lunes, 26 de abril de 2021

Binéfar (Pregones y pregoneros) jueves 12 de marzo de 2009

 



Pregonar, Señoras y Señores, es publicar, hacer notorio en voz alta, algo para que todos tengan noticia de ese algo. Para tal menester, estaban los pregoneros y todavía están, sin ir más lejos, en varios pueblos del Somontano, donde después de hacer sonar estridentemente el cuerno de latón, por orden del Señor Alcalde, se hacen saber, unas veces noticias malas como cuando anuncian que ha llegado “ o contrebucionero” y otras veces se hacen saber buenas nuevas, como cuando en verano anuncian la venta de “malacatones” del Cinca o en invierno la de sardineta fresca. Esta, en Santurce, según se oye en la canción, la anuncia una hermosa mujer con la falda remangada y luciendo la pantorrilla, en tanto que en otros pueblos, el pregonero lleva un mostacho como un gendarme y una barba como Matusalén.

Iglesia de San Pedro Apóstol de Binefar.

Hoy día se va substituyendo a los pregoneros por altavoces, que se colocan en las torres de las iglesias o en los balcones de los Ayuntamientos.
Pero la palabra pregonero tiene un significado más amplio, pues dicho señor puede también hablar elogiosamente en público, ya de una persona, ya de una ciudad, haciendo resaltar sus buenas prendas, celebrar sus hazañas, incluso cantándolas en verso y profetizando su futuro.
De este mi intento de clarificación de la palabra pregonero, me puedo introducir en pregonar las “las buenas prendas y celebrar las hazañas”, que se han producido en Binéfar, a lo largo de los siglos.
No es extraña la palabra pregonero para los binefarenses, porque ya hace siglos que en Binéfar existían unos pregoneros, que cobraban medio maravedí por cada mil del valor de la mercancía que anunciaban y otros a los que llamaban heraldos, que bien ataviados sobre sus caballos enjaezados, anunciaban la presencia de los magnates, después de hacer sonar su larga trompeta de la que colgaba un gallardete de múltiples colores.
Eran esos heraldos, para mí al menos, más elegantes que los que ahora anuncian a “os mainates” con bocinas o por medio de sirenas.
A un pregonero de esos que cobraba el maravedí, le ocurrió subir la tarifa por su cuenta y lo degradaron a verdugo; de aquí viene el refrán que dice: ¡Como subo, subo de pregonero a verdugo!, con el que daba a entender su lamentación , aquel que venía a menos.
El pregonero de la larga trompeta, al que llamaban heraldo, caballero en su caballo, tiene su réplica hoy día en el caballero de a pie de larga lengua al que sus vecino conocen por la gaceta, de donde viene el dicho de mientes más que la gaceta.
Hay que hacer un pregón que sea como un canto a Binéfar, a sus mairalesas y a sus fiestas. Para ello debían haber buscado un hombre como Ramón J.Sender, pero está muerto y por tanto habrá que emularlo en su aragonesismo.
Hay quien dice y sus motivos tendrá, al no haber encontrado documentos que enrolen a Binéfar en nuestras gestas, que vuestra villa no tiene historia. Yo, en cambio como vuestro pregonero afirmo que así como Sender se proclamaba con orgullo, ilergete, es decir un ibero de la tribu que ocupaba su espacio desde Lérida hasta Huesca. Binéfar puede proclamarse de la misma condición, pero ¡con escrituras!.¿Qué escrituras son esas?. Son escrituras en piedra escrita con caracteres ibéricos. Para saberlo basta mirar en la Enciclopedia Aragonesa la palabra que da nombre a vuestro pueblo y hallareis un apartado que habla del monumento de Binéfar. Se halla depositado en el museo de Huesca y data de mediados del siglo II antes de Jesucristo. El frente ofrece en la parte superior el típico escudo de los iberos (caetra) y la lanza y en el inferior figuras de cadáveres mutilados a los que devora un ave mitológica(el grifo) que llevaría, según sus creencias, las almas a la morada de los difuntos. Hay además una “espléndida inscripción en caracteres ibéricos, que como he dicho antes, testimonian la antigüedad de vuestra historia. El monumento se erigió en honor del dios de la guerra de los iberos: Neitin, equivalente a Marte.
No sé si Sender tendría conocimiento de lo dicho, pero creo que si lo hubiera sabido, hubiera escrito sobre ello, pues en alguna de sus obras habla de dioses griegos en nuestro Pirineo. Hay en el monumento manos cortadas que representan trofeos de guerra.
