es imposible comprender su escritura en inglés. Mi hermano Manolo, padre de mi sobrino, era poco amigo de conversar sobre la ciencia nórdica y sobre el arte. El siempre estaba meditando sobre el pensamiento humano. Por eso se encuentran en su vida, dificultades que expresen sus pensamientos y sus conocimientos científicos, pero aunque fueron escasas las ocasiones de tener oportunidades de conversar sobre nuestro pensamientos y sobre nuestras vidas, cuando se jubiló, vino a España  y nos invitó, acompañado de su esposa  Isabel, a la que trató como una mujer perfecta, a viajar a Valencia, donde nos buscó un estar en un gran Hotel. Allí estuvimos juntos y soñando una nueva vida, que ya habíamos perdido hacía años. Era un hombre generoso que nos dio la oportunidad de vivir unidos en la Costa de Valencia. Mi esposa Feli y yo nos sentimos felices acompañados por tan cariñosa pareja y al despedirnos, yo soñé con volver a visitarnos muchas más veces en España, pero el destino lo impidió, porque ya no pudimos volver a vernos, por los años que ya habían hecho sus acercamientos a la muerte. Recuerdo con un corazón impregnado de amor fraterno a mi hermano Manolo, sentado en un sillón de nuestra antigua y destrozada casa, de Siétamo, de cuya reparación me tocó a mí, restaurar los sesenta cañonazos de la Guerra Civil. Allí estuvo callado y pensativo y yo pensaba en su pérdida de aquellos recuerdos viejos, cuando llegó la Guerra Civil a destrozar nuestra casa y otros cuando murió nuestra joven y buena madre Victoria Zamora. Yo me daba cuenta de sus dolorosos y tristes recuerdos de la memoria de mi hermano mayor, Manolo. Pero no fueron solos esos tristes recuerdos, porque cuando vino a visitarnos, su hijo, sentado en su cama, hacía sonar su recuerdo sentimental triste, tocando su guitarra, con la que se expresaba sus sentimientos de ausencia, pero no hacía sonar la alegría en su corazón, que recordaba su ausencia de aquella casona enorme y de tristes recuerdos.

Una temporada después de su jubilación, enfermó y él conmigo mismo  hablábamos por teléfono y él me pedía que dada su enfermedad fuera a visitarlo al Canadá. Yo le decía que iría a verlo, porque tenía necesidad de comunicarme con él, pero lo engañé a él y me engañé a mí mismo, porque se murió y no pude alternar con su persona, que dejó destinado su cerebro a la Universidad. ¡Que triste me quedé al encontrarme tan alejado de su cerebro, que a la Universidad entregó, para que estudiaran su enfermedad!.

He visto una fotografía de su tumba en Canadá, donde no podrá pensar entre su vida y su muerte, pero  yo  estoy  aquí, ,pensando en su paso de la vida a la muerte.

Y todavía pienso en su pensar en esta época en que después de muerto, estará ya cerca de Dios y se acordará, allá arriba, en lo Alto, de su paso por esta vida, que le hizo estudiar el paso de la vida a la muerte.

¿Fue su paso a la muerte, una solución para enterarse de qué allá arriba no sólo existe la muerte, sino una nueva vida?.

Siempre hemos vivido los Almudévar españoles, pensando en los americanos, y han visitado mis familiares a sus parientes americanos, pero Anthony, uno de los hermanos, hijos de mi hermano Manuel, no encontró ocasión de comunicarse con nosotros, porque he encontrado 36 publicaciones seleccionadas de múltiples teorías médicas, como “Biológica teórica de las poblaciones”. Es imposible meditar sobre todas la ocasiones en que Anthony lanza sus teorías a la Medicina. Ha escrito también libros, como el año de 2.014, publicó en Holanda “Algoritmos iterativos aproximados”. En su capítulo de libros, publicó “ Métodos estadísticos para el análisis de datos de microarrays”. En el año 2.016, publicó un enfoque analítico funcional para aproximar algoritmos iterativos.

Siempre nos hemos encontrado los primos hermanos de Anthony alejados de su conocimiento, pero mi hijo Mariano, ha conseguido que este sobrino sabio escriba en España y nos vayamos entrando de su “mente prodigiosa”.

Yo tengo ya noventa años y no comprendo la lengua inglesa, por eso me alegro que mi hijo Mariano, haya causado la llegada de la sabiduría de Anthony Almudévar a España. Yo me quedo un tanto aislado de su sabiduría, pero comprendo el Pensar de su Cerebro.       

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