Tiermas antes del pantano de Yesa. |
Poco antes de llegar a la presa
de Yesa, que se asentó justamente al llegar a Navarra, se contempla allá arriba
y a orillas de las aguas del Pantano, el derruido pueblo de Tiermas. Uno lo
contempla y lo mira por su cara Norte, por donde pasa la carretera, desde la
que se presiente, que más arriba, a la
derecha, discurra la Autovía de Huesca- Pamplona.
En aquel punto parecen abrazarse
Aragón y Navarra. Próxima al pueblo de
Tiermas, todavía en Aragón, se extiende
un club deportivo navarro.
No podemos los mortales olvidar,
el calor bendito de las corrientes de aguas termales. Quedan en las orillas del
Pantano de Yesa, estructuras pétreas, ya
derribadas y arrinconadas, en las que muchos
bañistas se recrean y cuidan con salud, bañándose en esas aguas
termales. A Tiermas, ya los romanos le dieron su nombre, basado en el calor
termal de sus aguas; en ellas encuentra
uno, viajeros que aprovechan el paso por dichas aguas, para recibir de ellas, el
milagro, que reza la oración: “Aqua
benedicta, sit nobis salus et vita” (Agua bendita, que seas para nosotros salud
y vida”.
Pero no sólo los pasajeros aprovechan para gozar y recibir salud de tales aguas, sino
que habitantes del próximo pueblo de Sangüesa, van a bañarse y a recibir la bendición del agua termal.
Pero no sólo acuden a las termas, oficialmente abandonadas, de tierras más
distantes, sino que mi gran amigo, ya difunto y vecino de Velillas, Francisco
Bailo, cada año, subía a aprovecharse de esas aguas, que eran salud y vida.
Hace pocos días me encontré con una hija, que ahora vive en Madrid, del “abuelo
Grasa”, de Salinas de Jaca el Viejo, que
se murió con más de cien años y a la que le devolvieron la salud, las aguas
termales del río Aragón. Ya no podía andar y la llevó su padre, sobre los lomos
de un caballo, a las termas. A la semana
de recibir los baños de aguas termales, ya pudo volver caminando a su pueblo,
por su propio pie.
Pero aquel monte, que mira
siempre al cielo, unía la Sierra Pirenáica de Leyre, con tierras, no tan
montañosas en Sos del Rey Católico y con las de la Navarra, Sangüesa.
Pero Tiermas y el Monasterio de
Leyre, convivían espiritualmente, porque el pueblo, cuando se iniciaron las
obras del Pantano, guardó sus ropas litúrgicas, como albas, casullas, capas
pluviales y cálices y otros muchos objetos litúrgicos, en el Monasterio de
Leyre, donde se encuentran enterrados, guerreros como Iñigo Arista, de los que
también los hay enterrados en el viejo Monasterio de San Vicente de Sobrarbe. Por encima de Tiermas, se encuentra el Monasterio, donde acogieron
las reliquias de las Santas Mártires Nunila y Alodia, y hoy en día, acuden sus monjes
a venerar en Adahuesca, a las citadas santas. Desde aquellas alturas dirige la
Providencia su bendición a Navarra y a Aragón.
Tiermas en la actualidad, cuando baja el nivel de las aguas del pantao. |
Por debajo del pantano, sus aguas
se dirigen a suministrar la ciudad de Zaragoza, para su abastecimiento.
Los antiguos habitantes de Tiermas, ¿ a
dónde dirigieron sus pasos al ser echados de su tierra y de sus bendecidas
aguas?. La comarca sigue prosperando, mientras los hijos de Tiermas, empezaron
peregrinaciones por el mundo para seguir, simplemente vivos.
La zona prospera, pero sus hijos,
nacidos en Tiermas, están desperdigados por ciudades y pueblos. Uno de ellos,
amigo íntimo de mi hermano Luis, posee en Huesca un Restaurante, en el que hace
felices a sus amigos, con sus platos y licores, como recibían su felicidad
calentándose y gozando con las aguas termales de su pueblo. Así como en Tiermas,
se reza que “esa agua sea para los hombres, agua bendita”, el hijo de Tiermas,
Javier, acompañado por su esposa Milagros, hace que el Pan de cada día, sea
para nosotros, además de pan, Vida. Cuatro años tenía Javier, cuando se lo
llevaron de Tiermas y ahora, después de muchos años, recuerda el enorme sabor
de los espárragos, que en sus huertas, se criaban.
En este Restaurante, viven y bañan su humor, no con las aguas termales, sino
con las conversaciones unas veces profundas y otras ligeras, sobre economía y
política, mezclando, como he dicho, las conversaciones profundas sobre economía
con las humorísticas. Allí surgen los
comentarios placenteros de los que en este bendito Restaurante, alimentan sus
cuerpos y sus mentes, acompañados por las bebidas del agua, las de los licores
y la del café. Así van manteniendo, con sus charlas el humor, el optimismo en
este mundo, del que muchos tienen que huir de la Termas materiales y
espirituales. En aquel comedor se escuchan las palabras de Amadeo Bovio, sobre
la evolución del cultivo de la tierra, desde las parejas de mulas y caballos,
hasta los tractores, todopoderosos y sobre los adelantos de la ganadería, José
Antonio Callaved, describe el paso de ella, cuando mataban un “tocino” en cada
casa del pueblo, a los Mataderos Industriales, que han hecho evolucionar, la
alimentación de los humanos.
Preside la Sala del Café, no un
pequeño barco, sino medio, aserrado en dos partes, una derecha y otra
izquierda, porque una parte se la dio al gran amigo, presidente de este
Restaurante, en tanto la otra se la llevó su amigo Luis, el constructor del
barco, a su casa. Tiene el “barquito,
barco velero”, colores alegres, que penetran por los ojos de Javier y de su
esposa Milagtos, que además de alegrar sus espíritus, les recuerdan los ratos
pasados con su amigo, el Marino Luis Almudévar.
Javier y su esposa, notaron la
falta de humor, con la muerte de su amigo, Luis, pero colocaron “el barco, barco
velero”, presidiendo la Sala del Café, que los llena de alegría y de esperanza en un futuro,
que bañará sus cuerpos y sus almas, en el cielo con aguas termales, como las
agradables de su pueblo, Tiermas.
Muchos de aquellos vecinos de Tiermas,como los de Ruesta en la otra orilla dieron vida a los pueblos de colonización en las Cinco Villas_El Bayo,Pinsoro,Bardenas,Valareña...los cuales han cumplido hace poco 50 años de su fundación.
ResponderEliminarHe tenido la fortuna de conocer a muchos de ellos.