¿Veis la nieve que blanquea aquellos Puertos? Joaquín Costa.
Y, ahora, tal
vez sea para “consolarnos”, vemos como se quieren llevar el agua, sin saber
seguro si vamos a poder usarla, cuando sabemos, como nos dice el viejo sistema
de riego “por boquera”, que se empieza a regar por arriba y se acaba por abajo.
En muy poco tiempo han abandonado en Aragón la
Agricultura 1.600 agricultores y luego dejarán la Ganadería, quizá otros
tantos. Ya lo profetizaba la canción de Siétamo: ”Los señores de Siétamo -
pusieron el monte en huerta- y “pa” la Virgen de Nunca –pasa el agua por la
acequia”.
Con profecías como esta y con la triste experiencia
vivida por los agricultores parece imposible esperar otra solución.
En estos primeros días del siglo XXI, en la
trastienda de Don Federico Balaguer, he escuchado la conversación entre dos
señores, ya mayores. Uno Nicolás Bagüeste, nacido en Buera y el otro Hilario
Mateo, nacido en Pertusa. El primero recordaba las palabras de su padre sobre
Joaquín Costa, cuando decía a los muchachos de Graus: ”Escucháis el ruido que hace el río, pues es el agua la
que lo provoca y que puede convertirse en oro, porque haciendo presas y
canalizando el agua correría y regaríamos toda la provincia”.
Hilario Mateo, al escuchar estas palabras, contestaba
con las que su padre había escuchado a Joaquín Costa:”¿Veis la nieve que
blanquea aquellos Puertos?, pues se podrá aprovechar par regar todos los campos
de secano de la provincia”. Intervino de nuevo Nicolás Bagüeste, diciendo que
el Canal que nace en el Pantano del Grado, se concibió en otros tiempos, según
afirmaba su padre, para regar todos los campos de secano de la Provincia.
Intervino de nuevo Nicolás Bagüeste, diciendo que el Canal que nace en el
pantano del Grado, se concibió para regar, en otros tiempos, según afirmaba su
padre, entre otros lugares a Buera,
donde tenía una finca llamada Bachimaña, donde había hablado con unos
ingenieros que por aquella zona determinaban los lugares donde había que clavar
estacas. Después regaría por Abiego y su comarca, luego por Angüés y la suya,
más tarde por Siétamo y pueblos próximos, por Loporzano, por Quicena, por
Huesca, etc. etc. Añadió Nicolás que, en Berbegal, un señor desvió una acequia
(la de Terreu) para no regar su enorme finca, para evitar expropiaciones,
dejando de paso de secano a varios pueblos, entre ellos a Terreu y al Tormillo.
Hilario Mateo al oír hablar de dicho caso, se acordó, pues él había trabajado
en Auxini en la citada zona de Berbegal (Monesma y Morillo) y dijo como habían
hecho un descenso del agua de unos seis o siete metros, por no regar la enorme
finca que he citado de dicho señor. Dijo que el salto de agua lo podían haber
empleado para producir energía eléctrica para poder regar por aspersión. Y se
acordó de que en su Pertusa natal también se oye el ruido del río Alcanadre que
pasa por su profundo cauce, mientras riegan con el Canal de el Grado. En tanto
dicho río tal vez se dedique a regar Murcia o Almería, en tanto que aquí nos
quedamos viviendo en un desierto. Este Hilario me salió con una jota, parecida
a la de Siétamo, que cantaba con sus compañeros por la calle, cuando eran
niños, que decía así: ”El canal de los Monegros-ni lo han hecho ni lo
harán-porque los ricos no quieren-que los pobres coman pan”.
Al salir a la calle me encontré con otro hombre ya
mayor de Mipanas y hoy vecino de Huesca que me dijo que viajando por San
Lorenzo de Flumen, Frula, Montesusín y Orillena se ven tierras, que antes eran
desiertos y ahora están convertidas en vergeles.
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