domingo, 21 de mayo de 2023

LAUBURU en Vascongadas y en Aragón



Los aragoneses al lauburu, lo conocen algunos con el nombre de “relligada”, que quiere decir “atada”, como si se hubieran ligado ente sí, como forzadas, las cuatro hojas circulares o extremos, de una cruz gamada o lauburu.
Ahora se hace una enorme propaganda de los lauburus vascos, y están casi olvidadas las “relligadas” aragonesas, que son los mismos instrumentos antiquísimos y que casi nadie los venera, con tal nombre  de “lau”, que significa cuatro y “buru”, que quiere decir cabeza. Hay quien conoce al lauburu como Cruz Vasca o esvástica y hay quien les dió el nombre de “relligadas”, cuando el idioma vasco se prohibió usarlo en Huesca, según Don Federico Balaguer, el año de 1350. En Aragón  es extraño que además se busquen otros nombres de distinto  origen,  cuando los  lauburus,  se han denominado como tales, durante siglos, en Aragón. ¿Quieren los vascos y muchos aragoneses, olvidar el nombre de lauburu, cuando en pueblos aragoneses  y vecinos de Navarra, conservan los nombres vascos de Alerre, Ayerbe y Chabierre o Jabierre y Ligüerri?. Arbaniés está debajo de la Sierra de Guara y en esta misma Sierra se encuentran los restos del pueblo de Isarre, así como cerca de la navarra Sangüesa, se encuentra el aragonés pueblo de Isuerre.
 El lauburu lo han convertido en un símbolo, como el más  significativo  de la identidad vasca.
 Este símbolo se aprecia en todo el País Vasco, principalmente en Pamplona, con el que quieren identificar algunos la política, y la mayoría de  la identidad y de la cultura vasca.
En tanto los aragoneses que poseemos multitud de lauburus por todo nuestro territorio, no nos acordamos de él y muchos aragoneses ya no saben si existe la Cruz de las cuatro cabezas, como algunos recuerdan a aquellas cabezas moras, que había en la Plaza del Castillo de Pamplona, enterrados bastantes moros. En el escudo de Aragón se exhiben  cuatro cabezas cortadas de moros. El lauburu es hoy uno de los símbolos, que caracterizan la identidad de Vascongadas., y los aragoneses nos olvidamos de tal símbolo. No es raro pensar en las cabezas de los moros, en aquellos tiempos de la Reconquista, en que algunos identificaban cuatro cabezas moras en un lauburu  y en algún escudo.
El lauburu es una cruz con brazos curvos, que a veces se han representado cuatro (lau) con sus cabezas (burus), que en otros tiempos algunos han identificado con los lauburus vegetales o trébol de cuatro hojas.
Francisco San Roman en Arbanies (Huesca).
Pero yo no me puedo olvidar de tales signos, porque en el pueblo de Arbaniés, de nombre casi exactamente igual al de Arbuniés de Navarra, en una casa donde ya no vive nadie, porque se va  despoblando Arbaniés, pueblo en el que vivió, el todavía vivo señor Francisco San Román. Antes de la Guerra Civil, cuando todavía era un niño, repartía el pan por los pueblos cercanos, como Castejón de Arbaniés, Loscertales y Coscullano. En Coscullano, en el armario de una vivienda se exhibe un lauburu, tallado en madera. Y a la casa de Arbaniés, en la que nadie vive, le saqué una fotografía, delante del portal. En la piedra clave del arco pétreo, que sujeta la puerta de madera de la casa, está tallado  un hermoso lauburu. Está comunicado con la punta de un corazón tallado también  en piedra, que parece sostener el lauburu con su punta inferior, convertida en superior, pero éste no tiene sus cuatro hojas inclinadas hacia la derecha, sino hacia la izquierda.
¿Qué querrían decir los que en aquellos tiempos tan remotos, hacían girar unas veces las extremidades del lauburu, hacia la derecha y otras hacia la izquierda?
Desde luego que los usuarios de los lauburus, los usaban  como unos instrumentos sagrados, que servían a los hombres para regirse, por el tiempo de las lluvias y por las épocas de sequía y por los fenómenos, no sólo atmosféricos, sino del  pasado y del  futuro.
