martes, 13 de abril de 2021

Todavía quedan en España judíos y permanecen en ella, sin saber que lo han sido


Escudo Cabrero Y Paternoy

Escudo Cabrero y Bescos

En 1492, el  Edicto de Granada, expulsó de España a los judíos que no quisieron convertirse al cristianismo. La mayoría de ellos, emigró. De los que prefirieron ir a Marruecos, a través de las Islas Canarias, viajaron, algunos de ellos,  acompañando a Cristóbal Colón, del que se dice que también era judío, a América
Colón entabló relaciones con el cristiano-judío   Santangel, Canciller de los Reyes Católicos y trató de la financiación del viaje a América con Gabriel Sánchez, Tesorero   Real, pero no sólo trató con los citados,  sino que influyó con un grupo de nuevos cristianos y con el judío Isaac  Abrabanel, que fue  Escribano  Real y financió los gastos del viaje, sin intervenir en los dineros de la Corona.
Pero también intervinieron los aragoneses, como Juan Cabrero y Paternoy, Infanzón proveniente de los judíos, que tuvo influencia con el Rey Fernando el Católico, del que era Consejero y aportó dinero junto al judío Santangel,  para la conquista de América. Este Juan Cabrero y Paternoy, colaboró  con la Corona Real de Aragón y fue Consejero secreto del Monarca.
En el siglo XV  Martín de Yaso se casó con Isabel de Paternoy, nieta de don Ciprés de Paternoy, Padrino del Rey Católico y Paternoy estaba  cerca del Monasterio de San Juan de la Peña. Este Martín Cabrero, casado con Isabel de Paternoy, puso su casa solar en el pequeño pueblo de Yaso,  en las laderas de la Sierra de Guara. Miguel Cabrero se casó en el siglo XVII, en Huesca, con la pariente de mi abuela del pueblo de Botaya, al lado de San Juan de la Peña, llamada Luisa López de  Botaya, y vivieron en la casa, en cuyo solar se edificó,  que aparece  hoy en el Coso Alto -61, al lado de Santa Ana.
“La familia de los Cabrero y de los Paternoy, formaron una genealogía en España, que venía desde Juan Cabrero Paternoy, de cuya compañía no se privó el rey Don Fernando el Católico, pues no se permitía abandonar su compañía, pues además de consultarle en los diversos problemas  de su gobernación, no se apartó viejo y achacoso de Don Fernando el Católico. No se vio nunca abandonado de la compañía de Juan Cabrero, porque no lo desamparó en sus horas más tristes, como cuando tuvo que abandonar el Reino de Castilla a su yerno Felipe el Hermoso, teniendo que sufrir la ingratitud de la nobleza castellana”.

 Vivían judíos por toda Europa, pero, a  España, ya llegaban judíos antes de la muerte de Cristo. Se les daba el nombre de ladinos o latinos y sefardíes. España estuvo en otros tiempos llena de judíos, y llegó a ser el  País del mundo con mayor población de ellos.
El año de 1492, cuando fueron expulsados de España, se quedaron en ella, los que fingieron convertirse al cristianismo, pero la mayoría  lo hicieron con mucho cálculo  y se casaron con cristianos de cierta nobleza y otros “marranos” se casaron con parejas de su misma condición, para conservar oculto su judaísmo. Alguien me contó que en Alquezar, hicieron amistad judíos con gitanos, por el temor que sentían de perder su vida. Un judío se casó con una cristiana y llenó su casa de escudos de nobleza, en la casa en la que vivió muchos años, en un pueblo próximo a Alquézar.
Muchos judíos encubrieron su condición de tales y ahora, pasados muchos años, ignoran sus orígenes judaicos. Los judíos por todo el mundo conocido desde viejos  tiempos, han sido perseguidos y han tenido que ocultarse unas veces y cambiar sus nombres y apellidos y emigrar en tiempos del Viejo Testamento, a Egipto y después a todo el mundo.  
Los judíos han pensado mucho, a través de los siglos, porque para comprobarlo, sólo hace falta darse cuenta de que son veintitrés  los judíos,  que han alcanzado el Premio Nobel. 
Yo sé de españoles que saben que han pertenecido al judaísmo y algunos todavía le tienen fe. Por ejemplo yo tengo parientes de Menorca que saben que pertenecieron a la religión judía y otros que no saben que pensar, si creer o no en el judaísmo.
