Ante la oración de los fieles la supuesta sangre del santo pasa del estado sólido a líquido. Un fenómeno que se conoce como el milagro o prodigio de la licuefacción de la sangre del obispo mártir de finales del siglo III y principios del IV.
El
medio ambiente que nos rodea, conforma nuestra manera de ser. Todos sabemos que
los suecos y los irlandeses son un tanto taciturnos por estar eternamente
revueltos entre brumas. Y a todos es
patente que los andaluces y napolitanos son bulliciosos, por que el sol
mantiene su sangre en permanente ebullición. Esto naturalmente, ocurre con los
vivos, ya que los muertos no tienen sangre. Pero es curioso que la sangre de
San Jenaro, que fue cuidadosamente recogida en una ampolla de cristal, también
entra en ebullición en ciertas ocasiones. Y esto ocurre en Madrid y en Nápoles,
situadas ambas ciudades en países meridionales. Sería absurdo que este
acontecimiento tuviera lugar en Ámsterdam o en Estocolmo. Y ciñéndose al
entorno de Huesca, hemos podido observar que ese entorno ha conformado un
artista: Ángel Garces. La ciudad y el ciudadano se han compenetrado de tal
forma que no viven en su idílico únicamente el presente sino que también
persisten las nostalgias. Estas son difíciles de plasmar en colores y por eso
las retrata en negros grises y blancos. Digo las retrata porque al mirarlas, se
ve uno sumido junto al “carrico de las mujeretas”, en el mercado viejo o en
casa de Carderera, visitando a doña Pilar Carderera Almudevar, con sus
impertinentes, su tirilla en el cuello y apoyada en su bastón de ébano. Sabe
también presentarnos presentes como la travesía de Latre, que nos hace temer que
un día la piqueta los haga pasados. Y cuelga en su exposición retratos de
mujeres y de niños, esta vez en colores por que representan primaveras en flor,
prometedoras de futuro.
La
sangre de San Jenaro, dentro de una ampolla es una nostalgia, de color apagado,
pero cuando entra en ebullición adopta el mismo color que la sangre de los
vivos, retratados en los cuadros de Angel. Pasado, presente y futuro del medio
ambiente de Ángel: Huesca.
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