lunes, 22 de mayo de 2023

El ferrocarril y la autovía por Canfranc 1ª Parte

 


Canfranc estación

Los Pirineos han sido siempre un “Pais”, francés y español, abandonado, sobre todo, por el Sur. Al francés Luciano Briet, en 1913, la Diputación Provincial de Huesca, en colaboración con la Real Sociedad Geográfica de Madrid, le dieron la oportunidad de publicar  el libro “Bellezas del Alto Aragón”, en la Imprenta de Justo Martínez, en el Coso Bajo,  nº 4. El escritor  Ricardo De Beltrán y Rozpide, en 1913, escribe el Prólogo del libro de Briet y dice que “aquellas gigantescas moles montañosas de tonos marmóreos con sus grandes manchones de nieve y enormes hendiduras, por cuyas profundidades se despeñan los torrentes…todo  ello es lo mismo que en los días de Felipe II, porque, como dice un moderno  pireneista  francés (Briet),  el Alto Aragón, es la raya de Francia, que exhala todavía el perfume de las tierras vírgenes; allí no se oyen los cascabeles  de la Diligencia, ni mucho menos, el silbido de la locomotora, allí no se han removido ni pavimentado, gargantas ni desfiladeros para abrir carreteras.

De la misma forma que ya no se escuchan los cascabeles de las diligencias, tampoco se escuchan los silbidos de las locomotoras, porque aunque en el año 1928, se abrió la Línea del Canfranc, más tarde se cerró. En  1970 cayó el puente de L´Estanguet y allí se abandonó esa vía ferroviaria, que tanto sacrificio había costado a los aragoneses, concretamente a los de mi pueblo, según me dijeron, algunos de ellos.  



“Todo ello es lo mismo que en los días de Felipe II, porque como dice un moderno pireneista francés (Briet), el Alto Aragón, en la raya  de Francia, exhala todavía el perfume de las tierras vírgenes”.                                                                                 El año 1020, ya fue famoso el apellido  de  los Bardaxí, y en 1462 es nombrado “Antonio Bardaxí”, como Señor Jurisdiccional de San Juan de Plan y justicia de todo el Valle. Así como el escritor del Prólogo del Libro de las Bellezas del Alto Aragón, escribió en 1913, que “todo es lo mismo que en los días de Felipe II”; yo me acuerdo de que los Bardaxí, siguieron viviendo por el Pirineo, hasta la mitad del siglo XVI y que en aquellas fechas, Felipe Bardaxí fue bandolero y espía del Rey Felipe II. El citado Felipe Bardaxí, tenía atemorizados a los hijos del Valle, hasta que lo mataron en San Juan.

En Graus se conserva la casa de Bardaxí de Puyarruego, cuyos miembros bajaron a vivir a Graus, en una casa  hermosa, en la Plaza Mayor.

Esta familia de Bardaxí de Puyarruego, vivió antes en este pueblo, con una capilla de San Victorián, en su casa, pero al vivir en Graus se casó el heredero de tal casa, con María Ana Azara, la única hermana de los numerosos e inteligentes Azara de Barbuñales. Estos Azara eran amigos del Ilustre Conde de Aranda y entraban en Siétamo a visitarlo, así como a sus parientes, los Azaras de Siétamo. Por aquellos tiempos, en Siétamo se casó una Azara, con un Almudévar, venido de Barluenga y en mi casa se conserva el escudo de los Azara, habiéndose destrozado otro, construido por los Azara, en la Parroquia de la Iglesia, dentro de  casa Almudévar. La no numerosa población de aquellas tierras del Alto Aragón pertenecía a la Infanzonía. “El Rey Pedro IV de Aragón firmó el año de 1360, el día 28 de Abril, en Zaragoza, un privilegio reconociendo la Infanzonía de todos los habitantes de Puyarruego”.