A  pesar de su inteligencia, han sido odiados por el pueblo sencillo porque muchos se han  dedicado  a actividades prohibidas para el hombre bueno, como la usura o el préstamo de dinero abusivamente. Esta actividad creó un odio en los pueblos donde se asentaban.  
Los judíos de las Aljamas, se comunicaban por escrito desde distintos lugares a otros. Colón, que fue judío y descubridor de América, ¡cómo se vio acompañado de los judíos, que con él,  marcharon al Nuevo Continente ¡.Los judíos han sufrido el odio,  algunas veces de otros judíos, que ocultan sus orígenes, como Hitler, que causó la muerte de miles o más bien de millones de ellos, muchos en campos de concentración. El  trató de ocultar su identidad judía. Estando yo en un Colegio de Escoriaza, en Guipuzcoa, llegó  un judío europeo, que debía ser de origen “marrano”, porque hablaba en castellano, huyendo de Europa, para no ser sacrificado  por algún discípulo de Hitler. Pidió ser acogido por el Colegio, pero se le dieron algunos bocadillos y fue despedido.Caminando por el Coso Bajo, al lado de la antigua Casa Blecua, antes Banca de Casaus, estaba sentado Abel Gaeguer. Allí sentado en una escalera que servía de entrada a algún local, esperaba recibir alguna limosna. Le pregunté que quien era y me contestó que procedía de Ucrania y últimamente lo nacionalizaron en Israel. Me contó que en Huesca había visto restos del judaísmo, en Barrio Nuevo, en una antiquísima sinagoga, donde efectivamente se encuentran esculturas judías.Nació Abel cerca de Kiev, por los años de 1950, y cuando yo lo conocí debía  tener sesenta y uno. Allí se dedicaban sus padres a arreglar carros que arrastraban las  caballerías.  Cerca de Kiev, los judíos tuvieron que salir de sus hogares y caminar en fila al Barranco de Bali Yar. ”Allí los agruparon en lotes de diez judíos y fueron obligados a desnudarse y a cavar zanjas en las que iban a ser arrojados. Fueron los  asesinos, miembros ultra- nacionalistas de Ucrania, en colaboración con las SS y los asesinados una gran parte de la población judía”. A los seis años, Abel fue llevado a vivir a Israel.  En este País luchó como soldado y como policía durante catorce años.  Aquel hombre que tanto había sufrido en Ucrania y que continuó luchando durante catorce años de policía, no se sintió feliz en aquella  continuada guerra, que empezó a sufrir de muy niño y partió para Francia, Inglaterra e Irlanda, donde ejerció de pastor y allí en Irlanda le pareció ser un pastor de los antiguos en el viejo Israel,  pero,  a pesar de tanto sufrimiento, él siguió esperando en el Señor. Yo bajaba cada día a Casa Blecua para hablar con Abel, pero un día dejé de verlo y no sé donde está ahora.    
En Zaragoza enseña una gran profesora, que entre otros temas estudia sobre el judaísmo. Se   llama Asunción Blasco, que describe la vida de los judíos en Zaragoza, con gran exactitud. Escribe sobre dos directivos de los judíos,  llamados unos los Alazar y otros los miembros de la Caballería y además “sobre diversas actividades de los judíos en Zaragoza, como por ejemplo en préstamos,  medicina, actividades artesanales e industriales, también insisten sobre el sector textil, comercio de paños y tejidos, tenerías ,metal, madera, servicios y actividades comerciales”. Habla también sobre los juegos de azar. Asunción Blasco escribió un libro-disco que hace que el que lo compra, lo lea y escuche los sonidos de los Romances Sefardíes. Satisface leer o escuchar el apellido de Asunción, que es de origen judío, pues en algún periodo de la historia pasada, sus antecesores  cambiaron el apellido judío por el apellido Blasco. Ocurre lo mismo con Bescós, Acín Garcés, Senés, Puértolas, Bielsa, Escartín,  Garcés, Lanuza, Bielsa, Cabrero y en otros muchos más. Otro apellido que llevan varios aragoneses, es el  Navarro, porque muchos judíos aragoneses, cuando los expulsaron, fueron a pueblos de Navarra,  dejaron su apellido judío y con el apellido Navarro, regresaron a Aragón, a distintos pueblos como Herrera de los Navarros.
