miércoles, 28 de abril de 2021

Antonio Bueno, creador de cuchillos y navajas.-

                   



Hace tiempo que conozco a Antonio Bueno, cuyo apellido ha corrido España desde Navarra hasta Andalucía y las Islas Canarias y también se asentó en Aragón. Muchos fueron los navarros que, al echar de España a los moros, colonizaron los pueblos por ellos abandonados, Por ejemplo, en la provincia de Zaragoza  y comarca de Daroca, se encuentra Herrera de los Navarros y Villar también de los Navarros. Y de un punto de Aragón, el pueblo de Nuévalos, donde se encuentra el Monasterio de Piedra, salió su padre, cuyos antepasados habían bajado de Navarra, como emigrante de la tierra de Nuévalos  hacia Salou, donde trabajó como peón en la construcción de pisos y de chalets, para explotar el turismo. Nuévalos, se encuentra a veinticuatro kilómetros de Calatayud, a 724 metros de altura en medio de aquellas Sierras Ibéricas, y allí confluyen los ríos Piedra y Ortiz. Pero la altura de aquellas tierras “royas”, las hace frías y sin embargo se ven carrascales, árboles de color oscuro y triste. Pero en el Término Municipal de Nuévalos, se encuentra uno con unos lugares naturales impresionantes, el Monasterio de Piedra, que da la impresión de un oasis en medio de aquellas Sierras tan austeras. Este Monasterio de Piedra es de un románico impresionante, con sus bóvedas caídas por los suelos, debido a la Desamortización de Mendizabal, pero que tiene algunos rasgos mudéjares. No sólo tiene rasgos morunos el templo del Monasterio,  sino la tierra, que aquellos moros regaron con el agua de los ríos. En Nuévalos nació el padre de Antonio, que tenía una sangre ibérica, pero también  celtica, visigótica e incluso moruna, igual que el Monasterio conserva rasgos mudéjares. Estamos en España y los navarros Bueno, bajaron a Aragón,  a Andalucía, a las Islas Canarias y muchos están en las Américas. Cerca de Nuévalos, como he dicho,  se encuentran tres pueblos que se llaman de los Navarros, como Herrera y Villar.

En los alrededores del Monasterio, rodeado de murallas, brotan las aguas abundantes,  que circulan por los alrededores, formando cascadas que se precipitan, que se lanzan desde las cumbres y se pueden observar en medio de su caída, porque los visitantes pasan por caminos, creados por los organizadores del Monasterio y que unas veces están descubiertos y otras por pasajes cubiertos, con escaleras y otras por cuevas escavadas en la roca.  La catarata de la Cola del Caballo es la más alta de España. Abundan en aquellos parajes los árboles y allí se cuidan aves de rapiña, que cuando una joven las llama con sonidos a través del horizonte, se ven llegar a una plaza, en cuyos alrededores han instalado una fila de bancos para que los observadores contemplen  cómodamente,  como consumen los alimentos, que la chica les proporciona. Pero además hay piscifactorías en las que se crían truchas asalmonadas, que se encuentran rodeadas de árboles y una detrás de otra. Se pueden observar también las lluvias de estrellas en el cielo, que al contemplarlas  da la impresión de encontrarse en un lugar paradisiaco. Fue el Monasterio fundado en 1194 por trece monjes cistercienses,  procedentes de Monasterio de Poblet.

En el Parque que constituye el Monasterio de Piedra, trabajaron los íberos, los celtíberos y los hombres religiosos, unos discípulos de Mahoma y otros monjes cistercienses. Pero Mendizábal, con una revolución ciega, fue la causa de la destrucción total de monasterios como el de Montearagón, casi total del Monasterio de San Juan de la Peña  y del desplome de las bóvedas de la iglesia románica del Monasterio de Piedra. Se pudo hacer una desamortización pero no tan radical y no pensando tanto en destruir, sino en crear cultura entre los jóvenes, como decía José María Llanas Aguilaniedo. Con una revolución cultural se hubieran evitado las Guerras civiles, que mataron a muchos españoles y destruyeron edificios religiosos como el Monasterio de Piedra.

El padre de Antonio Bueno se llamaba Manolo y tenía poca cultura recibida del Estado, pero en Nuévalos, en aquellos viejos tiempos admiraba y reverenciaba estos pasajes del Monasterio  y aunque no sabía más que leer, su cerebro y su corazón, se acercaban al Creador, mirando los campanarios de la iglesia, las corrientes de agua y los vuelos serenos de las águilas. Aquel espacio monástico es como un oasis en medio de esas zonas de altura elevadas, en las que el frío combate a sus habitantes, es una tierra “roya”, seca y casi se va despoblando. Manolo habitante de estas tierras, emigró acompañado por su esposa a Salou, trabajando como peón de albañil en la construcción. Allí se enteró de que en Aragón, se estaban estableciendo pueblos de regadío y él enseguida se apuntó para ir a Valfonda de Santa Ana. En dicho lugar nació Antonio y tuvo como maestra a doña Mary Bercero,  guardándose mutuamente un grato recuerdo. Allí aprendió las letras, pero nunca olvidó su afición a los trabajos manuales, como la de crear cucharas y tenedores de madera, que servían para alimentar los cuerpos de los humanos y el cerebro y las ideas de Antonio. Pero pronto tuvo la necesidad de fabricarlas con madera de boj, que les confiere dureza, elegancia  y trabajo noble. Se parece Antonio a su padre Manuel, porque así como éste se acordó en Salou de la tierra de Nuévalos,  que le hizo emigrar a Valfonda de Santa Ana, Antonio desarrolló su imaginación por medio de la talla de cucharas y tenedores de boj. Las cucharas las empezó a fabricar por una apuesta de una amiga, pero la misma muchacha, al ver su habilidad, le dijo si sería capaz de hacerle un huso para trabajar en un telar o para tejer simplemente al estilo antiguo. Antonio le hizo el huso, la torcedera y poco a poco, empezó a crear paletas para abrir sobres, sin olvidar nunca las cucharas y tenedores, con los que además de nutrir a los demás, él alimentaba su imaginación.

Otro amigo le preguntó si sabía fabricar cuchillos y navajas. Antonio ante tal pregunta se quedó al principio,  como pasmado, pero luego pensó en las fraguas y en la metalurgia. Partió de cero en su carrera de cuchillos y navajas, porque no sabía nada sobre el manejo del acero.

Ahora te enseña filos de cuchillos y de navajas, con sus extremos que ha de poner dentro de sus mangos y en otros casos ha de lucirlos con una cómoda y bella envoltura. Conoce a los fabricantes de Albacete y es requerido por asturianos para que le hagan modelos, aquí desconocidos.  

Todo un mundo vive con los cuchillos y navajas, siempre con ideas pacíficas y utilitarias, pero siempre estéticas. Se acuerda de los cazadores, de los hortelanos, de los podadores, de los cocineros, de las señoras que preparan la comida a su familia, de los carniceros, charcuteros,  matarifes .También de los afiladores, que tanto pasaban por nuestros pueblos y ahora también pasan con su silbato y su  mobilette.

Antonio, eres un hombre feliz, envuelto en los problemas técnicos y estéticos, que algunos destrozaron con sus leyes físicas, pero que tú estás introduciendo de nuevo en los corazones y cerebros de la humanidad actual.


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