Los Pirineos son una enorme cadena montañosa, que algunos conciben como un patrimonio a partir entre Francia y España, como se ve, por ejemplo, recordando la Historia de Navarra, del Béarn y de Aragón. En el Tratado de Verdún el año 843, se declaró al Béarn parte de Francia, pero durante siglos osciló entre la independencia y la sumisión, a Francia, a Aragón, Navarra e incluso a Inglaterra. El Béarn participó en la Reconquista de Almudévar, Zaragoza e incluso Valencia. Numerosos pueblos del  Alto Aragón fueron fundados por los bearneses, como Buil y otros en Valencia. El pueblo tenía necesidad de vivir en común con el Midi y todavía quedan en el Pirineo, pueblos que llevan a apacentar sus vacas al otro lado de la frontera. Otros, como Ansó, en invierno, llevaban sus ovejas a la Tierra Baja, pero sus mujeres, subían a Oloron a realizar trabajos caseros. Por los pueblos de Torla, acudían para las fiestas de los pueblos, del lado francés, y eran obsequiados con pollos, que exhibían en sus bailes y a los que hacían correr carreras. Se casaban los del Sur y los del Norte, con mozas francesas y españolas y algunos bajaban a vivir a España, para no ir a las guerras coloniales. En Hecho  todavía queda la costumbre de ir a la Escuela de Oloron,  como lo sigue haciendo Hugo García, que tiene un comportamiento alegre y optimista. San Eulogio de Córdoba, subió a Siresa, por donde se cruza el Puerto de Palo. Allí, en Siresa,  se encuentra el antiguo Monasterio que hay encima de Hecho, donde copió, igual que en el Monasterio de Leire, antiguos escritos más antiguos. Por esa Frontera pasaban los peregrinos de Santiago de Compostela. Era,  además el camino por el que se bajaba desde el Bearn a Zaragoza y por donde bajaron los bearneses, que fundaron pueblos, como Buil y otros, en el Alto Aragón, conquistaron Almudévar y Zaragoza. En Valencia fundaron, otros grandes pueblos. En Navarra y Siresa estuvo Eulogio de Córdoba por los años de 849 y 451. Era alojado por los monjes del Monasterio de Leire.  

Como digo en el principio de este artículo, todos los habitantes del Pirineo, franceses y españoles, tenían la misma ilusión Pirenáica.

Cuando me acuerdo del Bearn, se despierta en mi corazón aquella poesía, que dice:”Douce France, douce France, le pays de mon enfance”, porque de allí bajaron a Almudévar, mis antepasados, a los que se les cambió su nombre original por el árabe de Almudévar.Dicen que el castellano en los años de 1572, se conocía por muchos bearneses, que estaban unidos al pueblo de Navarra, que tenía la disglosia  vasco-castellana. En 1529, nació el poeta, que coleccionó una serie de poesías latinas, francesas,  italianas, vascongadas y castellanas; se llamaba Bernad du Poey. Era bearnés,  como el Rey Enrique III de Navarra, rey en 1572 y de Francia con el nombre de Enrique IV, en 1589.

Le dedicó a su príncipe Don Enrique de Bandoma, los siguientes versos en castellano:

A Don Enrique de Bandoma. Mirad al que luce así, entre las estrellas,-Y más que otro ninguno resplandece,-Que las pasadas famas todas ellas- A éste cederán que aquí parece:-Don Enrique de Bandoma se llama,- Cuyo valor tan claro se parece-Tema cual ves eterna fama,- Y dará mucha luz a Francia con su fama.

Este poeta estudió en Pau y en Oloron,donde actualmente estudia el sobrino de mi amigo Piku.

En Francia se hicieron banqueros los hermanos Casaus,tíos de mi padre Manuel Almudévar Casaus, que se establecieron en Huesca. Todavía quedan en mi casa recuerdos de sus muebles y un cuadro, en que aparecen los campesinos franceses, bailando bailes regionales.

El Conde de Aranda, aragonés, español y embajador en varios países de Europa, iba desde Siétamo a un balneario del Midi. Mi abuelo Manuel Almudévar Vallés, hizo  lo que tantas veces y en tan variados tiempos, han hecho otros españoles, es decir pasar a Francia, en huída política, huyendo con el señor Vilas el dueño de Las Castañas de Mazapán y Borau de Liesa. Era los tres carlistas y huían de los liberales.

Todavía pervive la devoción a San Urbez en los Pirineos, hasta el Somontano en el pueblo de Ola. Este santo vino de Burdeos, e hizo de pastor en muchas zonas de la Montaña y fue, al parecer superior en la iglesia de La Onsera, en la Sierra de Guara. Dicen que en los siglos III y IV y en el siglo V, llegaron  los bárbaros y en Puyaruego, San Victorián fundó un Monasterio, en tiempos tan antiguos.

Carlomagno, nacido en el año 794, recorrió Navarra y Aragón hasta Zaragoza. Tampoco este gran Emperador consiguió resolver los problemas de identidad de los Pirineos.

Se vivieron también luchas con los protestantes, como los cátaros, en cuyo combate participó Felipe II, con la colaboración  de los Ballarín de Puyarruego.

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