El herrero de Monflorite, a nueve kilómetros de Huesca,
cuando en una conversación con algún cliente, le daba la impresión de que le
mentía, o cuando hablaba de política y su tertuliano le llevaba la contraria,
le decía. “cállate que tendrás que vomitar las plumas”. No se refería a las
plumas estilográficas de los políticos que continuamente están discutiendo por
escrito (probablemente de dineros), sino a las plumas de las aves que ingerían
los falcones, en el monte de su pueblo de Monflorite. Está claro que no se
podía interpretar con precisión, ese vómito de plumas o pesetas, a las que
muchos de esos hombres públicos, se habían tragado, no sólo chupado. ¿ De donde sacaba y a donde
se dirigía el herrero, con la acción de vomitar las plumas?. A algunos les
debía parecer que era una forma de
refrán antiguo, que por sí mismo no se podía entender, pero observando la vida
del herrero, quedaba clara la interpretación del “vómito de plumas”. Él vivía
el ambiente de su pueblo y se miraba hacia la Iglesia y al viejo Palacio de los
Duques de Villahermosa y en ellos contemplaba el vuelo de los vencejos o
gaviones, parecidos a las golondrinas, pero que no pisan el suelo, sino que
anidan en los elevados tejados de los citados edificios. Además, él que tenía
su herrería, al lado del antiguo Palacio, veía los nidos de lechuzas y los de
las palomas. En ocasiones observaba a los falcones o halcones, vomitar en medio
de mil apuros, las plumas de las palomas que habían ingerido. Aquellos falcones
volaban por el cielo con gran elegancia, pero pagaban el sacrificio que habían
hecho sufrir a las pacíficas palomas,
con sus “vómitos desagradables” que les venían, después de habérselas comido.
Estos apuros que pasaban los falcones para vomitar los despojos y las plumas de las palomas, los
contemplaban los tractoristas cuando por el monte estaban labrando la tierra. A
veces esos apuros se veían incrementados por los ataques que a los falcones les
hacían los negros cuervos, para aprovecharse de la difícil situación de los
mismos. Estos, a la vista de los tractoristas y de los cazadores, estaban
devolviendo o vomitando las plumas, que habían tragado al devorar a las
cándidas palomas o tórtolas. Estas aventuras de las aves de rapiña también les
ocurren en Méjico, donde muchos cazadores ven complicada por la devolución de las plumas, la
colocación de las capuchas a sus domésticas aves, aprovechadas por ellos para
convertirlas en sus colaboradoras en la caza.
Gracias al herrero de Monflorite, hemos visto como los
falcones las pasaban a ratos, moradas por la penitencia, que tenían que sufrir,
como castigo por su sacrificio de las palomas, pero el pueblo mejoró su
situación en el trabajo y en el nivel de vida. Y ahora, con la llegada de la
crisis, el herrero me ha hecho meditar sobre lo mal que lo están pasando
algunos españoles y sobre lo mal que, si no se arreglan los problemas de los
Bancos, lo vamos a pasar la mayoría. Aquí, en España, algunos todavía lo pasan
bien, otros pasan hambre y muchos jóvenes que han estudiado carreras, como la
de Física o Medicina, están preparando su emigración al extranjero o ya la
han hecho, como un Físico de Huesca, que con su esposa, ya se encuentran en Sud Africa.
En España había llegado el pueblo a alcanzar un nivel de
vida de cierta comodidad, pues ya no comían aquellas “farinetas” que preparaban
en los hogares de los pueblos con harina de panizo, como llamaban al maíz.
También consumían pichones de paloma, que ahora llenan a veces las calles de
las ciudades y las desprecian, llegando a eliminarlas. Tendremos que mirar a Africa del Sur, para ver como viven los
sufridos habitantes de aquellas tierras, que fueron en otro tiempo colonizadas
por los holandeses y por los ingleses. Ahora siguen sus descendientes
fomentando la industria, pues allá trabajan todos, los blancos y los morenos; éstos cobran unos
doscientos euros al mes, pero producen un sinnúmero de Toyotas y de B.M. W y
los ingleses y holandeses lo pasan mejor. Vive el pueblo de color en casas
pequeñísimas, pero van acelerando su economía, cuando en sus países vecinos,
como en Mozanbique, que dejaron los portugueses libre, lo están pasando muy mal.
Los portugueses, fueron los que dominaron a los mozambiqueños y ahora están “devolviendo
las plumas” de su vivir con lo que los otros producían. Pero en Africa del sur, fueron los ingleses y los holandeses los que la
conquistaron, pero siguen sin “devolver plumas”, porque tienen el dominio de
casi todo. Serveto, ciudad surafricana, tiene aproximadamente veinte kilómetros
de larga, por otros tantos de ancha. He dicho que sus casas son muy pequeñas y
me he callado de su alimentación, que explica como pueden vivir, comer y
trabajar, haciendo que el País, esté prosperando; esa alimentación se basa en
las “farinetas”, preparadas con harina de maíz. En España ya no se comen
farinetas, pero me acuerdo de aquellos años en que todo el mundo las comía. ¿Qué
pasará en Sud Africa, cuando en los alrededores de la ciudad de Soweto, donde
viven multitudes de esos inmigrantes
ilegales, en casuchas miserables construídas con hoja de lata?. No se
sabe lo que allí puede pasar, pero en España, como la producción de maíz está
aumentando, yo creo que la vuelta al consumo de “farinetas”, se va adivinando,
no se sabe si voluntaria u obligada.
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