lunes, 3 de febrero de 2020

En Siétamo, estuvo herido Orwell







                                                      Anais Nin


Eric Arthur Blair, era el verdadero nombre de este gran escritor. Nació en la India; estudió en el Ethon College en Ingalterra, ejerció de policía en Birmania y más tarde fue granjero, maestro y librero; se hizo voluntario del POUM en la Guerra Civil, hiriéndolo en el pueblo de Monflorite y fue acogido en el Hospital de Campaña de Siétamo. De aquí marchó a Cataluña y al verse perseguido por los estalinistas, marchó a Francia. Es uno de los mejores escritores de todo el mundo, pero acabó su vida como un pobre. Desde que nació en 1903 hasta su muerte en 1950, ocuparon su cabeza todos los problemas humanos, sobre los que escribió y definió, en sus obras “Rebelión en la granja” y “1984”, el totalitarismo que se apoderó de Rusia y quiso apoderarse de todo el mundo, dirigido por Stalin. Orwell cuando estaba en Barcelona se apoderaba de él, un temor a que lo “vaporizaran”, como ocurría con los anarquistas y los miembros del POUM, que fueron perseguidos por Stalin. El tenía una forma de expresión de categoría literaria,opuesta a la inexpresión de El Gran Hermano, que exponía mensajes por el mundo en su “neo lengua”, creada para que la plebe no pensara. Mi pariente Jesús Vallés Almudévar, escribió que en la iglesia de Fañanás, cerca de Huesca, la turba cantaba insultos, unos en castellano y otros en “latínajos”, mientras se revestían con las casullas y con las capas pluviales, destruyendo y quemando las imágenes de Cristo y de los santos. Orwell en su Homenaje a Cataluña explica esas juergas, que allí completaban con el asesinato de monjas y de frailes. Se casaban por meses o por otros periodos de tiempo, sin pensar en el porvenir. No sólo ocurrió esto en Fañanás, sino también en el cercano pueblo de Siétamo, mientras fuera de las iglesias mataban a todo el que no entendía su “neo lengua” y convencidos de que la guerra es la paz, destruían edificios e iglesias. Anais Nin, franco-americana e hija de un cubano, pasando por España, observó los males de la Guerra Civil y en su “Diario III” (1939-1944), escribe, cuando huyendo de la Guerra Mundial, iba de París a Portugal, lo siguiente: “En Irún hubo un rato de espera, un cambio de trenes. Di un paseo. Había una pared detrás de una iglesia, en la cumbre de una colina. Me volví para mirar a la iglesia. Sentí dolores en mi espalda. Me di la vuelta. De repente noté que la pared estaba llena de agujeros de bala. Alguien que pasaba dijo: aquí ejecutaron a miles de españoles. A mí alrededor todo está lleno de vestigios de destrucción. Unos niños juegan en las ruinas de los edificios”. El catalán Andrés Nin López, que era anarquista, fue apresado en Jaca por Orlov, el coronel Ortega y varios otros españoles, que lo secuestraron , lo atormentaron, lo desollaron, arrancándole la piel y lo asesinaron en el mes de Junio de 1937. Este crimen cometido con este hombre que desobedeciendo al Gran Hermano, mostraba sentimientos inofensivos, desprestigió para siempre a la República. Moscú no mandaba armas a España, pagadas con sobrados precios y de antemano, con el oro del Banco de España. No es extraño que Churchil, en Inglaterra no contribuyera a derrotar a los rebeldes contra la República, porque ésta, estaba infiltrada por todas partes por comunistas y hombres totalitarios. Escribió su novela satírica “1948”, sobre el totalitarismo de Moscú. Este estaba gobernado por el Gran Hermano, que era como un policía que controlaba hasta el pensamiento y la lengua del pueblo, que convirtió en una neo lengua. Los hechos que narra en su libro, ocurrieron el año de 1948. Divide a los humanos en dos clases, una formada por los miembros del Partido Unico y la Masa de gente pobre, que malvivía horrorizada y apartada de la política, en la que no podía ni pensar. Orwell relata la terrible historia de los protagonistas Winston Smith y su amor, Julia, que intentan escapar de una fórmula política en que la intimidad y el libre pensamiento estaban prohibidos. Tuvo