Cuando acompañado por mi esposa e hijos, voy a Pamplona, después de Verdún se ve el desvío a Asso-Veral. Me acuerdo del montañés de Salinas de Jaca, llamado Sebastián Grasa, que vivía en Siétamo, cuando me contaba como llevaba montada en una mula a su hija, que escasamente podía andar, a bañarla en unas aguas termales que en Asso-Veral brotaban. Estuvo algunos días en dicho lugar y cuando volvió a Salinas, su hija ya era una chica normal. Antes de llegar a Sigués, ya se oía hablar de aguas termales, pero después de pasar por el acceso al mismo, en un monte al lado de la carretera, se encuentra el pueblo, hoy abandonado de Tiermas. Allí acudía, según me contaba, el mismo señor Francisco Bailo del pueblo de Velillas, a tomar los baños de agua caliente y curativa de Tiermas. Murió el señor Bailo ya muy mayor, pero recibió la bendición de las aguas aragonesas, al lado de Navarra. Sigüés sigue, muy cerca de la carretera y allí nació, la hoy centenaria, señora Isabel Rodrigo, que ya tiene, nada menos que ciento tres años. ( Ya ha muerto, D.E. P.) Yo me acuerdo de anécdotas de tales aguas, pero ella, habrá vivido muchos años en que, tal vez se bañara ella misma y muchos aragoneses y navarros. Pero no sólo pasaban por su pueblo los bañistas, sino que como Sigüés estaba en el Camino de Santiago, contemplaría a multitud de peregrinos, que bañándose en las saludables aguas que encontraban por tales parajes, mantendrían la fe de sus pobladores. Pobladores del espacio natural de Sigüés, encima del Embalse de Yesa, bañado por el río Esca, que baja de los Pirineos navarros, abriéndose paso por la Foz de Sigüés. Era un río navatero, por el que se bajaban los troncos de madera desde Burgui, por Salvatierra de Esca, unas veces hasta Tudela y otras hasta Zaragoza. Se acabó aquel transporte por anegar las aguas del río Aragón el enorme valle del mismo, en el que se detuvieron las aguas. Se ven las consecuencias de la creación del Pantano en la despoblación de Esco (palabra que en vasco quiere decir mano), Miramont y Tiermas, pero que si se defienden las ventajas que ofrece Sigüés, quedarán compensadas tales desapariciones.
Dicen que tiene Sigúés ciento ochenta y un habitantes y que está levantado a una altitud de quinientos veintiún metros. Pertenece a la provincia de Zaragoza y a la comarca oscense de Jaca. Está su término municipal limitando con Navarra. La iglesia de Sigüés, presidida por San Esteban se levantó en el siglo XI y se reformó en el XVI, está acompañada por la ermita de San Juan. Era Sigúés la sede de una Baronía, presidida por los Jordán y todavía quedan otros escudos de nobles familias como los Pomar. Sus casas son de fuerte arquitectura pétrea, con chimeneas tronco –cónicas en sus tejados.
Cuando uno pasa, dirigiéndose a Pamplona por este lugar singular, se encuentra con una gasolinera, un puente sobre la desembocadura del río Esca en el Pantano de Yesa y abajo un campo de fútbol unas veces inundado por las aguas y otras en que se puede jugar en él. Ve uno los puntos con que se comunica Sigüés por el Norte, que son Savatierra de Esca, y los navarros pueblos de Burgui, Roncal e Isaba, para pasar a Francia. Hace ya unos cincuenta años conversaba yo con un roncalés, que pastoreaba en Siétamo y me explicaba cómo se iba perdiendo la costumbre de hablar en vasco en su territorio. Por el Sur y antes de llegar a este punto viniendo de Jaca, se alza el puente que comunica con Sos del Rey Católico, que por las Cinco Villas, comunicaría a Zaragoza con Francia en línea casi recta. Por el Este se pasa por San Juan de la Peña y Verdún y por el Oeste se alza Tiermas, cuyos objetos sagrados de la parroquia y ornamentos los guardan en el Monasterio de Leyre, lo que demuestra la convivencia que unía a aquellos pueblos de la Comarca navarro- aragonesa. Las santa Nunila y Alodia, entá en parte enterradas en Leyre y parte en Adahuesca y allí acuden, en algunas ocasiones los benedictinos de Leyre a venerarlas.
Está Sigüés en el centro de posibles comunicaciones de Zaragoza con Francia, de Navarra con Aragón y por tanto del Pais Vasco con Cataluña. En su comarca se perdieron las navatas, pero periódicamente se hacen otras festivas, pasa la autovía y se ven de vez en cuando hombres volando con sus parapentes, se hacen excursiones, peregrinaciones a Santiago de Compostela y a los Monasterios de San Juan de la Peña y al de Leyre, donde conozco a un benedictino que estuvo de cura en la ciudad de Huesca y donde he encontrado a su madre, que se llama Aurora Pascual, viuda de Mañas y que va con frecuencia a visitarlo. Quedan la pesca y queda el alpinismo. Pero lo que a mí me llama la atención es el origen de apellidos navarro aragoneses que vienen del río Esca, como Escanero, Escabosa, Escario, Escar y muchos otros, que en este momento no recuerdo. Entre mis antiguos apellidos, figura el de Escabosa, lo que me conmueve el corazón, cuando paso por Sigüés.
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