viernes, 7 de febrero de 2020

Mirlos en Jardines de Pamplona.-

                   
 
Cuando mis hijos entraron a vivir en una casa, rodeada de jardines, al llegar al portal del mismo, ya se daba uno cuenta de que era dicho edificio ajardinado, un lugar de vida común para hombres y diversos pájaros. En un joven y escasamente desarrollado árbol, plantado cerca del Portal, se veían y llamaban la atención de la pareja de pajarillos, que en él habían instalado su nido, peo no sólo llamaba la atención con los colores que los adornaban, sino que recreaban mis oídos cuando los oía cantar. Han pasado ya años en cuyas primaveras se podían escuchar los alegres sonidos que lanzaban al aire por sus picos, pero ahora después de algunos escasos años, ya no crían esos pajarillos en el árbol, en que habían colgado su nido.
Hoy, después de varios años, cuando voy a entrar en la casa de mis jóvenes familiares, me fijo en las ramas del árbol,  pero no veo a esa pareja de cantores, que por lo que he podido comprobar, ya no hacen su nido al lado de la puerta de la casa de mis jóvenes descendientes.
Entro en casa de mis hijos y nietos y lamento no haber podido escuchar sus alegres y poéticos sonidos.
Pero no se pierden en escasos días o en diversas estaciones del invierno, la primavera, el verano y el otoño, esos sonidos cantarines, que alegran la vida de los hombres que los escuchan y uno sigue esforzando  los oídos a lo largo de los días, para no perder la ilusión de que me hagan feliz.
Si, al amanecer, cuando el sol comienza a dar su calurosa luz sobre el jardín, abro las ventanas y me llevo la sorpresa de ver pájaros en el mismo  buscando sus alimentos. Pertenecen a diversas especies y allí se ven felices comenzando el día en buscar los alimentos, que les ofrece el nuevo día, a los mirlos. Al amanecer se contemplan en los lugares de verde yerba, como parques,  zonas de prado y de jardín, donde abundan los insectos y se desarrollan sus larvas. Los alegres mirlos las buscan y se las llevan con alegría a sus órganos digestivos. En esos prados verdes , la suerte les permite encontrar, insectos que la Naturaleza les da la oportunidad de alimentarse con ellos de forma  tan inocente. Por los numerosos parques de Pamplona, unos públicos otros y jardines  particulares les permiten a los mirlos, desde la fresca mañana, alimentarse con su graciosa figura de color negro y de pico y ojos amarillos.
Desde la ventana de la fresca casa de mis familiares, veo no sólo a los mirlos sino también a bellos y más pequeños pájaros, acompañados por abundantes gorrines.

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