He visitado una mañana el
solar del Palacio, donde nació el Conde de Aranda y después de contemplar el
retrato del citado Conde, que está representado en una ménsula, he visto un
edificio, que levantó el primer Gobernador Civil, después de la Guerra y no le pagó al constructor señor Abadías ni
al dueño del solar, mi padre Manuel
Almudévar. El sucesor de este Gobernador le vendió el edificio al Servicio
Nacional del Trigo, dejando al pueblo sin la esperanza de convertirlo en un
centro sanitario, como se le había prometido, en aquellos tiempos difíciles y a
mi padre sin la ilusión de entregar el
solar del Palacio, donde habían vivido tantos sietamenses, a sus
convecinos, como centro de sanidad, donde los asistiría el médico. Pero aquella
mañana, me olvidé de aquel desencanto del pueblo, porque después de muchos años, se había
cambiado la conducta de las autoridades que perjudicaron al pueblo, por otra en
la que se luchaba por dicho pueblo. Es que en aquellos tiempos lejanos, a los
niños con alguna merma física o psicológica,
no los dejaban asistir a la Escuela. En Siétamo, todo el mundo quería a
Estebané, niño después de la Guerra Civil,
pero no pudo asistir a las clases en la Escuela y fue objeto de burlas
por parte de alguno de sus vecinos. Pero actualmente han convertido por temporadas, aquel edificio en Escuela de
artes populares, como en esta ocasión, de canastas, cestas, objetos
ornamentales de cáñamo, de juncos, de mimbres, de cañas y
otras de diversas clases de cuerdas. Y ¿quiénes son los profesores que
enseñan a los vecinos y vecinas de Siétamo a construir dichos objetos?. Van
dirigidos por la señorita Mercedes,
profesora del Centro de ASPACE, donde han enseñado a sus alumnos, entre los que
se encuentra mi sobrina María Teresa Llanas, de tal forma que han pasado de ser
alumnos a profesores y hoy ejercen en Siétamo de maestros que muestran a los
ciudadanos y ciudadanas, la forma de crear objetos útiles y objetos ornamentales. He estado
viendo y escuchando su tarea y me ha conmovido ver a su profesora, que me ha
saludado, igual que me han saludado varios profesores de ASPACE, como la
encantadora Carolina, que sin ver, enseña y corrige con sus manos y he
alternado con mi esposa Feli y con la actual
Concejala, ex Alcaldesa del Ayuntamiento, que tantas cosas buenas ha
traído a Siétamo, Castejón , Arbaniés y
Liesa. Allí se movían los brazos y las manos de los profesores jóvenes e
ilusionados de ASPACE y detrás de ellos, estaban los alumnos sietamenses
fabricando una bella y útil cesta, para lucir en sus domicilios. Se movían los
brazos y las manos de los profesores de ASPACE,
al tiempo que hacían lo mismo los de los vecinos y vecinas de Siétamo,
pero lo que más conmovía era la armonía de los corazones de unos y otros, que
han cambiado los crueles actos de la Guerra Civil y los posteriores.
Yo me he sentido orgulloso
de ver esta Escuela en pleno trabajo,
como supongo que el Conde de Aranda estará gozando, allá arriba, de ver el progreso social de
estos muchachos y muchachas, antes abandonados y ahora promotores de
canastillas, cestas y canastas útiles y ornamentales, que hacen gozar de su
uso en los domicilios y alegran los corazones de los profesores y de los
alumnos.
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