miércoles, 25 de julio de 2012

Ignacio Almudévar, escritor costumbrista


Como gestor del blog de Ignacio, me ha parecido oportuno, publicar el siguiente articulo de la periodista Mercedes Manterola , que en el Diario del Altoaragón  del 26 de Agosto de 1990 escribió lo siguiente acerca del perfil del escritor costumbrista que de forma inagotable trabaja en este blog y que yo humildemente le publico en el mismo.
Santiago 


 ”De Ignacio Almudévar destaca su gran capacidad de observación, y sobre todo, para la comunicación con los demás, recogiendo vivencias. Prefiere la palabra a la escritura, aunque reconoce, que a veces, se complementan maravillosamente. ” Es perfecto ver que hasta las filosofías más difíciles se ven resumidas en  una frase popular. Una de mis satisfacciones es descubrir grandes debates en este tipo de coplas”.

Fruto de esta observación y comunicación con la gente que ha tenido cerca, han surgido sus artículos y libros. En Fabla aragonesa, escribió: ”Beyendo chirar o sol”. ” En realidad el sol está en su puesto y es fijo para el sistema solar. Desde su presidencia, como todo da vueltas a su alrededor, observa. Lo que pasa es que el sol no lo explica”. En castellano escribió “Claroscuros”. En ellos ha intentado reflejar las costumbres, lo que cuenta la gente en los sitios, como cultivan sus huertos…”Son comportamientos humanos. Antes era más costumbrista. Ahora tengo una  frustración  en el sentido de que cuando vas a los pueblos de cien habitantes, sesenta tienen más de sesenta y cinco años y sólo hay tres o cuatro jóvenes, que están esperando poder colocarse. Vamos camino de la nada. La gente se va a la vida urbana, mientras que la rural va decayendo. Luego añoramos el medio rural  desde el ecologismo”.

Después de estudiar en Guipúzcoa y Vitoria, Ignacio Almudévar volvió a Huesca con una renovada personalidad aragonesa, “que, como a mucha gente, se me despertó no en Aragón sino  fuera”. Allí observó que la gente cultivaba su lengua y su personalidad de pueblo, “pero nosotros al ser tan fieles a España por causas históricas, nos tenían tan seguros que éramos una cosa hasta despreciable”. Ignacio Almudévar lo compara a la parábola del hijo pródigo.” Al que se quedó en casa trabajando no se le dio nada, pero al hijo que se fue, le dieron la mitad de los bienes y cuando volvió se le recibió. Aquí quienes perdieron fueron Castilla y Aragón, que han sido los fieles, porque se les ha dado a Cataluña, al País Vasco y a aquellos que eran periféricos y querían separarse. Nosotros hemos sido tratados como secundarios”.

Ignacio remarca que,  aunque Huesca es periferia, sus puertas al exterior han estado cerradas físicamente por los Pirineos y también políticamente. Si se hubiesen hecho comunicaciones con Francia, los aragoneses hubiésemos sido más respetados. ¿No se daba cuenta Madrid de que Huesca era la única frontera que España tenía segura?.  Las demás estaban en el aire…o están. No creo que Huesca tenga que dejar de beneficiarse de unas circunstancias geográficas”.

                                                       La Fabla aragonesa.

Cuando Ignacio Almudévar volvió de estudiar en Zaragoza, empezó a ir por los pueblos. Según cuenta, cuando conoció a la gente que intentaba recuperar la fabla aragonesa, que formó una asociación y daba clases, encontró un gran aliciente. Se dio cuenta entonces de la gran facilidad que tenía para expresarse. ”Después de escribir mucho tiempo en fabla aragonesa, comencé a hacerlo en castellano y me resultó todavía más fácil, puesto que en fabla,  al ser una lengua poco cultivada, sin grandes clásicos, era necesario rebuscar en aquello que habías oído. En cambio en castellano tenía más facilidad para expresarme. Tuve una época en la que escribía de los aragoneses más próximos a mí, pero llega un momento en que no escribes, porque somos un fin de raza. Lees en el periódico que en Aragón se está muriendo más gente de la que nace. Hay un gran envejecimiento de la población de Huesca”.

Ignacio explica que volvería rápidamente a escribir en fabla aragonesa, “pero hay que ir por los pueblos, escuchar y oír las palabras, que son preciosas. Esta lengua muchas veces ha sido menospreciada  y en vez de gente bilingüe, hemos conseguido ser “mistilingües”, que mezclamos el castellano con la fabla. No ha habido cultivo de la lengua y, de esta forma, se ha anulado nuestra personalidad”.

Sobre su vocación tardía de escritor, Ignacio comenta que tenía que haber empezado de joven, “porque se es escritor, cuando esa cualidad o calidad de escritor, borra todas las demás actividades que se realizan. Yo he escrito pero he ejercido de veterinario, agricultor y lo que he necesitado para ganarme la vida”.

                                       Veinticuatro años de Alcalde.-

Dentro de su vida política Ignacio Almudévar ha estado 24 años ejerciendo de alcalde de Siétamo. ”Cuando llegué a mi pueblo, me presionaron para que fuera alcalde. Yo no quería, pero ahora no me arrepiento, porque eso me llevó a ser diputado tres legislaturas, una de vicepresidente de la Diputación Provincial de Huesca. Pero también reconozco que he sido un ingenuo, porque si me hubiera dedicado a lo mío, a respetar a los demás y a hacerme respetar, hubiera cultivado más mi propia personalidad. Pero lo único que he conseguido es ser criado. En la Diputación he encontrado más satisfacciones, ya que he podido viajar por la Provincia, ahondar en su problemática y hablar con gente que sabe más que yo. En cambio, siendo alcalde tienes que dar la cara por los de abajo, por los de arriba y no se consigue nada”.

Ahora, después de esta larga experiencia, Ignacio asegura que no quiere volver a la política. ”Sólo aspiro a poder vivir en mi casa con mi familia y mi retiro; poder vivir de una manera en la que pueda cultivar la lectura y la amistad”. Escribir también le gustaría, “pero a mí me interesa y estimula la comunicación y me entra la inspiración cuando he hablado con los demás”.

                                                  “Somos un fin de raza”.

Ignacio Almudévar nació en Siétamo en el año 1930.Cuando comenzó la Guerra Civil se trasladó a Huesca con su familia y después estuvo en Jaca y en Ansó. Volvió a estudiar a la capital oscense y más tarde continuó sus estudios en Guipúzcoa y en Vitoria. Según comenta, la estancia en esas provincias, le llevó a despertar su personalidad aragonesa. Más adelante se trasladó a Zaragoza, para estudiar la Carrera de Veterinaria. Cuando volvió comenzar a  trabajar en Siétamo como agricultor y ganadero, Ignacio Almudévar, comenta que su afición por escribir es una vocación tardía que descubrió cuando se le presentó la oportunidad de asistir a unas clases de fabla aragonesa, en las  que escribió varios artículos. Ha publicado dos libros, uno en aragonés,”Beyendo chirar o sol”, y otro en castellano, ”Claroscuros”, además de colaborar en varios libros y con sus artículos en el Diario del Alto Aragón y en el Heraldo de Aragón. Posteriormente,  escribió y le publicó el Instituto de Estudios Altoaragoneses, bajo la dirección de Francho Nagore, el libro “Retablo del Alto Aragón”.

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