San Blas |
La Villa de Almudevar se
está modernizando y desde la elevada Iglesia, en otros tiempos Parroquia, hasta
la zona Sur de la carretera, se han edificado y se siguen levantando barrios,
donde viven nuevas generaciones de almudévanos o como decía el escritor en
“fabla” aragonesa, Pedro Saputo, eran sabios, como en castellano se llama a los
“saputos”.
Esa sabiduría de los hombres
y mujeres de Almudévar, se ve en los riegos, en la arquitectura, algunas veces
como olvidada al lado de la Virgen de la Corona y otras renovada, como en la
bodega de los Otal, Condes de Artasona, convertida hoy por el pueblo en una
sala subterránea, fresca y agradable,
que te invita a pensar. Están también en Almudévar los restauradores de
pinturas y de esculturas. Pero este año de 2008, me ha sorprendido una
mujer, llamada María del Carmen Mallada Sánchez, casada con
Antonio Sanz Abiol de Casa Nogués, es
decir hermano de Ascensión Sanz Abiol,
que me ha enseñado un antiguo Libro de la Asociación o Cofradía de San
Blas de Almudévar. Este Libro está presentado con una encuadernación de
pergamino y tiene un volumen de muchos folios, de una clase que recuerda al
papel de barba, pero más flexible. En la
primera hoja aparece pintado de un modo maravilloso el Obispo y Mártir San
Blas, que despierta la devoción de aquel que lo contempla y los cofrades de su
cofradía de veían obligados a escribir su
historia, pues parece que lo ordena aquel refrán que dice: “Díjolo Blas, punto redondo”. Este Obispo fue
armenio y fue martirizado el año 396. Muchos años van desde aquella fecha hasta
el año 1847,en que se abrió dicho libro, hasta el día de hoy. La fiesta de San Blas se celebra el día tres de
Febrero y está precedida por la Virgen
de la Candelera el día dos, y seguida por Santa Águeda, el día cinco. Al llegar
el mes de Febrero la gente se acuerda de la Virgen y dicen: ”Si la
Candelera plora, l’ibierno ya está fora”
y barruntando la primavera, al día siguiente celebran la fiesta de San Blas y
el día cinco todas las mujeres le cantan y le bailan a su patrona Santa Águeda,
y en muchos pueblos, ponen de alcaldesa por un día, a alguna de ellas. Es una
antigua demostración de la valía de las mujeres, que valen para todo, para el
trabajo, para el arte, para gobernar a
la comunidad, pero este valor, se ha visto disminuido por la casi gran tarea de ser madres, para
conservar la especie humana, ya que dan a luz a los hijos, que serán su
continuación. Hoy, que las mujeres trabajan en todas partes, va disminuyendo la
natalidad. Se pierde la esperanza en nuestra especie, en tanto una mujer
inmigrante, presume de ella al decir:
”conquistaremos Europa con nuestros vientres”. La citada María del Carmen, de
Almudévar, recibió el Libro de San Blas de
casa Acebillo, que ya no está habitada y con la colaboración de algunos
parientes de tal casa; y como pensadora se da cuenta que hay que salvarlo y
ponerlo en un Museo dentro de la Parroquia de los sabios o “saputos”, para que
el mundo trate de crear una situación que no haga difícil y hasta imposible a
las mujeres la labor de ser madres, que es imprescindible para que la
humanidad, compuesta por la mujer y por
el hombre, sigan viviendo, para “renovar la faz de la Tierra”.
Es preciso renovar la faz de
la Tierra, para que el trabajo, el consumo exagerado y la prisa, impidan el
aumento del número de niños nacidos y la solución no está en las que propone la
vida moderna ni tampoco en el Libro de San Blas, pero estudiando la influencia
mutua entre el Libro y el modernismo, se han de sacar consecuencias, que
permitan criar a las familias y educar a sus hijos Gran problema constituye el
enorme aumento de los hombres y mujeres ancianos, que deben entrar en
residencias humanas y lo más agradables que sea posible, y este problema se ve
aumentado por la escasez de nacimientos, con cuya ausencia no habrá gente joven para atender y pagar lo
que necesitan los ancianos.