La historia no consiste solamente en el relato de los hechos de un pueblo, sino que este pueblo puede hacer su historia. Aquellos antiguos aragoneses decían: Non descendemos de reyes,  reyes descenden de nos.
Binéfar tiene su antigüedad escriturada en piedra, pero es que cuando nació Sender en 1901, tenía unos 1500 habitantes y en 1978 más de 7000. Binéfar está creando su propia historia, porque si miran las estadísticas ¿cuántos pueblos aragoneses que tenían mil quinientos habitantes cuando los tenía vuestro pueblo, están a punto de desaparecer?.
Esto significa que aquellas manos que nuestros antepasados cortaban, ahora se respetan, porque las manos sirven para que los hombres nos comuniquemos con gestos que acompañan a la palabra; sirven para el trabajo, que os ha hecho prosperar y sirven para chocarlas amistosamente, para estrecharlas en armónica convivencia y para brindar vuestras copas y vasos en honor de vuestras “mocetas”, que adornan estas fiestas y por el porvenir de vuestra Villa.
Entre los papeles del pregonero entra también el de augurar un brillante porvenir a aquel o aquello que se pregona y yo creo no equivocarme, estudiando la evolución de Binéfar, pregonando otra vez, que sois proa del barco altoaragonés.
Digo que Sender tiene méritos para que un hombre de su categoría lo cantase porque desde mi intuición percibo datos coincidentes y es que Sender nacido en la parte oriental del Altoaragón, en la que se asienta vuestro pueblo, siempre se enorgulleció de su ser aragonés y habiendo llegado a ser un escritor de fama universal y propuesto para el Premio Nobel, siempre recordó su patria chica y jamás se avergonzó de utilizar palabras aragonesas en sus novelas, de modo que si un altoaragonés se pusiera a leer una de sus obras de la que hubiera desaparecido el nombre del autor, caería enseguida en la cuenta de que ese relato había sido escrito por un aragonés.
¿Sería mucho atrevimiento por mi parte tratar de desvelar el proceso mental que se desarrollaba en el cerebro y en el corazón de Sender?. No lo sé, pero él se recrea en sus escritos con diversas palabras nuestras, explica su significado, por ejemplo en su obra Solanar y Lucernario aragonés habla del ibón, uno de esos lagos que embellecen nuestros Pirineos, de amprar por pedir prestado, de lurtes por aludes, de chandríos,  de carasoles, de andalocios,  de bateaguas, de bresca o miel con la cera, de calibo, de bolisas de nieve y de muchas, muchas más.
El sabía catalán porque estudió en Cataluña y el castellano lo elevó a la gloria; sabía por tanto distinguir nuestras palabras de las pertenecientes a otras lenguas. Teniendo en cuenta que en sus tiempos de estancia entre nosotros todavía no se tenía la inquietud de revivir nuestra “fabla” aragonesa, él parece que tenía, por lo menos, la de conservar sus palabras incorporándolas al castellano.
En su novela las gallinas de Cervantes, llega a incorporar la palabra “bateaguas” por paraguas, cuando en Tamarite se ha pasado a hablar de”paraiguas” en catalán y que conste que este retroceso lo he leído en una revista del vecino pueblo, en el que relacionaba un número considerable de palabras aragonesas, que han desaparecido.
Sólo un genio puede hacer humor negro de las desgracias de otro genio y por eso Sender en la obra que he citado antes, las gallinas de Cervantes en que introduce la palabra bateaguas, describe el proceso, poco conocido, de la separación del manco de Lepanto de su esposa; en el corral ésta tenía gallinas a las que manifestaba gran afición, que aumentaba cada día; su esposo la observaba desde el solanar y veía y oía como imitaba el cacareo de las aves; aquello era alarmante hasta que una noche al acostarse, llegó su esposa y en lugar de tenderse en el lecho, se posó en la cabecera de la cama, como una gallina se posa en la palanca.
Allí acabó todo, porque Cervantes la abandonó.
Esta anécdota la introduzco, porque aquí en Binéfar siempre ha habido muchas granjas y de su relato puede salir el escarmiento porque de los escarmentados salen los avisados y avisados por Cervantes y Sender, los granjeros deberán tener cuidado. No me explico cómo teniendo tal marido, aquella mujer se convirtió en gallina; más explicable sería que aquí, en vuestro pueblo, algún cincuentón como yo, se convirtiera en pollo, viendo las maravillosas pollitas que aquí viven.
