martes, 29 de diciembre de 2020

Eran cinco los hermanos Fillat

 





Eran cinco los hermanos Fillat que asistían al Catecismo,  al Teatro y a los Campamentos, porque tenían una gran necesidad, pues su padre había sido fusilado en Santolaria. Don José Puzo (Canónigo de la Catedral de Huesca), les daba botas y zapatos, camisas de todas clases con las que se podían vestir y los hermanos Fillat se sentían felices y los llenaron de alegría, como ellos la reparten entre todos los que con ellos conviven. Termina con palabras agradecidas al “Ciego Bartolo” y a su esposa Petra, que vivían en el primer piso del número 61 del Coso Alto, al lado de la iglesia de Santa Ana. Ambos los cuidaron e hicieron hombres y por la galería de detrás de los pisos jugaban conmigo y con mis hermanos Luis y Jesús. Lo malo es que ellos y otros muchos desean que se le dedique una calle a Don José Puzo, pero parece ser que los políticos no se acuerdan ya de él. Yo sí que recuerdo la figura y la personalidad de este ilustre Canónigo y  se han acordado todos los que recibieron sus cuidados y como ya son mayores o tal vez, han abandonado este Mundo  nadie conocerá la historia de Huesca.   

Este Don José Puzo, en el Teatro Principal de Huesca, situado en la Plaza del Teatro, era un amigo de la educación de la Juventud, y en ese Teatro, enseñaba la Doctrina de Cristo. Yo mismo acudía a escuchar sus palabras y recuerdo  cuando  en aquellas clases de Catecismo , sufría una pena al fracasar en contestar a las preguntas sobre el catecismo, que nos dirigía Don José Puzo. A aquellas clases de Catecismo, acudíamos los entonces niños, que habíamos sufrido la Guerra Civil. Yo ahora en que han pasado unos setenta años, recuerdo como acudía con los cuatro hermanos, que eran sobrinos del ciego “Bartolo”, casado con la señora Petra, y hermanos de una niña, que me dijeron que emigró al Brasil. Vivíamos los tíos de los niños  Fillat, el ciego Bartolomé, vendedor de la lotería de los ciegos, y su esposa y con los cuatro hijos y una hija, cuyo padre fue fusilado en Santolaria por la “rojos”, en la casa del  Coso número 61. Vivían estos niños en el primer piso y mi abuela Agustina Lafarga Mériz, que había recogido a la familia Almudévar de Siétamo, en el entresuelo. Tengo recuerdos de una muchacha joven y de buen corazón, qué desde la galería posterior a los pisos de la casa del Coso alto, número 61, les subía a los hermanos Fillat, algún bocadillo.

Los Fillat eran unos niños alegres y el hermano mayor, parece ser que dirigió un almacén de ropas en el Coso Bajo, en la entrada a la calle de  Padre Huesca. Los dos hermanos siguientes, ejercieron de zapateros remendones en la misma plaza de San Lorenzo. Eran dos personas de un humor alegre, que sentadas en unas pequeñas banquetas, cultivaban el buen humor, en tanto yo, que iba a su zapatería a componer algún calzado, escuchaba y les contestaba a sus preguntas y afirmaciones humorísticas. Cuando me habían cosido los desgastes de su cuero, me despedía. El tiempo pasa y los hermanos se jubilaron del oficio de zapateros. Muchas veces me encontraba con ellos en las calles de Huesca y seguían dirigiéndome palabras de buen humor. 

El padre de estos entonces niños, vivía en Santolaria con sus hijos e hija y al llegar la Guerra, los “rojos” lo fusilaron y los recogió el ciego ”Bartolo”, vendedor de los “iguales de los ciegos”. Dicen que en Santolaria  ya no encuentran a ningún Fillat. Pero yo que tenía parientes a los Calvo, productgores de aceite, hablando con la Señora del Molino de aceite, que ha muerto hace poco tiempo, me recordaba al mártir Rafael Fillat, que también sufrió obras destructoras en el Molino de Aceite de su esposo José María Calvo y de ella. Se ha muerto hace escasos años y no puedo consgultarle datos de Rafael  Fillat, ya que sus hijos fueron recogidos en Huesca por el ciego  “Bartolo y su esposa”. Pero la señora dueña del Molino de Aceite, se acordaba hace un corto espacio de tiempo del asesinato de Rafael Fillat.

El hermano del Herrero de Siétamo que fue fusilado en  Santolaria el mes de Agosto de 1.936, fue el padre de varios hijos y una hija, del que ya no tuvieron noticia alguna,  pues el año de 1.941, ya habían pedido asesinada, su  personalidad.

“ Al padre de Gerásimo le perdieron la pista en el año 41”. El padre de Gerásimo era herrero en el pueblo de Siétamo en la Calle Mayor y frente a Casa Sipán y se llamaba Antonio Fillat Bibián. No se sabe si dejó descendencia. Este Antonio Fillat era hermano de Rafael Fillat, que fue fusilado en Agosto de 1.936 en Santa Eulalia la Mayor, que tuvo hijos como he relacionado anteriormente. Este Gerásimo está siendo buscada su historia mirando algún familiar suyo, pero se pueden encontrar parientes suyos. Por ejemplo tiene dos hermanas gemelas de un aspecto elegante, que trabajan en un edificio público, con las que alguna vez me saludo por la calle. Las veo con frecuencia paseando por la calles de Huesca.

¿Dónde se encuentra Gerásimo o la foto de un niño rodeado de milicianos, en 1.936, hijo de Antonio Fillat Bibián?.  Dicen que “hace unos meses, vía Wassap rodó por Siétamo una foto de un niño rodeado de milicianos, en 1.936”. Se sabe que hizo trabajos para Regiones Devastadas en la reconstrucción de Siétamo, por el año 1.941 y yo me acuerdo de él. Pero después de buscar la reconstrucción del pueblo de Siétamo, desapareció de Siétamo.  

Al Herrero de Siétamo, me lo encontré en diversas ocasiones por las calles de Huesca y me explicó como vivía en la calle de Pedro IV, con una hija casada con un mecánico. Estaba más guapo que cuando me arregló una jaula de conejos, que le pedí que me la arreglara, y la llevó sobre sus hombros al  pueblo, que se encuentra debajo de Siétamo. Era un hombre trabajador, que vivía en una casa y taller, casi deshechos por la Guerra Civil. Me causó admiración su fuerza moral que le hizo trasladar desde Siétamo a Fañanás, aquella jaula férrea.

No me acuerdo de si le pregunté  por su hijo, pero nos quedamos los dos contentos por encontrarnos con un patrono agrícola y  de un herrero, en la ciudad guerra de Huesca.

Tengo fotografías de Gerásimo en la Escuela de Siétamo antes de la Guerra Civil y otra, con un cuerpo necesitado de alimento, que han traído unos milicianos “rojos”.

Está rodeado por tres soldados de la República y él saca una cara de niño solitario, que está sufriendo una “guerra civil”, escuchando palabras de consuelo de aquellos soldados, que lo querían consolar. En aquellas tropas republicanas había tropas dictatoriales y otras amigas de la libertad.


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