María del Carmen
Mallada, pensadora y sensible me ha
enseñado el libro, entonces manipulado casi exclusivamente por hombres,
pero ahora vemos como una mujer quiere
resucitarlo y que siga la Cofradía de San Blas su funcionamiento. ¡Que siga
funcionando estimulando el amor entre los cofrades e inspirando ideas modernas
para levantar guarderías infantiles!, que
permitan a las mujeres criar y al mismo tiempo trabajar.
Después de leer el título
del Libro, que se titula: ”Asociación o Cofradía de San Blas de Almudévar”, veo
que empieza a ser utilizado en 1847. Y a continuación está escrito:
”Nombramiento de Prior, contadores, Mayores domos( que equivale a mayordomos) y
cuentas en dicho día de San Blas de cada año”. Congregados los cofrades del
Glorioso San Blas en el atrio de Nuestra Señora de la Corona el día tres de
Febrero del año 1847, se hizo elección de Prior, contadores y Mayores domos,
Prior Eclesiástico a M. Juan Sanz, contadores a Blas Martínez y a Miguel
Antonio Atarés, Mayores domos a D.
Martín Juan Aso y a José Gracia y Sarasa.
Los contadores llevaban las
cuentas y ponían en el Libro: Existencia
del año anterior: 18.194, pero no dice que clase de moneda era la que se
registraba hasta el año 1861 en que se expresan en reales.
Se detallan en este Libro,
los precios de su compra y demás trabajos, entre los que se encuentran la Misa
Cantada en el día del Santo, la cera del altar y la paga al organista. Quedan
las cuentas en poder del Prior con una existencia de 8.100 “unidades
monetarias”. Por fin, el año 1861, se anotan
dieciséis “reales” por cuatro misas rezadas por los hermanos difuntos.
Entonces la parroquia no era la actual iglesia de la Asunción, sino la Iglesia
de Nuestra Señora de la Corona. Se habla en los primeros años de la
placetica y más tarde plazuela, que se
antepone al templo.
Aquellas cofradías buscaban
la paz y la armonía entre los almudevanos y se preocupaban de elegir buenos
“contadores”, para economizar gastos en
aquellos fines, como la luz, que ahora se ha convertido en el problema de la
energía. Entonces para alumbrar, se gastaba la cera, que ahora nos suena a cosa
antigua, pero en realidad era un precedente de los problemas que hoy nos
proporciona la energía eléctrica y el petróleo.
En Almudévar se ven girar los molinos eólicos
que proporciona luz y energía al pueblo. Desde aquellos días que se reunían en
la placica o placeta y que bebían agua de aquella fuente
grande, pero hoy sucia, hasta que pasó
el gran Canal, han tenido que pensar mucho los sabios y pensadores, como Costa.
En 1861, en lugar de
celebrarse las reuniones de la Cofradía
en las puertas de la iglesia, se celebraron en casa de Benito Azor. En 1862 por
la Misa cantada se pagaron veinte reales, por la salve cinco, al organista le
abonaron cuatro y la cera del altar les costó cuatro reales. El siete de Agosto
de 1863 llegó el Sr. Obispo, que selló el Libro con un magnífico sello y animó
a los cofrades a seguir sus costumbres. Está claro que las mejoraron porque el
tres de Febrero del año 1887,en casa de Juan Sanz, se hicieron raciones de
tortas para repartir entre los cofrades.
