Estos días de febrero de 2004, en
que ha caído la nieve en nuestra tierra, he oído comentarios de un individuo
que ha tenido que dejar de usar su coche para subir desde Huesca a Jaca, e ir
en tren.
Le pregunté que tal marchaba
dicho tren y me ha contestado que una vez
le costó casi todo el día, para
subir a Jaca. Además se viajaba con incomodidad, porque no paraba de rodar
haciendo extraños ruidos, como aquel que suena: ”clin, clin,clin-clin, clin,
clin”, pero esos ruidos que parece que han de expresar su marcha hacia delante,
quieren expresar también, su impulso hacia los lados, porque lo decía,
inclinando su cuerpo hacia ellos, siguiendo el ritmo del “clin,clin,clin”. Él
acabó el día con su espalda reventada, en cambio el conductor del tren, quizá
previendo el mal, fumaba un puro enorme, al que no dejaba de aspirar, para
después soplar el humo fuera de sus pulmones. Tal vez, inconscientemente o
debido a su vocación ferroviaria, trataba de recordar aquellos trenes del
pasado, que por sus chimeneas
expulsaban abundante humo. Hasta
Ayerbe parece ser que el tren va marchando bastante bien, pero ya más arriba,
hacia Francia, la cosa ya va peor.
Francia ha sido para Huesca una
regente totalitaria, porque o no hablaba con los aragoneses o los olvidaba
hasta el desprecio, como cuando se quebró su
puente del Estanguet, que sin decir nada, ahí lo dejó, dando como
consecuencia la total pérdida de la vía hispano-francesa. Cuando algún español
le hablaba a Francia del problema, ésta contestaba: ” Pas d´histoires” y de
cuentos.
Ahora que los dos países estamos
“conviviendo” en el Mercado Común Europeo, no sé a que se debe que unas veces
surja de la conversación alguna obra, como el túnel de Somport. Claro es que
España pagó tres partes del túnel, mientras Francia pagaba la cuarta parte.
Como no hablan, no sabemos lo que piensan de arreglar la carretera que al salir
del túnel de Somport baja al Midi francés. Este verano pasado fuimos con mi
hijo al Pueblo de Lanuza, donde todo eran obras y bajamos por Candanchú, por
Labattut y por Gabás, a Oloron, desde
donde subimos al túnel y nos daba pena el contraste entre las carreteras
francesas y españolas. Me acordé de Lanuza y comparé las nuevas obras que en
ella se estaban elevando con la nulidad de nuevos edificios, en aquella tierra
tan verde. Yo no sé si tal diferencia es debida a que esa parte está declarada
como Parque Nacional o a que Francia ama más a los independentistas catalanes y
vascos que a los aragoneses, que somos históricamente hermanos con los bearneses. Está claro que Francia siempre ha
tratado de disminuir el comercio de España con Europa, pero ahora tal vez no sé
de cuenta de que Zaragoza puede ser en el Este de España, un centro del comercio con Europa, enlazada
con Toulouse y al mismo tiempo se daría cuenta de que también ellos tienen
catalanes y vascos.
Además del paso por Somport, hay
otros que en invierno los cierra la nieve. Muchas chesas, en otros tiempos se
pasaban el invierno trabajando en el Sur de Francia. Ellas hablaban en cheso y
ellos en occitano y sin embargo se entendían, a pesar de que las chesas, unas
veces decían: ”ya cayen bolisas de nieu” y otras “ya nevusquea” y todavía les
quedaba la expresión: “ya chispía”, que decían cuando empezaba a nevar.
Veremundo Méndez Coarasa
escribió: “¡Cómo chifla l’ausín!, ¡cómo avienta la nieu en ta l’cielo y la baxa
furioso’n ta tierra!…l’amuntona y te fa una cuñestra!.
Todos los inviernos se repiten
las nevadas y todos los inviernos se quedan cerradas las carreteras que llevan
a Francia, como la de Gabás y la de Bielsa
por el hielo criminal de las “cuñestras”. Este año el tejado de la bella
estación de Canfranc está a punto de caerse por el peso de la nieve y el
alcalde de Canfranc ha exclamado que “¡nos están tomando el pelo!”.
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