 Y este apellido de Blasco me satisface porque es el segundo apellido de mi abuelo materno Ignacio Zamora Blasco, que quiso deshacer su apellido judío “López de Zamora”, que probablemente se había ya transformado de apellido judío en apellido de Infanzón. Sus antepasados, su apellido judío lo cambiaron en un Escudo Infanzón, con un lobo en su parte más alta y las barras de Aragón en su parte baja.   Este apellido venía de la Villa de Bierge, donde ya  constaban sus portadores en 1495, Johan y Antón de Zamora. Sucesores de estos, pasaron a Abiego. De Abiego pasaron a Coscullano y constan José Francisco y Demetrio López de Zamora  que en 1801, se les concedió la infanzonía. Se sabe que los antepasados míos López de Zamora, eran parientes de los del mismo apellido de Bierge y estaban establecidos en Bandaliés. ¿Cuál sería el antiguo y judío apellido de los López de Zamora?. No lo sé, pero en su infanzonía se ve su fe religiosa cristiana, pues hay  incluso sacerdotes entre los López de Zamora. Vivieron al amparo de la Sierra de Guara y al lado de los Vallés, que también tenían su apellido transformado de la lengua judía a la latina, en Bandaliés, Coscullano , Ola, Abiego y Bierge. En esa Sierra de Guara existía un judaísmo,  apagado o medio apagado, por qué en Yaso,  desde 1420, Martín Cabrero, Señor temporal de Yaso, recibió el privilegio de ser Noble de Aragón, por concesión del Rey Alfonso el Batallador. Por aquellos años del siglo XIV, eran muy numerosos los judíos que vivían en el Alto Aragón. Por ejemplo basta mirar el libro de Jaume Riera i Sans y leer las muertes de judíos, causadas por los “pastorells” franceses que bajaron desde Francia al pueblo del Sobrarbe, llamado Monclús. Eran treinta las familias judías que en tal pueblo del Sobrarbe vivían y se dedicaban a prestar dinero y tales prestamistas, por esta causa, siempre fueron odiados y  envidiados. Sin pensar en la bondad o maldad del judaísmo,  el vicio de la usura, siempre ha sido odiado. ¿No podían ser las circunstancias de las dificultades de ganarse la vida los judíos, las creadoras del vicio de la usura?. No fue la Justicia la que eliminara ese vicio de la usura, pero tampoco fue la virtud la que evitara el asesinato de treinta y cuatro judíos, sino que fueron el fanatismo y la intolerancia. Aparecen en un artículo de Jaume Riera, un cuadro del año de 1320, de unos sesenta judíos, con sus  nombres judíos, como por ejemplo el de “Joan de Montclús, hijo de Juce Gatenyo”, éste muerto y otros que conservaron sus vidas por renunciar a su fe. Se comprueba con la lectura de esta lista de judíos, como aparece entre ellos el nombre de Monclús, que todavía se conserva entre los altoaragoneses.
Se nos han mostrado la avaricia de los judíos, basada en la Usura, como en el caso de Monclús, pero existe entre muchos de ellos, una fe en el espíritu de ahorro que deben tener y tienen los judíos.
En uno de los cuentos, escritos en Costa Rica después de huir de Polonia, de Samuel Rovinski, se da uno cuenta de ese espíritu de ahorro de los judíos. Escribe: “Esta gente no ahorra. Sólo los  ricos serán ricos en este país. A ellos no les hace falta ahorrar. Nacieron ricos, Janche. A los hijos hay que enseñarles el valor del trabajo. Y  del dinero también. La persona que no trabaja es vaga, inútil, se llena de malos pensamientos, y codicia el dinero ahorrado por los que sí trabajan.
Pero el afán por el dinero no es propio solamente de los judíos, porque dice el judío Bartolomé Bennasar, que “la Inquisición se preocupaba más que de la fe, de obtener riquezas personales de alguno de sus miembros”. Hemos estado tratando de olvidar al pueblo judío, cuando en nuestra historia hemos participado de sus cuarenta y seis libros bíblicos, que van desde el Génesis hasta los Macabeos y hay veintisiete libros más del Nuevo Testamento. Ya desde que era niño, en Siétamo,me acuerdo de cuando, al llegar la Semana Santa, gozábamos haciendo sonar una carracla o una matraca, sin darnos cuenta de que aquellos instrumentos procedían de los antiguos tiempos del Antiguo Testamento. Estábamos los niños gozando del placer de hacer sonar tales instrumentos, sin saber que ya eran utilizados en el Antiguo Testamento, mientras nosotros teníamos antipatía a los judíos. Muchos de los ciudadanos actuales, sin saberlo, llevan  o llevamos sangre de aquellos ciudadanos judíos. En una emisión de la revista judía “Confidencial”, dice que para Florentino Portero “es difícil entender la cultura española,  sin conocer antes el judaísmo”, “que es uno de sus pilares”.
