Balcón de Velillas pintado en la pared. |
“Cuando salí de mi tierra, volví
la cara llorando, porque la que más quería se me fue al cielo volando”. Cuando
en toda España se cantaba esta canción, salieron de ella muchos hijos suyos,
entre los que se encontraba mi hermano Manolo. Ahora sus hijos no pueden
acordarse de sus primos, entre otras cosas porque no saben hablar castellano.
Este recuerdo me viene porque cuando escribí el artículo titulado “El balcón de
Velillas”, me encontré en Siétamo acompañados por su pariente Sebas, a la hija
de la casa con su marido, donde estuvo
colocado el artístico balcón. Hace ya muchos, muchos años, se asomaba a dicho
balcón la entonces niña y hoy señora Emilieta Sanagustín. Al serme presentados
y decirme Sebas que la señora Emilieta era la antigua ocupante de la “casa del
balcón”, saqué de mi bolsillo el artículo, que yo había escrito y se lo leí. Se
emocionó y se echó a llorar. Vive en París con su marido hace ya muchos años y
había venido a España para recordar su patria y ver a algún amigo, cosa
difícil, porque el tiempo se ha llevado desde entonces a multitud de ellos. Me
escribió cuando volvió a París y me mandó una composición entrañable, dedicada
a “Huesca, mi patria chica”, en la que
se lee: ”Huesca querida, Huesca añorada, Huesca llorada, tu que me viste nacer,
tu que me viste crecer, tu que me viste amar y reír, tu que un día en mi plena
juventud, me dejaste alejarme de ti, sin darme otra alternativa que emigrar a
otro país. ¡Qué triste ha sido mi existencia sin ti!, te he llevado por todos los sitios, siempre
has estado dentro de mí, en mis penas, alegrías y en mis oraciones. ¡Oh, si!. He transmitido a mis hijos lo que yo
dejé allí: el amor de mi tierra chica, el amor de San Lorenzo, el encanto de
tus calles, tu Parque, la Catedral, San Pedro, San Martín, el Coso, la Moreneta
y tantas otras cosas, que no hay bastante papel para describir lo que puedo
sentir, cuando hablo de ti. No puedo olvidar las gentes con las que allí yo vivía ni las montañas de nuestro Pirineo,
incomparables de belleza y majestad. Y hoy, cuando retorno a mi tierra, ¡cual
es mi tristeza, al no reconocer nada de ti!. Todo ha cambiado, incluso la
mentalidad de la gente, que ya no es la misma y sobre todo la poca consideración
que hay para los que nos fuimos por causas económicas de nuestro Pais. Allá
donde vivimos somos “los españoles” y cuando estamos en nuestra tierra, somos extranjeros.
Es muy triste para un ser humano
tener que emigrar, pero más triste es sentirse extranjero en su propio País,
pues el amor que por él sentimos está intacto, como cuando nos fuimos de allí.
Conclusión: el emigrante no tiene
raíces en ninguna parte de nuestra Madre la Tierra.
Ahora son
millones los hijos de esa Tierra que inmigran en nuestra Patria España.
Ayudémosles en sus dificultades, ya sean europeos, africanos o de nuestras
queridas tierras hispano americanas que nos devuelven sus apellidos españoles y
costumbres que nosotros habíamos perdido y ellos nos están devolviendo. Pero no
nos olvidemos de recibir con alegría y con gran cariño a nuestros paisanos, que
emigraron ya hace muchos años y que vuelven con la ilusión de encontrarse aquí,
con su tierra y con sus hermanos.
Los aragoneses que vivimos fuera, en otra Comunidad Autónoma, nos alegramos de que haya un paisano nuestro como usted, que día a día, línea a línea, repasa,recuerda y revive nuestras costumbres, paisajes, antepasados, canciones populares, fabla.... nuestra Tierra.
ResponderEliminar¡Cuánta vida, ilusiones y experiencias encierran estos escritos que con tanto tesón acumula sin descanso en este blog!
Un retazo (o “cacho”) de la historia de Huesca que quedará para los que han emigrado y para los que vengan detrás de nosotros. Elena
Como me alegra recibir el comentario de una zaragozana, sobre el balcón que aparece pintado en la casa vecina de la que se encontraba con su forja,aquella figura de danzantes o " tal vez de joteros ".¡ Como me alegra el recuerdo, que me causo, tu comentario a otro de mis artículos!.Y con este último recuerdo del balcón jotero de Velillas , me has hecho emocionar de solidaridad con las costumbres de mi tierra y ha llenado mi corazón de simpatia a una zaragozana,tan sensible como tú.
EliminarEl balcón de hieero está guardado en el ayntamiento de Velillas, su pintura está en una pared de la calle y a parte en el corazón de todos.