lunes, 1 de junio de 2020

Estoy pasando unos días en el pueblo donde nací y me encuentro enamorado de su belleza.


Imagen de la Virgen de Etiopía , traída por mi hijo Mariano.

Cuando  al  madrugar me acerco al balcón, desde este mirador, sólo contemplo y gozo de la belleza de todo lo que está al alcance de mis ojos y de mi tacto, pues al asomarme al citado balcón, me agarré a sus barras de hierro, con lo que su creador el herrero, le aplicó el fuego de su taller y le  dio  martillazos, para que ese metal tan callado, se convirtiera en una obra de arte. Me asomé a  ese  balcón, con sus macetas expuestas,  plantadas de unas plantas florales, que aguantan el frío, el calor, es decir el otoño y el invierno y levantando los ojos hacia el horizonte, se alza elevado el Monte Anador. Hoy está bello, porque desde que volvió mi familia a vivir, después de la Guerra Civil, al lado de ese río Guatizalema, desde el mismo balcón que ahora uso como el punto del que se contempla el horizonte, veía el  Anador, donde en aquellos tiempos no había carrascas que lucieran ese color casi oscuro de sus hojas. Para la  Guerra Civil, los que pasaban por cerca de su cumbre, unas veces aguantaban los disparos y otras caían heridos o muertos, que les disparaban desde Siétamo y ahora, aquel bosque de carrascas que se elevan en el Monte Anador, cortarían la vista de los que disparaban sus fusiles. Durante la Guerra Civil, los que pasaban cerca de su cumbre, aguantaban los disparos que les hacían desde el espacio de los huertos de Siétamo y ahora, aquel Monte Anador, está  revestido  del color de un bosque de carrascas.
Desde el balcón, veo como  siguen por la base del Anador los coches y camiones, pasando por la Autopista desde Huesca hasta Barbastro  y viceversa y por debajo de ella corren las aguas del río  Guatizalema; desde Siétamo se ve el Pueblo de Pueyo de Fañanás  a orillas del río.
Me impresiona la belleza del paisaje, por el que ahora por la autovía se va a Barbastro,  la cual se aprecia, desde el balcón  de casa Almudévar y desde mi balcón se ven rodar rápidos coches y camiones ,en un sentido o en otro. Pero en los pueblos de Siétamo, Velillas y Pueyo de Fañanás ya casi no queda población humana y te acuerdas del cementerio, donde yacen mis antepasados, amigos y parientes, que allí descansan y donde yo mismo seré enterrado con mi familia.
Me da pena abandonar esta cuenca del río Guatizalema, que baja desde á Sierra de Guara a Pueyo de Fañanás y pienso si algún descendiente de mi familia, volverá a vivir en Siétamo.
Contemplo la belleza de nuestra Tierra  y me emociono leyendo el Salmo 148, que dice así: “Alabad al Señor, en el cielo, alabad al  Señor en lo alto.- Alabad todos los ángeles, alabadlo todos los ejércitos.-Alabadlo sol y luna, alabadlo estrellas lucientes .-Alabadlo, espacios celestes, y aguas que cuelgan en el cielo.- Alaben las nubes cristianas al Señor, porque Él  lo mandó y existieron.- Les dio consistencia perpetua   y una ley , que no pasará.- Alabad al Señor en la Tierra, cetáceos y  abismos del mar,- Rayos, granizo, nieve y bruma, viento huracanado, que cumple sus órdenes,-montes y todas las Sierras, árboles frutales y cedros,-fieras y animales domésticos, reptiles, pájaros que vuelan.-Reyes y pueblos del Orbe, príncipes y jefes del Mundo,-los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños,-alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime.- Su Magestad sube al Cielo y la Tierra; Él acrece el vigor de su pueblo.-Alabanza de todos estos fieles de Israel, su pueblo escogido”.
Estos días he visto en la Televisión un reportaje, que explica a Cristo en Abisinia o Etiopía y leyendo el libro de los Hechos de los Apóstoles(8.26), me encuentro, con una preocupación sobre el Cristianismo en Abisinia y mi corazón se sensibilizó al ver aquel antiquísimo  País, que desde hace muchos siglos, se ha preocupado por la Religión Cristiana.
Mi hijo Mariano fue como turista acompañando parientes madrileñas a visitar Abisinia y quedó admirando las iglesias antiquísimas, que conservan imágenes bellísimas de la Virgen María, cuidando a su hijo. A los pocos días llegó a Huesca una oscense, que enamorada de la antigua Tierra, donde hace siglos, ya amaban a Cristo. Me trajo mi hijo Mariano de Abisinia un cuadro de la Virgen cuidando al Niño Jesús, y rodeada de cabezas de ángeles ,que los acompañaban. Este cuadro lo he colgado donde conservo restos antiguos y lo miro y me quedo encantado del aspecto de aquella Madre con su Hijo, que durante muchos siglos ha sido venerada por los abisinios.
Allí, en un rincón de Africa, a  mí me parece que en un rincón de  Africa,  está escondida del Mundo, la raza negra abisinia, cuyos hijos están   adorando a Cristo.  A mí me parece que el Mundo no les ayuda a progresar materialmente, pero ellos siguen cultivando el culto a  Cristo. Una curiosidad existe en el Mundo del amor de los abisinios al culto cristiano, que ha sido abandonado desde hace siglos por el Mundo Occidental.
En la lectura del libro  de los Hechos de los Apóstoles, el ángel del Señor,le dijo a Felipe: “ Ponte en camino hacia el Sur, por la carretera de Jerusalén a Gaza, que cruza el desierto”. “ se puso en camino y , de pronto vió venir a un etíope; era un ministro de Candaces,  reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido en peregrinación a Jerusalén. Iba de vuelta, leyendo al profeta Isaías…Felipe se puso a hablarle y, tomando pie de este paisaje, le anunció el Evangelio de Jesús. Llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el abisinio y exclamó: mira agua y Felipe lo bautizó”.
Cuantos siglos hace que entró la fe cristiana en Abisinia, pero en Egipto entró el islamismo, y en él  quedan algunos cristianos  Coptos y Abisinia ha sido un País amante de Cristo y ha conservado su amor a  la fe cristiana.
La raza negra es clásica en la religión de Cristo, pero ¡cómo esa religión cristiana, no hace que ese pueblo progrese en adelantos materiales y espírituales!. ¿les ayudan los cristianos del mundo?

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