 La forma geométrica representada por una cruz gamada, es y ha sido un símbolo muy antiguo, que se ha usado en muchas culturas, extendidas desde Extremo Oriente, el Tibet, y que se ha registrado en Europa ,como en Finlandia, la Europa Occidental, sin olvidarse,  incluso  de la América del Norte.     
Yo, casi todas las veces que paso por Arbaniés, paro el coche y me pongo a contemplar el hermoso y original lauburu de piedra, que se alza en el vértice del arco central del portal, de una casa.
Un día cualquiera  subí a mi amigo Francisco, a contemplar el lauburu de la casa de Arbaniés, donde vivió antes de la Guerra, durante ella y unos años después. Se fijó en el huerto con su balsa, sus higueras, sus manzanos y membrilleros,  donde ya no había verduras ni frutos, porque hacía ya muchos años que ya no cultivaba nadie su escasa tierra. Arbaniés está al pie de la Sierra  de Guara, como el pueblo de San Román de Panzano, donde nació Francisco y su corazón estaba embriagado del recuerdo de su vivienda, conocida como casa Bosque, donde había nacido. Pero lo que recordaba con emoción  más vieja era el viejo lauburu,  como si fuera un escudo, como tantos se exhiben por el Somontano de la Sierra de Guara, que todavía luce en el arco de piedra. Producía en el cerebro de Francisco esa vejez del lauburu, una confusión que ya le había hecho perder, el arte de distinguir un lauburu de un escudo de los infanzones. Le pregunté si recordaba el laububu, que presidía el portal de su casa natal. Me dijo que recordaba dicha piedra esculpida, como uno más de los numerosos escudos, que se alzan en el Somontano de Guara, pero que en su memoria no se conocía la existencia de aquellos antiquísimos lauburus, navarro- aragoneses. No tenemos los aragoneses en nuestro cerebro el recuerdo de esa riqueza cultural, pero el corazón de Francisco estaba bañado por la historia y por el amor a su olvidada tierra. Hoy se encuentra solo el lauburu en Casa Bosque, como llamaban a la de Francisco y este señor  vive en Huesca. Estaba dicha Casa Bosque, muy cerca de la  Casa del cucharero, que tallaba las cucharas en madera. A su lado estaba Casa Marco, que se dedicaba a la agricultura, labrando la tierra con una yunta de vacas. En Casa Bosque, Francisco convivió con el señor Pablico y su señora María. Hoy en día el lauburu  está solo, pero antes se formaban corros de amigos, en la puerta debajo del lauburu, y hoy en día, ya no aparece por sus cercanías ningún vecino, pues los que no murieron se marcharon a Francia. Y en el pueblo de Arbaniés del Ayuntamiento de Siétamo, se acabará su relación, con el lauburu totalmente, pues a pesar de tenerlo en la puerta de  Casa  Bosque, durante muchos años, ya no se conocía el habitante de la casa y su lauburu. Dicho lauburu es el más bello del Somontano oscense. Cerca de él,  en Coscullano, se encuentra otro, tallado en la puerta de un armario. En Velillas se exhibe, otro esculpido en piedra y en Torres de Montes hay dos parejas,  de los que uno gira hacia la derecha y otro hacia la izquierda.
Al acabar la Guerra Civil, hay quien afirma que   emigró  un setenta por ciento de su población. Francisco tuvo también que emigrar a la provincia de Gerona, donde permaneció unos sesenta años.   
¡Qué pena, que Francisco, hijo de la Sierra de Guara, no supiera que lo que él creía un escudo, era sencillamente algo más antiguo, un lauburu!. Porque en las proximidades de Arbaniés, no están solamente, el lauburu, por debajo del cual entraba y salía en su vivienda durante muchos años, el de Coscullano, el de Velillas y los de Torres de Montes, sino que por el Norte y el Oeste, se alzan una gran cantidad de lauburus.

