Dicen, Sras. y Sres., que
despedirse de la Alcaldía es morir un poco y tenía razón el primero que lo
dijo, porque el adiós último, va precedido de múltiples
adioses; aunque el adiós que tan amablemente, hoy me decís, quiera Dios que
podamos intercambiarlo entre nosotros muchos años, pues no consiste en un adiós
definitivo. Nos veremos debajo de la garrofera, contemplando el paso de los
forasteros, en las fuentes, la de los siete caños y en la fuente vieja y
moderna, sombreada, sombreada por copudos chopos; caminaremos juntos, muchas
veces a la Cruz de San Pedro para pedir el agua, seguiremos unidos en la Cruz
que el Jueves Santo, nuestras sufridas gentes
llevan sobre sus hombros y al son de las campanas tristes alguna vez y
alegres en las Fiestas, rezaremos a una en nuestro templo. Subiremos al Saso y
a la Sarda, bajaremos al río y a los huertos. Nos veremos en Liesa, en Castejón
de Arbaniés, en Monflorite y Huesca, nos diremos adiós y cada vez que lo
digamos, habremos muerto un poco, pero digámonos adiós, que nos hará más dulce
y llevadero, ese llegar al Adiós Definitivo.
Por todo eso, os agradezco
vuestra despedida y aunque resulte nostálgico, es dulce como es dulce la
morriña galáica, la saudade portuguesa y la “crosira” aragonesa, porque si bien
es cierto que me voy, “me voy, pero no me voy”, es decir que aunque me voy, no me marcho.
Más triste está el puente, porque
despide de continuo el curso de las aguas y él se queda eternamente.
Siétamo es el puente de esta vida
y nosotros el agua y pasaron por él nuestros antepasados amigos y vecinos, pero
tenemos suerte de estar en la badina, hasta que llegue la riada de la muerte. Comamos como pasta el
ganado en sus orillas, bebamos como las golondrinas lo hacen con su rasante
vuelo, cantaremos igual que canta el grillo y las ranas en verano; nadaremos como
las madrillas y los barbos, porque jugaremos como juegan las polletas de agua y
las verdes libélulas; trabajemos que es el sino que nos dio el Señor, y entre
tragos, comidas, diversiones y trabajos, digámonos adiós.
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