que desaparecer el amor entre ellos, para ser substituido por el amor al Gran Hermano. Describe Orwell esta política que se trataba de implantar en España, en su obra “Homenaje a Cataluña”, en que narra muchas experiencias políticas. Pero al vivir la cruel Guerra Civil y comprobar las luchas entre comunistas, troskistas, múltiples sindicatos, partidos democráticos y totalitarios, y la miseria de los pueblos, como Siétamo, donde “la artillería lo había reducido en parte, a escombros y la mayoría de las casas estaban marcadas por las balas”, se preguntaba a qué partido político habría que obedecer por defender al pueblo. El mismo Orwell escribe:”Comenzaron a despertarse en mi mente vagas dudas acerca de esta guerra en la que, hasta ahora, la cuestión del bien y del mal me había parecido bellamente simple”.Se puso voluntario en el POUM y en un camión lo llevaron a Siétamo y de ahí a Alcubierre y escribe “Al evocar mis primeros dos meses de guerra, nunca puedo evitar el recuerdo de las costras de excrementos que cubrían los bordes de los rastrojos”. Más excrementos se extendían por las mentes del Gran Hermano, que asesinó a Andrés Nin y en Siétamo, los milicianos fusilaron al “Padre Jesús”. Debajo de Siétamo, entre Bespén y Blecua fusilaron a la madre y a un hermano de unos dieciséis años, de Jesús Vallés Almudévar, como se lee en las páginas de su Diario. A finales del mes de Agosto de 1936, se lee en ese Diario:”No había amanecido todavía, cuando fueron a por ellos”. Subieron a un coche y en “un barranco, entre Bespén y Blecua se detuvieron”. Dicen que el piquete estaba formado por guardias civiles y por dos mozos del pueblo. ¡Dispararon!. Cayeron. Luis no se movió. Mamá intentó incorporarse, una nueva descarga se lo impidió. Después llegaron los del comité. Rociaron los cadáveres con gasolina y les prendieron fuego”. De Blecua fueron unos hombres a enterrar sus restos”. Y Jesús con trece años cumplidos “estuvo en Siétamo y cuenta en su Diario:”Cuando llegamos a los alrededores de Siétamo, oímos graznidos de cuervos, que levantaban el vuelo al oír nuestros pasos y volvían de nuevo al festín, después que habíamos pasado……”. A Orwell, estando en Monflorite, le llamaba la atención la anulación de la colocación de cruces en los cementerios y la falta de ritos religiosos en los enterramientos de los difuntos, pero él pensaba que esas costumbres volverían como “volverían los jesuitas”. Del lenguaje o neo lengua del Gran Hermano se deduce esta ignorancia, ya que no dejaba ver que esas cruces eran unos de los objetos religiosos más amados por los españoles, en general. En cambio decía a la Masa que lo único válido eran la hoz y el martillo. En el cerco de Huesca tomó parte en el ataque al Manicomio, luchó en la Granja de la carretera de Sariñena y por fin, según escribe Orwell:”sentí…es muy difícil describir lo que sentí, aunque lo recuerdo en forma muy vivida. Con este balazo de fusil, el médico lo mandó a Siétamo.”Los hospitales de Siétamo eran barracas de madera, apresuradamente construidas, donde los heridos sólo permanecían unas pocas horas”. En Tarragona se comprobó como una de las cuerdas vocales estaba paralizada, pero al fin logró comunicarse con los demás. Vivió en Barcelona y “el quince de Junio la policía arrestó a Andrés Nin. Entonces no le quedó otra solución que huir de aquel ambiente contra los anarquistas y el POUM. Companys, presidente de Cataluña, que también visitó Siétamo, ”declaró riendo unos pocos días antes de la toma de la Central Teléfónica, que los anarquistas se avendrían a cualquier cosa”. Estuvo también en Siétamo Durruti, que tuvo un despacho en mi casa y que era violento con respecto al Poum. Como se deduce de estos recuerdos en esa democracia, abundaban los “intelectuales”, que imponían sus pensamientos a la Masa y de allí vinieron las derrotas bélicas, que le hicieron perder la guerra y a Orwell, le dejaron experimentar la historia triste, que se dio en España y que después se ha repetido por todo el Mundo.

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