Mi amigo Francisco, es poeta y siente en su mente los recuerdos, que le proporciona su casa de Arbaniés,pues afirma en una de sus poesías:”Arbaniés,este es mi pueblo, aquel que sufrió la guerra- de terrenos muy ariscos, y el llano junto a la Sierra,- con gentes trabajadoras, sin riqueza,en esta Tierra- con sus campos de secano y esasa casas con miseria”.Su corazón entristecido como aquel en que está depositado el lauburu,piensa: “Mi voz debe de sonar,debe sonar,mientras viva- y pensar que mi familia nunca abandone mi Tierra.-Mu voz debe de sonar, a música mañanera-de guitarras y bandurrias y los cantos de mi Tierra”.
En el pantano de Vadiello, por donde pasa el río Guatizalema, que continúa por Arbaniés , se encuentran los Mallos de Vadiello, entre los que se encuentra el Mallo de Ligüerri y los Llanos de Larri. Forman todos los Mallos que se alzan como grandes paredes, aisladas alrededor de Vadiello, como una muralla alrededor del pantano. El río Guatizalema discurre por debajo de los mallos de Ligüerri, y se van encontrando con el río, los Barrancos de Escometere y de Lazas. Entre aquel paisaje original, a escasos kilómetros de Huesca capital, se encuentra el Barranco de Isarre junto a los Mallos de Ligúerri y por los mallos de Lazas. Esco,  en vasco quiere decir pan, pues es un pueblo muerto a orillas del Pantano de Yesa. En Vadiello se une la palabra “esco”, unas dos veces, con otras palabras
En el vocablo latino, al lauburu se le llama lábaro. Han sido también utilizadas esvásticas curvilíneas con cuatro o más brazos, en Aragón. En algunos pueblos pirenáicos, llaman “cuatro fuellas” o “religadas”, a estos lauburus. Puede también tener su origen el lauburu en el trisquel y el tetrasquel, encontrados en Vizcaya.
 La Humanidad siempre se ha preocupado de la Creación del Hombre y se ha preocupado de su origen y de su porvenir y el hombre se ha preocupado en todos los lugares de la Tierra, de comunicarse con Dios o con los dioses. Y el ser humano se ha preocupado de conocer a Dios, identificándolo, a veces, con el sol, para conocer las edades de la Humanidad. Y se preocupó con los lauburus, de conocer la vida y la muerte. Si el lauburu gira a la derecha, representa la vida, y si gira a la izquierda, representa la muerte. Es también un símbolo de la energía o nulidad masculina y un profeta a de la debilidad femenina.
“Cuatre fuellas”,aparece escrito en un lauburu de Casa Casalera, en la Montaña oscense. Ha sido el lauburu un instrumento que ayudaba a pensar en hechos religiosos o históricos, con recuerdos pasados por la sociedad y con profecías. Para eso la imaginación del hombre, dispuso de varios instrumentos, como el  lábaro o él lauburu, para tratar de aclarar su pasado y su destino. Su origen en la Historia es insondable, pero el lauburu  sirve de asociación del pensamiento humano entre cristianos y paganos, pues ambas mentalidades han pensado y piensan en el pasado y en futuro. Se usaba el lauburu como un amuleto, ya en tiempos prehistóricos, considerándolo como un símbolo del Sol. Dicen que las cabezas de la vertical dan a mostrar la expresión femenina o los elementos del fuego o del agua. Las cabezas horizontales representan la energía masculina, unas veces mental y otras físicas y también las acciones del aire y de la Tierra.
La antigüedad representa que al lauburu no se le conoce la fecha de su nacimiento y que estos signos primitivos, representan a toda la Humanidad, que tiene un origen común.
Está Aragón lleno lauburus, como hemos visto, alrededor de Siétamo, pero es muy fácil encontrar otros por toda la Provincia. He comenzado por el lauburu de Casa Casarela del pueblo de Pueyo de Tena y repasar los de Susín Biscarrués, Biel, Larués, Orés, Santolaria de Gallego, Piedra Morrera, Ardisa y Valpalmas.

A toda la Humanidad representan los lauburus o esvásticas, como ve en esas cruces, que en su interior, se ven cruces cristianas.

Cruz de Bidarray (Francia)

En Francia, al lado mismo de la frontera con Huesca se encuentra Bidarray, en la Baja Navarra y en su Cementerio se encuentra una Cruz, con un lauburu en su centro.


Cruz de Fanlo (Huesca).

Pero el mismo caso se presenta en Fanlo de Sobrarbe, con una Cruz de Piedra, en cuya cara, se exhibe un Lauburu. 
Piedramorrera (Huesca)
En Piedramorrera se encuetra otra cruz, con un lauburu incorporado a ella.
Pila Bautismal de Fago (Zaragoza).
Y en la Pila Butismal de Fago en Zaragoza, se manifiesta con gran claridad y buen gusto un lauburu.

Esta pila bautismal puede servir para volver a Aragón los lauburus que derraman los navarros. Y si antiguamente las pilas bautismales, se utilizaban para dar a los humanos un porvenir cristiano, hoy tendrán que señalar además el porvenir material del pueblo aragonés. 

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