Cuando al
madrugar me acerco al balcón, desde este mirador, sólo contemplo y gozo
de la belleza de todo lo que está al alcance de mis ojos y de mi tacto, pues al
asomarme al citado balcón, me agarré a sus barras de hierro, con lo que su
creador el herrero, le aplicó el fuego de su taller y le dio martillazos,
para que ese metal tan callado, se convirtiera en una obra de arte. Me asomé a ese balcón,
con sus macetas expuestas, plantadas de
unas plantas florales, que aguantan el frío, el calor, es decir el otoño y el
invierno y levantando los ojos hacia el horizonte, se alza elevado el Monte
Anador. Hoy está bello, porque desde que volvió mi familia a vivir, después de
la Guerra Civil, al lado de ese río Guatizalema, desde el mismo balcón que
ahora uso como el punto del que se contempla el horizonte, veía el Anador, donde en aquellos tiempos no había
carrascas que lucieran ese color casi oscuro de sus hojas. Para la Guerra Civil, los que pasaban por cerca de su
cumbre, unas veces aguantaban los disparos y otras caían heridos o muertos, que
les disparaban desde Siétamo y ahora, aquel bosque de carrascas que se elevan
en el Monte Anador, cortarían la vista de los que disparaban sus fusiles.
Durante la Guerra Civil, los que pasaban cerca de su cumbre, aguantaban los
disparos que les hacían desde el espacio de los huertos de Siétamo y ahora,
aquel Monte Anador, está revestido del color de un bosque de carrascas.
Desde el balcón, veo como siguen por la base del Anador los coches y
camiones, pasando por la Autopista desde Huesca hasta Barbastro y viceversa y por debajo de ella corren las
aguas del río Guatizalema; desde Siétamo
se ve el Pueblo de Pueyo de Fañanás a orillas
del río.
Me impresiona la belleza del
paisaje, por el que ahora por la autovía se va a Barbastro, la cual se aprecia, desde el balcón de casa Almudévar y desde mi balcón se ven
rodar rápidos coches y camiones ,en un sentido o en otro. Pero en los pueblos
de Siétamo, Velillas y Pueyo de Fañanás ya casi no queda población humana y te
acuerdas del cementerio, donde yacen mis antepasados, amigos y parientes, que
allí descansan y donde yo mismo seré enterrado con mi familia.
Me da pena abandonar esta cuenca
del río Guatizalema, que baja desde á Sierra de Guara a Pueyo de Fañanás y
pienso si algún descendiente de mi familia, volverá a vivir en Siétamo.
Contemplo la belleza de nuestra
Tierra y me emociono leyendo el Salmo
148, que dice así: “Alabad al Señor, en el cielo, alabad al Señor en lo alto.- Alabad todos los ángeles,
alabadlo todos los ejércitos.-Alabadlo sol y luna, alabadlo estrellas lucientes
.-Alabadlo, espacios celestes, y aguas que cuelgan en el cielo.- Alaben las
nubes cristianas al Señor, porque Él lo
mandó y existieron.- Les dio consistencia perpetua y una ley , que no pasará.- Alabad al Señor
en la Tierra, cetáceos y abismos del
mar,- Rayos, granizo, nieve y bruma, viento huracanado, que cumple sus
órdenes,-montes y todas las Sierras, árboles frutales y cedros,-fieras y
animales domésticos, reptiles, pájaros que vuelan.-Reyes y pueblos del Orbe,
príncipes y jefes del Mundo,-los jóvenes y también las doncellas, los viejos
junto con los niños,-alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime.- Su
Magestad sube al Cielo y la Tierra; Él acrece el vigor de su pueblo.-Alabanza
de todos estos fieles de Israel, su pueblo escogido”.
Estos días he visto en la
Televisión un reportaje, que explica a Cristo en Abisinia o Etiopía y leyendo
el libro de los Hechos de los Apóstoles(8.26), me encuentro, con una
preocupación sobre el Cristianismo en Abisinia y mi corazón se sensibilizó al
ver aquel antiquísimo País, que desde
hace muchos siglos, se ha preocupado por la Religión Cristiana.
Mi hijo Mariano fue como turista
acompañando parientes madrileñas a visitar Abisinia y quedó admirando las
iglesias antiquísimas, que conservan imágenes bellísimas de la Virgen María,
cuidando a su hijo. A los pocos días llegó a Huesca una oscense, que enamorada
de la antigua Tierra, donde hace siglos, ya amaban a Cristo. Me trajo mi hijo
Mariano de Abisinia un cuadro de la Virgen cuidando al Niño Jesús, y rodeada de
cabezas de ángeles ,que los acompañaban. Este cuadro lo he colgado donde
conservo restos antiguos y lo miro y me quedo encantado del aspecto de aquella
Madre con su Hijo, que durante muchos siglos ha sido venerada por los
abisinios.
Allí, en un rincón de Africa,
a mí me parece que en un rincón de Africa,
está escondida del Mundo, la raza negra abisinia, cuyos hijos están adorando a Cristo. A mí me parece que el Mundo no les ayuda a
progresar materialmente, pero ellos siguen cultivando el culto a Cristo. Una curiosidad existe en el Mundo del
amor de los abisinios al culto cristiano, que ha sido abandonado desde hace
siglos por el Mundo Occidental.
En la lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles, el ángel del
Señor,le dijo a Felipe: “ Ponte en camino hacia el Sur, por la carretera de
Jerusalén a Gaza, que cruza el desierto”. “ se puso en camino y , de pronto vió
venir a un etíope; era un ministro de Candaces,
reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido en peregrinación
a Jerusalén. Iba de vuelta, leyendo al profeta Isaías…Felipe se puso a hablarle
y, tomando pie de este paisaje, le anunció el Evangelio de Jesús. Llegaron a un
sitio donde había agua, y dijo el abisinio y exclamó: mira agua y Felipe lo
bautizó”.
Cuantos siglos hace que entró la
fe cristiana en Abisinia, pero en Egipto entró el islamismo, y en él quedan algunos cristianos Coptos y Abisinia ha sido un País amante de
Cristo y ha conservado su amor a la fe
cristiana.
La raza negra es clásica en la
religión de Cristo, pero ¡cómo esa religión cristiana, no hace que ese pueblo
progrese en adelantos materiales y espírituales!. ¿les ayudan los cristianos
del mundo?
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