lunes, 8 de junio de 2020

Dicen, Sras. y Sres., que despedirse es morir …


       
                                            
Dicen, Sras. y Sres., que despedirse de la Alcaldía es morir un poco y tenía razón el primero que lo dijo,  porque  el adiós último, va precedido de múltiples adioses; aunque el adiós que tan amablemente, hoy me decís, quiera Dios que podamos intercambiarlo entre nosotros muchos años, pues no consiste en un adiós definitivo. Nos veremos debajo de  la  garrofera, contemplando el paso de los forasteros, en las fuentes, la de los siete caños y en la fuente vieja y moderna, sombreada, sombreada por copudos chopos; caminaremos juntos, muchas veces a la Cruz de San Pedro para pedir el agua, seguiremos unidos en la Cruz que el Jueves Santo, nuestras sufridas gentes  llevan sobre sus hombros y al son de las campanas tristes alguna vez y alegres en las Fiestas, rezaremos a una en nuestro templo. Subiremos al Saso y a la Sarda, bajaremos al río y a los huertos. Nos veremos en Liesa, en Castejón de Arbaniés, en Monflorite y Huesca, nos diremos adiós y cada vez que lo digamos, habremos muerto un poco, pero digámonos adiós, que nos hará más dulce y llevadero, ese llegar al Adiós Definitivo.
Por todo eso, os agradezco vuestra despedida y aunque resulte nostálgico, es dulce como es dulce la morriña galáica, la saudade portuguesa y la “crosira” aragonesa, porque si bien es cierto que me voy, “me voy, pero no me voy”, es decir que  aunque me voy, no me marcho.
Más triste está el puente, porque despide de continuo el curso de las aguas y él se queda eternamente.
Siétamo es el puente de esta vida y nosotros el agua y pasaron por él nuestros antepasados amigos y vecinos, pero tenemos suerte de estar en la badina, hasta  que  llegue  la  riada de la muerte. Comamos como pasta el ganado en sus orillas, bebamos como las golondrinas lo hacen con su rasante vuelo, cantaremos igual que canta el grillo y las ranas en verano; nadaremos como las madrillas y los barbos, porque jugaremos como juegan las polletas de agua y las verdes libélulas; trabajemos que es el sino que nos dio el Señor, y entre tragos, comidas, diversiones y trabajos, digámonos adiós.

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