“Es difícil entender el cristianismo sin conocer sus puntos comunes con el judaísmo”, sentencia Portero, profesor de Historia  contemporánea y conocedor de Sefarad. Basta con contemplar en  Huesca, la Procesión del Viernes  Santo, en la que   salen los Profetas y las Sibilas. “¿Nos hemos olvidado de nuestros antepasados, los judíos?. Tal vez sí, porque, como escribí en mi artículo “ Sefarditas de Huesca”, en que “mi padre Manuel Almudévar,  me contaba hechos, que ocurrieron en la pequeña historia. Por ejemplo el de un Diplomático aragonés, natural de un pueblo del Somontano, Berbegal y apellidado Palacio,  que estando en el Líbano, se le acercó un joven muchacho, que vendía Tortas de Ayerbe, nombre tan español como  su origen, en algún horno, en este caso de la Villa de Ayerbe”. “¡Qué tristeza sentirían los judíos al ser expulsados de Sefarad o España y qué alegría sentiría  el Diplomático Palacio, al ver y escuchar a este joven sefardita originario, con casi seguridad de Ayerbe. Se recuerda más por el mundo que por la península el recuerdo de los judíos, porque por aquí, ya casi nadie se acuerda del pueblo judío, si no es en su papel político por el mundo”.
Pero “en una emisión de la revista judía “ Confidencial”, pone que  para Florentino Portero “es difícil entender la cultura española, sin conocer antes el judaísmo”, “que es uno de sus pilares”. Hay que repasar un poco la vida de los Cabrero de Yaso, para darse cuenta de lo que trabajaron por España y América, hombres de origen judío. El médico y farmacéutico Miguel Ribera del Pueyo, me dijo que es pariente de Martín Cabrero, Señor de Yaso, que fue ennoblecido por el Rey Alfonso V, el Magnánimo y que en 1420 se casó con Isabel de Paternoy, nieta de Don Ciprés de Paternoy. Fue este hombre de raza judía , padrino  del Rey Fernando el Católico. El pueblo de Paternoy, el primer Abad del Monasterio de San Juan de la Peña, llamado Paterno, lo fundó el Abad Paterno, muy cerca del Monasterio de San Juan de la Peña. El caballero Don Martín Cabrero, abandonó el judaísmo  y lo ennobleció como Infanzón,  el Rey Alfonso V en 1420.  Se casó con Isabel de Paternoy, nieta de Don Ciprés de Paternoy,  padrino del Rey Don Fernando el Católico. Al cambiar de judío en Infanzón  se procuró un escudo en campo de sinople, una cabra de plata;  bordura de oro, cargada de diez escudetes de gules, con el jefe de plata. Añadió al escudo su esposa Isabel de Paternoy, un ciprés.
Fueron diecinueve el número de generaciones de Cabrero que mantuvieron su residencia en YASO Y TODAVÍA EL NÚMERO DIECINUEVE, Pedro Cabrero Ferrer, tuvo que probar su Infanzonía.
Su hermano Domingo Cabrero Ferrer, natural de Yaso,  se casó con ISABEL BESCÓS, apellido muy frecuente es esa Sierra de Guara. El escudo de los Bescós está unido al de los Cavero de Yaso y el escudo de los Bescós se conserva en Santa Cilia de Panzano, en casa de mi amigo, Gonzalo Bescós, de los que por cierto, ya éramos parientes los Azara, una de las cuales estaba casada  con mi antepasado Almudévar. Cuando fui a Santa Cilia a ver a Bescós, me hizo leer el Libro de la Infanzonía de dicho apellido. Por los pueblos cercanos, como Bastaras y Panzano, quedan y de Bastaras se fueron  parientes de Gonzalo con su mismo apellido de Bescós. Todavía se declaran parientes de Manuel Bescós Almudévar, que en 1923 fue alcalde de la ciudad de Huesca.y escritor de libros y más conocido por SILVIO KOSTTI. El ingeniero Bescós Lascorz, con mi abuelo Manuel Almudévar Vallés hicieron un canal para llevar el agua del río Guatialema a la fábrica de Harinas que construyeron en Siétamo. Se casó Bescós con una hermana de Manuel Almudévar y tuvieron un hijo,  SILVIO KOSTTI.
