“San
Martín de la Bal d´Onsera es una ermita, probablemente de origen visigótico,
Cuya actual construcción responde a una reedificación del siglo XVII con
añadidos o reformas de los siglos XVII que se encuentra en la zona meridional
de la Sierra de Guara, en Aragón.” En la parte de la Sierra de Guara no
pudieron colonizar con autoridad su dominación colonizadora y por esa
circunstancia, los monjes cristianos se escondieron en aquellas dependencias de
la Sierra, como aquellos que no se podían ponerse al alcance de los moros. Pero
hay que señalar que en la parte serrana de Guara no podían entrar a dominarla
los moros, sino que hubo una convivencia pacífica entre moros y cristianos. De
esta forma se dieron circunstancias en las que un cristiano, que vivía en Siétamo se enamoró de una hermosa
joven mora , hija de nobles moros. Por esta circunstancia, se enamoraron y
murieron, siendo enterrados en el Pequeño pueblo, de Ola, cercano a Siétamo,
que, era utilizado por los difuntos moros.
Yo no he podido encontrar su sepultura común, pues han pasado muchos años y mi
deseo de encontrar una sepultura común, no me resultó posible. Encontrar una
sepultura de un cristiano con una mora, me resultó imposible, pero siempre que
bajo a Ola, voy a su cementerio a recordar aquella mala convivencia entre moros
y cristianos. Yo le cuento a mi pariente OTAL, estos sentimientos dolorosos
entre cristianos y moros.
San
Urbez fue en época de España habitada sólo por cristianos, habitante de parte
de Francia, pero la invasión de los moros, dividieron España en una zona
dirigida por los Árabes, que supieron llegar a penetrar en Francia. Los Árabes
llegaron a dominar España y los Cristianos tuvieron que luchar, hasta que
pudieron echar de España a los citados moros. La lucha entre árabes y
cristianos duró desde que San Urbez, se hizo religioso cristiano por uno año de
los setecientos y pico.
Y
tuvo que organizar la vida cristiana de los cristianos en lo alto de la montaña
de Guara, donde al principio algunos eran monjes particularmente, que fueron
pasando a ser Monasterios de Monjes Benitos, entre los cuales vivió y murió
allí San Martín Monje, que por los años de 802, dio el Hábito de Monje a SAN
URBEZ. En el Convento existe una fuente milagrosa, a la que acudían los
enfermos a beber el agua milagrosa, que se encuentra mana en la iglesia frente
al Altar mayor del Santo y de la virgen morena. Esta protección milagrosa hace
acudir a procesionar a varios pueblos de la Comarca, como Santolaria la Mayor,
Apiés, San Julian, Barluenga, Castilsabás, Chibluco, la Almunia del Romeral y
Fornillos.
“Adorando
con fe y devoción, su Reliquia, SAN MARTÍN a sus devotos”. Hay en estos
momentos numerosos devotos del Monasterio de San Martín y entre ellos se encuentra mi hijo IGNACIO,
que es y ha sido un devoto de San Martín de la Valdonsera. Ha recorrido todos
los lugares de los Pirineos acompañado por numerosos amigos, en que vivió San
Urbez. Y aunque no es fácil de llegar a la ERMITA, cuando ha tenido la afición
de acompañarse con sus amigos devotos de SAN MARTÍN, lo ha realizado con un
espíritu de sacrificio y antes de ir a rogar al Santo, ha acudido a la Ermita,
para llevar a ella y depositarla en la Ermita, varios fajos de leña, para que
el día que tuvieran que dormir en la santa ermita, sintiesen la devoción que
les diera el calor, no sólo de sus
almas, sino también de sus cuerpos. A los pocos días fueron a rezar a la
iglesia de San Pedro de Huesca. Cuando al acabar la procesión en la iglesia les
estábamos esperando muchos oscenses. Venian andando desde San Martin de la
Valdonsera. Tiempo después fue el mismo Ignacio el que se contagió del virus
del COVID. Entró en el Hospital y parece un milagro que los médicos y
enfermeras salvaran su vida. A la salida del hospital se puso Ignacio de
rodillas delante de médicos y enfermeras. Y ante aquella prueba patológica
siguió peregrinando a San Urbez.
Como
San Urbez hizo de sacerdote y de pastor en Ola, mi hijo fue a este pueblo a
contemplar una enorme losa de piedra donde dormía San Urbez. Pero a pesar de la
proximidad de Siétamo a Ola, después de pasar la enfermedad no ha ido sólo a
Ola sino que ha seguido peregrinando a rezar a San Urbez para darle gracias por
las vidas que ha devuelto el Santo a muchos enfermos del COVID.
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