Hay que aprender en la vida,
como observó la madre que aprendía su hijo Pedro Saputo, al que le dijo: ”veo
que hablas como los “flaires” que predican o como los hombres que andan
con nuevos trajes por el mundo…sólo querría que no fueses malo…..¿Quién te ha
enseñado esas cosas?”. Como hemos dicho
en Almudévar enseñaron hasta los Obispos, como el que dejó su sello en el Libro
de San Blas, pero no fue sólo el Obispo, sino, como dijo Pedro Saputo a su
madre “fueron los libros que leo y las
mujeres cuando riñen unas con otras”. Entonces su madre le dijo.”¿ cómo pueden
enseñarte nada las mujeres y más riñendo?…Pues me enseñan mucho; todo lo que
entonces dicen es locura o sabiduría, y lo mismo me enseña uno que lo otro. Y
lo aprendo de ellas y de los otros chicos en sus contiendas, y de los libros,
lo recojo aquí dentro y lo guardo, y aquello engendra otras cosas, y estas
engendran luego otras; y las junto y las revuelvo y amaso todas, o las separo y
compongo según me cumple y piden las ocasiones”.
Vemos como un hijo de
Almudévar aprendía de los libros, escuchaba a las mujeres cuando reñían y a los
niños cuando entraban en contienda y
como recogía en su mente todas las ideas y las guardaba y de aquellas surgían
otras, que juntaba y revolvía y las amasaba y como podía engendrar soluciones
para que las mujeres y los hombres, se reprodujeran y vinieran niños al mundo.
Este Pedro Saputo tenía un gran cerebro y ahora se tiende a interconexionar el
cerebro con la máquina, de tal manera que el cerebro la active y se pueda mover
con la mente una silla de ruedas. Ya se preocupaban los cofrades de San Blas de
la luz de las velas y ahora tendrán que preocuparse de la actividad eléctrica
del cerebro, con la que hay que trabajar para que el día de mañana el hombre
aprenda a ser contable de esas cerebro-máquinas. Igual que Pedro Saputo
aprendió en un día de tejedor, ”después de mañana, de sastre, el lunes, de
pelaire, el martes de carpintero, el miércoles…”, con la ayuda de San Blas,
podrán los cofrades aprender el oficio de arreglar el futuro de la humanidad.
En 1930 llegó una época en
que no se escribió nada en el Libro, pero el año 1936 dieron las tortas los
Mairales Francisco Ruiz y Juan José Alastrué. Los gastos del canto de la Salve y Misa los pagaron los mismos mayorales.
Los años 1937,1938 y 1939,todavía se repartieron tortas. El año 1950 fueron
mayorales José María Lasierra Mallada y Pablo Oliva Labarta. También se
repartieron torta el año de 1971,presidido por José Manuel Pérez Borderías y
por José Manuel Justes Abad, que todavía eran niños.
A partir de 1972, aparecen las mujeres, haciéndose cargo de la
Cofradía del Glorioso San Blas, Obispo y Martir, Doña Carmen Borderías Bescós,
que llevará, en años sucesivos, el control de los Mairales de cada año.
Según la Enciclopedia
heráldica y genealógica hispano-americana, Alberto y Arturo García Carrafa, de
1921,”Alfonso el Batallador dio la villa de Almudévar a un caballero que, según
la costumbre de aquellos tiempos, tomó por apellido el nombre de dicha villa,
apellido que pasó a sus sucesores”. Después leyendo la página 157 del número 38
de la revista Argensola, pone que después del año 1311 el rey concede un molino
de viento a Juan de Almudévar, del que dice la Historia que era amigo del rey y
“portario”.Como pongo en mi libro Retablo del Altoaragón, todos los Almudévar
estamos orgullosos de proceder de la noble villa del mismo nombre; es curioso
como mi antiguo pariente tuvo en ella un molino de viento y ahora se han
instalado muchos molinos eólicos, para continuar teniendo luz del aire y no de
las velas.
Pero al acabar de leer el
Libro de San Blas, veo que este año de 2008, aparecen mis dos nietos Nacho y
LuisAlmudévar Puértolas como Mairales o Mayorales.
¡Qué San Blas les ayude a colaborar, como lo
hizo Pedro Saputo, en el bien de todos los hijos de Almudévar!.
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