Pero volvamos al aragonesismo de Sender y de la parte oriental de la provincia, como Binéfar, también tan aragonesa como he podido comprobar en mis conversaciones con sus habitantes y por diversas anécdotas que me han contado y que no creo oportuno sacar a colación; esa apreciación no se estudia en los libros, sino que se respira en el ambiente y yo personalmente he llegado a la conclusión de que Binéfar es la proa del barco aragonés enfilada hacia Cataluña e imitando al poeta en su verso que decía que San Saturio en Soria es la atalaya que mira hacia Aragón, yo digo que Binéfar es la atalaya de Aragón que mira a Cataluña.
He puesto también de manifiesto como Sender conservó su inquietud por nuestras palabras en unos tiempos en que eran despreciadas y ahora quiero añadir que muchos años antes un binefarense,  Don Benito Coll y Altabás,  apellido que aunque un poco lejano, yo también llevo, ”obtuvo el primer premio en los Juegos Florales de Zaragoza de 1901,con su trabajo “Colección de voces usadas en La Litera, que quedó inédita hasta que se insertó en la segunda edición del Diccionario de Voces Aragonesas de Jerónimo Borao, impreso en Zaragoza en 1908 por la Diputación Provincial” (Conte). A ese Borao hace referencia Sender en su comentario sobre la voz aragonesa ibón. Don Benito murió en Binéfar en 1930.
He manifestado que vuestro pueblo es muy aragonés, como Sender y que como él defendió nuestras palabras, un paisano vuestro que incorporó palabras al Diccionario Aragonés, pero la vida es un abanico muy amplio de diversas facetas, empezando por la cocina, por aquello de que “primum est manducare et deinde filosofare”, primero comer y después filosofar y a este propósito otro paisano vuestro Don Teodoro Bardají y Mas, fue maestro del arte culinario, que entre otras obras lanzó su Breve recetario de cocina, libro práctico en contraposición a su otra obra “La cocina para fiestas”, donde por lo visto, enseña a preparar platos que harían felices a Gargantúa y Pantagruel. ¡Qué bonito sería conseguir la copia de alguna de sus recetas para poderla hacer realidad en estas vuestras fiestas!.Es lamentable que habiendo alcanzado la obra de Don Teodoro, muerto en 1958, celebridad en el mundo de la cocina, no se conozca en nuestra tierra.
Aquí ha habido de todo: guerrilleros como Juan Miguel Barber, juristas como Don Joaquín Mozárabe y Ramón, que llegó a rector de la Universidad de Huesca en 1770 y una figura a la que Binéfar sigue queriendo, el Padre Llanas, a quien tenéis dedicad
Es notorio que de los tiempos ibéricos, se erigió en Binéfar un monumento en honor del dios de la guerra, al que adoraban, como los romanos adoraban a Marte.
No sé si Sender tendría conocimiento de lo dicho, pero creo que si lo hubiera sabido hubiera escrito sobre ello, pues en alguna de sus obras habla de dioses griegos en nuestro Pirineo.
Ese monumento puede verse en el Museo de Huesca y en él hay manos cortadas, que representas trofeos de guerra.
La Historia no consiste solamente en el relato de los hechos de un pueblo, sino que ese pueblo puede hacer su historia. Aquellos antiguos aragoneses decían: ”Non descendemos de reyes, reyes descenden de nos”.
Binéfar tiene parte de su antigüedad escriturada en piedra, pero es que cuando nació Sender en 1901, tenía unos 1500 habitantes y en 1978 más de 7000. Por tanto el pueblo está creando su propia historia, porque si miran las estadísticas, ¿cuántos pueblos aragoneses que tenían mil o mil quinientos habitantes cuando los tenía vuestro pueblo, están a punto de desaparecer?.Esto significa que aquellas manos que nuestros antepasados cortaban, ahora se respetan, porque las manos sirven parra que los hombres nos comuniquemos con gestos que acompañan a la palabra, sirven para el trabajo, que os ha hecho tan progresivos.
Del barco altoaragonés está Binéfar en la proa, en su trabajo tenaz su vida tiene la prosa y en el estudio y cultivo de los valores humanos encontrará poesía, como también la razón para ser todos hermanos.
Existe la poesía en la plaza donde se sientan los viejos, en los ojos refulgentes de aquestas donosas mozas que reinan en estos actos festivos, para volver a la prosa del trabajo y del estudio, que darán progreso y paz a la Villa de Binéfar.
Ignacio Almudevar

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