Manuel Besccos  Almudévar (Silvio Kosti).

Por cierto que Manuel Bescós e Ignacio Zamora Blasco, venían de los judíos y sin embargo Manuel Bescós de olvidó de sus consanguíneos, los Bescós de la Sierra de Guara, pero estos no se olvidaron de su genealogía y de su religión,”porque la Madre de la Comunidad de Santa Ana, discípula de la Madre Rafols, fundó en Panzano un Colegio, para educar niñas de ese territorio. Aquellas niñas se dieron cuenta de que la vida no es solamente materia, sino también espíritu, como se dieron cuenta también los hijos de Silvio KOSTTI”.
Silvio KOSTTI, se olvidó de la religión judía de su familia en otros  tiempos y de la cristiana en su periodo de vida. Escribió “Las tardes del Sanatorio” en que “canta la renovación del Hombre de Neandertal en esta Tierra…y saca escenas pornográficas y actos de “vulgar erección de cornamenta en el Doctor Cornelius Korner, por el chófer Jhon a su esposa Zoe”. Fue excomulgado” “Pero sus hijos…le hicieron darse cuenta de que la vida no es sólo materia, sino también espíritu”.
Silvio Kostti se olvidó de la religión judía y de la cristiana y escribió “glorias de luchas armadas en mundos imaginados por su mente”. La Madre Pabla Bescós, Hermana con la madre Rafols en la Comunidad de Santa Ana, pensaba en la educación cristiana de las niñas, siendo como los Bescós, descendiente de Judíos.
El número XIX de los Cabrero de Yaso fue Pedro Cabrero Ferrer y tuvo un hermano ,llamado Domingo “segundón de la casa Cabrero de Yaso.Este Domingo Cabrero no quería en aquellos años de 1750 a 1793,proclamar en su escudo, solamente a los CAbrro y a los Paternoy, sino que el escudo puso en el segundo cuartel, “el corazón de los Bescós, sosteniendo una Cruz”.




Y mi abuelo Ignacio (López de) Zamora, venía del linaje aragonés de Bierge, y tenía por escudo los cuatro bastones de gules de Aragón y  brochante, sobre el todo, un león de oro. Pero a él no le parecía bien presumir de tal escudo, porque él creía que era judío y, al parecer lo ocultaba o no nos hemos enterado sus descendientes de que alguien pudiera saberlo y se lo comunicara.
Cuando se quitó parte de su apellido “López de”…. abandonó también el escudo de los López de Zamora, del que ya no se vieron más en su domicilio. Vivió en la Calle de San Martín o de Los Tocinos, bajando a la Plaza de San Martín. Los judíos cambiaban su nombre con mucha facilidad y mi abuelo, cambió su apellido y no ha llamado la atención de la gente, pues los López de Zamora de Bierge no lo han cambiado.
 En una revista publicada por Internet, pone “Ignacio Zamora Blasco  ( 1861-1914), propietario y político oscense que en 1914 era uno de los principales contribuyentes en la Capital, había estado con los Posibilistas de Camo,  desde 1887. Diputado Provincial entre 1892 y 1900 y también en 1913.”.
 Su cultura la cultivó apuntándose a la Enciclopedia Hispano- Americana, que mi familia todavía conserva en Casa Almudévar de Siétamo. Pero la religión cristiana no la cultivó, porque cuando se casó con mi abuela doña Agustina Lafarga, fueron de viaje de novios a Madrid y allí estuvieron un mes. Cuando llegaba una fiesta de precepto, mi abuela iba a Misa, pero mi abuelo Ignacio, la acompañaba hasta la puerta de la iglesia, pero no entraba en ella. Era un hombre que respetaba a su prójimo y compró un conjunto de Instrumentos quirúrgicos, para que los utilizaran en el Hospital. Murió,  pero su esposa, entregó dichos instrumentos al Hospital de la Diputación provincial de Huesca, de la que era Diputado. Estando enfermo, le dijo a su esposa, que había entrado en tratos con los dueños de una mina, que estaba en la provincia de Huesca y  que no pudo explotar. Tengo que enterarme de qué mina se trataba. Parecía su vida un sufrimiento , pues al morir, alguien de Huesca le colocó en su cabeza una “kipa”, especie de bonete, que empean los judíos de todo el Mundo, para proteger su mente y venerar al Señor.
