martes, 2 de junio de 2020

Guerra Civil o intervención de la política-revolucionaria.



Mi hermano Manolo y yo, en aquel año de 1936,  íbamos  en Siétamo a la Escuela, que había sido  construida   por  el  Dictador Primo de Ribera. Esta Escuela todavía sigue siéndolo en este año de 2019, después de estar cerrada unos años por falta de alumnos, hasta que una sociedad constructora, levantó la vida  del  pueblo  con  barrios  de  viviendas, construidos   en barrios nuevos
 Fue Maestro  de la  Escuela,  don José Bispe, que al llegar la Guerra Civil, lo encarcelaron y no lo mataron, pero murió, acaso por los sufrimientos que pasó.   
Ibamos  a  la Escuela, entre otros  niños  mi  hermano  mayor  Manolo y yo Ignacio, que al entrar en ella, puestos en fila los asistentes a la misma, éramos  inspeccionados por el Maestro, que miraba nuestras manos para comprobar su limpieza y con una pequeña  rama  de  mimbre, daba algún pequeño golpe en la manos de los que las llevaban sucias. Recuerdo, cuando en la Escuela se hacían elecciones políticas, donde los jóvenes, escalaban por las columnas férreas, que todavía permanecen, probando su fuerza y su habilidad. Los mayores se fijaban en las urnas electorales y los niños nos fijábamos  en  la  habilidad  de  otros  niños  y  jóvenes  que escalaban por las columnas.
 ¿Por qué ocurrieron aquellas cosas, para provocar la Guerra Tanto Civil como Internacional en España?.
La primera, la explica el libro  de  Agnes Hodgson “ A una milla de Huesca”: “En Julio de 1936,España poseía un Gobierno de centro izquierda elegido democráticamente y ese Gobierno fue atacado por una junta militar reaccionaria. Las potencias democráticas de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, lejos de prestar ayuda para la supervivencia de ese Gobierno  Legítimo,  siguieron  una  política  de  supuesta  neutralidad  que,  de  hecho ayudó a la junta militar a derrotar al Gobierno republicano”.
La situación de Europa occidental, apoyada por los Estados Unidos de América, estaba muy debilitada, pues Francia e Inglaterra, estaban a punto de estallar en guerra con los nazis alemanes y se daban cuenta de la situación en que podría quedar situada España, cuando su Gobierno era de izquierdas. Era una situación política terrible el convertir toda Europa en unas dictaduras totales y destructoras de la libertad de los ciudadanos europeos.  Por  un  lado  los Estados Unidos con Francia e Inglaterra querían defender la Democracia pero se oponían la Alemania hitleriana por un lado y el gobierno español oficialmente demócrata, pero con “la extraordinaria complejidad política del  Frente Popular” en España. Consecuencia de este Frente  Popular, se organizó en el Mundo el apoyo de “que los partidos comunistas mundiales tuvieran el papel clave en la defensa de la República española”. Porque sólo “esos partidos comunistas  fueron únicos los que llegaron a organizar las Brigadas Internacionales y a transportar los distintos tipos de material y la ayuda médica”. “Los historiadores han debatido hasta  la  saciedad  hasta  qué  punto los comunistas  catalanistas dominaron la defensa de la España republicana y qué proporción de los voluntarios internacionales (tanto en el seno de las Brigadas Internacionales como fuera de ellas) eran miembros del partido o simpatizantes que se expresaban políticamente como si lo fueran. Personalmente, creo que aproximadamente entre la mitad y los dos tercios del total eran o  comunistas  o  simpatizantes….”. Ayudaban a la República los partidos comunistas de Inglaterra, Francia, Canadá y Estados Unidos. Pero Rusia convertida en la Gran Sede del Comunismo Mundial, quiso apoderarse de España, luchando para instalar su gobierno en esta nación. En la sublevación de Franco, “cuando finalizó, en marzo de 1.939, el país estaba en ruinas: casi 500.000 españoles de ambos bandos habían muerto”.
Muchos hombres y mujeres se vieron atraídos por el sentido de que los voluntarios del Mundo tenían sensibilidad de seres humanos. Un hombre de esos fue Georges Orwell, que se hizo pasar por amigo de los “rojos” en su petición de hacerse voluntario para luchar en España. Estuvo  voluntario  en  Monflorite, debajo de Huesca, cayó herido y lo trasladaron al Hospital temporal de Siétamo y después marchó a Cataluña, de donde se escapó a Francia, cuando los comunistas lo quisieron hacer desaparecer.
Esto ocurrió en los alrededores de Huesca, mientras la prensa roja quería formar una idea noble de su ocupación, que era a nivel teórico una labor patriótica, pero con persecución de la sencilla población del campo aragonés, en su religión, su sensibilidad y su amor a la Paz. Efectivamente muchos de los habitantes de Siétamo huyeron de dicho pueblo. Un habitante de casa de Lobaco, huido y escondido en una casa del pueblo de Quicena, fue descubierto por los “ rojos” y fusilado. En el pueblo de Plasencia fueron fusilados por los sublevados buen número de republicanos. Ambos bandos de la guerra fusilaban unos a otros. Como vemos fueron perseguidos lo mismo los hijos de esta Tierra, que aquellos que vinieron a pelear por la que llamaban la libertad de España. Si, por que los motivos que buscaban la libertad de España apresando a los padres del pueblo e intentando llevar a sus hijos e hijas  a  las  tierras  de  Rusia. En Siétamo se quedaron muchas criaturas sin padres y en la puerta de Casa Almudévar, pusieron un camión al que iban subiendo los niños y las niñas para llevarlos a Rusia, pues sus padres o estaban en prisión o escapados lejos de Siétamo. De esa forma desterrando a los niños de Siétamo a Rusia, querían conservar o crear, no se sabe, una democracia roja. No se sabe, pues dicen que todavía quedan en Rusia algunos españoles, que fueron llevados a  ella,  durante  la  Guerra Civil.
