Todos hemos tenido antepasados y
los pasotas han tenido antepasotas. Como ahora somos tantos en el mundo, hay
más pasotas que antes, pero siempre los ha habido. Lo que es nuevo es el nombre
con que se designa a esos individuos, que como acertadamente dice Ramón Villobas, intentan vivir de sus padres hasta que puedan
vivir de sus hijos.
Aquí, en el Somontano, aquella
persona a la que le daba lo mismo ocho que ochenta, le decían que era “un
échamene más”. A todo decían que sí. A nadie decían que no, en una palabra, no daban golpe, no tenían enemigos y se
dejaban querer. Había segundones en las
casas “güenas” que conseguían vivir a costa de sus padres, hasta que conseguían
hacerlo a costa de sus sobrinos. En este detalle, difiero de José Ramón. Los tiones tenían derecho
a vivir, al ser y al haber de la casa, comían lo que les echaban ( quizá de ahí
viene eso de échamene más) y tenían un punto junto a la lumbre. Yo conocí a un
tión que cogía una escopeta de caza de la casa, se montaba en el caballo de la
casa y se lanzaba a cazar al monte. Le seguían los galgos de la casa, disparaba
al conejo sin apearse del caballo y si conseguía matar alguno, caso no
frecuente, “pasaba” y si no lo cogían los galgos, ahí se quedaba para pasto de
las zorras .Estos antiguos pasotas no eran envidiosos y con acertada actitud
ante la vida , pasaban por la misma haciendo suya la filosofía de Fray Luis:
“Despiértenme las aves con su cantar sonoro, no aprendido; no los cuidados
graves de que siempre es seguido, quien al humano trato está atenido”.
Aquellos “poca penas” y creo que
eran más felices que los de ahora, pues a éstos en lugar del cantar sonoro de
las aves, los despierta el cantar horrísonos de los tocadiscos. A
“los mala ganas” de antes no los cuidan los cuidados graves del trato humano,
pues como he dicho, no eran envidiosos ni envidiados, pero con los pasotas de
ahora todo el mundo se mete y todos tenemos algo que decir de su conducta.
Y para recordar mi teoría de que
siempre ha habido pasotismo, recuerden esta copla: ”Yo me llamo “poca pena”,
pariente de mala gana, y por apellido tengo, “a yo no me s´en da nada”.
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