¿Cómo me enteré de este dato de su judaísmo?. Murió mi abuelo en 1915 y mi abuela en 1956. Por tanto mi abuelo murió en 1915 y mi abuela unos cuarenta años después. Y fue un entierro el que me reveló que el difunto se conservó judío, desde mil siescientos noventa, en que su familia se cristianizó, y ya la habían sido sus antecesores desde lejanos tiempos.Yo nací en 1930, mi abuelo en 1915 y mi abuela en 1956, e hizo falta que pasaran cuarenta y un años, para que en una tumba me enterase de que mi abuelo se creía judío.Y tuvieron que transcurrir años sin cuento, para que yo pudiera ver a mi abuelo, con el que iban a enterrar a mi abuela. Apareció su cuerpo y su cabeza estaba casi reconocible, para que alguno que lo hubiera conocido vivo, lo reconociera. Me llamó la atención una especie de  bonete, con espacios vacíos entre sus estructuras, que cubría su nuca y parte de su cabeza. Me estaba fijando en ella y el enterrador, buscando espacio para mi abuela Agustina, movió su cuerpo y aquel  bonete,  que era una Kipá judía, cayó desde su cabeza al fondo del  ataúd. Había asistentes al entierro de mi abuela con mi abuelo, pero no pude saber quién  era un señor mayor, que me dio el pésame y yo pensé que era algún pariente lejano de mi abuelo.La kipá es como una bóveda del cerebro, que guarda la doctrina de los judíos. Las hay de diversos colores, pero el más serio es el negro. ¿Quién iba a pensar sobre la fe de Don Ignacio Zamora Blasco,que en su historia aparecen sacerdotes como el cura de San Julián de Banzo, don Manuel Aznárez López de Zamora, que hacía pasar las vacaciones en su casa, a mi madre y a mi tía Eugenia y que sigue enterrado en la iglesia de San Julian de Banzo?.
Mi abuelo Ignacio López de Zamora estudió para Abogado y dejó en casa,varios libros de Derecho.Antes de casarse mi abuelo,vivió con su tío Don Benito Zamora y Coronas, que murió en 1891.Se observa como tío y sobrino dejaron a un lado el apellido de López de Zamora,para convertirlo solamente en Zamora.
Fray Benito Zamora y Coronas.
Se preocupaba mi abuelo del Santuario de San Cosme y San Damián,donde su tío. Primeramente fraile Carmelita Descalzo,dirigió el culto en este Santuario, durante treinta años. Pero también le preocupaba la salude del Pueblo,como demostrño entregando al Hospital de Huesa, instrumentos quirúrgicos para salvar la vida de muchos oscenses.
En casa de Ignacio Zamora se guardaba la imagen de la Madre Berride, que se ha sometido a Roma para ser canonizada. Esta Madre Berride no le quitó a mi abuelo su creencia en  el Judaísmo.
Ignacio Zamora encontraba la cultura española difícil de entender sin contar con el judaísmo. Ignacio conocía el cristianismo, pero no comprendía que el judaísmo fuera totalmente diferente del cristianismo Dios eligió al pueblo de Israel para que fuera un portavoz de una Alianza. Y Jesús lo comprendió,viniendo al Mundo predicando la doctrina del Amor, de la Caridad, la misericordia,fundando el Cristianismo.
Los judíos, en cambio esperaban que el Mesías librase a los judíos de los Romanos.
Había llegado el momento de la unión de los cristianos con los judíos, pero éstos no reconocieron la Doctrina de Cristo, porque pensaban en hacer caer al poder de los romanos y los cristianos buscaban el perdón de los pecados de todo el Mundo.Los que no creyeron estas ideas, se quedaron en judíos,con el Antiguo Testamento y la Doctrina de Jesús estña en el Nuevo Testamento. ¿Cuáles serían las ideas de mi abuelo de la diferencia entre los bienes materiales y los espirituales?. No se sabe. Cuando  los Reyes de España, visitaron la Sinagoga de Madrid el 31 de Marzo de 1992,Don Juan Carlos afirmó que Sepharad  había dejado de ser una nostalgia para convertirse en un hogar en el “no debe decirse que los judíos se sienten como en su propia casa, porque los hispano-judíos están en su propia casa”.
Libro procedente del Monasterio de San Juan de la Peña.

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