 En ese camión, aparcado delante  de  Casa Almudévar y convertida en Cuartel, donde tenía su despacho el jefe político  Durruti, anarquista y guerrillero, comenzaron a subir para ser desterrados al paraíso comunista, los niños y niñas de Siétamo. En  primer  lugar debían ser trasladados a Barbastro, donde corrió la sangre de muchos de sus habitantes y de sus sacerdotes, religiosos y personas pacíficas y desde allí volar a Rusia.  
Había ya comenzado el acceso de los niños y niñas al camión, pero un oficial republicano de baja estatura corporal, pero de una gran talla moral, bajó del cuartel, situado en casa de Almudévar, con un sable, como me cuenta la señora Joaquina que era exageradamente largo para su estatura, pues le arrastraba por el suelo la punta de tal sable. ¡Cómo se acuerda la señora Joaquina de los detalles del sable del oficial republicano, en medio de  esa catástrofe!. Me dice la señora Joaquina que su corazón no admitía el destierro de su Patria, de su casa, de su pueblo, de sus vecinos y amigos. Y aquel militar republicano ordenó que no siguieran subiendo al camión aquellos jóvenes y que bajaran el resto. Me dice la señora Joaquina que el corazón del militar para los niños no admitía el destierro de su Patria y ordenó que no siguiesen subiendo niños al camión y que bajaran el resto. Ese portador de la espada era el representante de España y no estaba de acuerdo con  las  disposiciones  inspiradas  por  Rusia, que le daba más importancia a su dominio mundial, por medio del comunismo. La memoria de la señora Joaquina me ha recordado los nombres de muchos de esos jóvenes niños de Siétamo, a los que querían desterrarlos de España a la fría y lejana Rusia. Me ha recordado a otros, entonces niños y niñas, como Rafael de Gaspar y sobre todo a ella misma o sea Joaquina Larraz, que me ha nombrado a muchos de  estos  niños,  que  querían  expulsar de nuestra Patria, como sus hermanos Carmen y Antonio. También a sus vecinos de la calle del  Valdecán, a los hijos del herrero de la Calle Alta y un enorme grupo de hijos de Siétamo, de cuyos nombres ya no me acuerdo, pero sí de su imagen, que conocí cuando iba a la Escuela. 
El ambiente de Siétamo era horrible, pues sus edificios se estaban convirtiendo en ruinas, a los niños quisieron hacerlos desaparecer del mapa de España y muchos “rojos “ de Siétamo se pusieron a fusilar en las paredes de la Huerta, a un pariente, natural de Fañanás, hermano  de una señora que ejerció de Maestra en Siétamo y unos vecinos de este mismo lugar, mataron en Los Molinos de Sipán a varios trabajadores, que allí vivían. Destruyeron en su obra destructora la casa y el Molino de Olivas de José María Calvo.
En una revista de la Guerra Civil, el sacerdote hermano del Cardenal Javierre, escribió sobre dicha Guerra y contaba en sus libros las muertes violentas. En una Revista que se publicaba en la Guerra Civil, sale un artículo, en el que dice que una Compañía de soldados gubernamentales, estaban tomando el sol en las orillas del río Guatizalema. Pasó por su lado un Comisario Rojo y les abroncó por no luchar en la conquista del pueblo de Siétamo. Eran dos cuerpos, uno militar y otro revolucionario y no se entendían.
Pero en esa Guerra se siguió luchando y se derramó mucha sangre española por los campos y ciudades españolas. En el frente de Teruel murió mi joven primo, de apellido Narbona y un pariente suyo de Huesca trajo su cadáver de la Guerra Civil al cementerio de Huesca.  
A mi doble primo Jesús Vallés Almudévar, intentaron destruirle su sensibilidad, fusilando en su residencia de Fañanás a su buena madre y a un joven hermano, dejándolo abandonado en su casa de Fañanás. El alcalde de este pueblo, hombre analfabeto, ordenó la muerte de su madre y de su hermano y sintió su corazón lleno de alegría al hacer correr la sangre inocente de mis parientes. Como no sabía leer, se dejaba llevar por las teorías salvajes de la muerte y así esperaba alcanzar el amor entre los ciudadanos del pueblo. Mi doble pariente Jesús Vallés Almudévar, perdonó la muerte de los suyos y al acabar la Guerra Incivil, perdonó a aquellos asesinos y se hizo sacerdote.
¿No estamos delante de la vida y de la  muerte?. La vida de una madre y de un hijo, fusilados por un analfabeto, desaparecen de la vida, para alcanzar la felicidad de ese alcalde analfabeto.  
En esta madre y en su hijo, se van de este mundo la justicia y llegan el odio y el deseo de una nueva justicia. En el corazón de mi pariente el niño Jesús Vallés Almudévar, se da cuenta del odio y de la injusticia y busca una dicha espiritual, haciéndose sacerdote, para olvidar el odio y la injusticia que abundan entre los hombres.
Murió Mosen Jesús Valles Almudévar trabajando en la liturgia de la parroquia de San Pedro el Viejo, pero ya no volvió por el pueblo de Fañanás. Se acomodó en una antigua casa de Vallés en Castilsabás, al pie de la Sierra de Guara donde iba en numerosas ocasiones a meditar en sus familiares asesinados, al mismo pie de dicha Sierra.
No comprendemos los hombres nuestra estancia en este mundo y van pasando las generaciones humanas por este mundo, pero los hombres seguimos siempre pensando en nuestra vida que es corta y en el progreso mental, que es corto.
Jesús Vallés pensó el resto de su vida en la otra vida y esperó que el Señor lo recibiera en el Cielo.


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