Es amigo mío porque nos conocemos
desde hace ya muchos años, porque somos nacidos y hemos vivido, cada uno en un
pueblo próximo al otro y hemos corrido el mundo muchos años lejos de nuestros
lugares de nacimiento. Él estudió
Magisterio en Huesca capital y yo me hice Veterinario en Zaragoza. Vivimos en el
mundo y yo me acuerdo del pasado y de su historia mientras él recuerda el pasado de la Casa Convento llamada CASA PONZ, donde
nació y siempre recordando que en ella estuvo el Rey Sancho Ramirez, buscando
el futuro de Aragón, y mi amigo busca el porvenir por Aragón, cuando se ve
obligado a marchar de Velillas. Él no
puede olvidar el nombre de su Casa que se llama igual que hace “mil años”, es
decir Casa Ponz, Convento de frailes franceses, fundado por Sancho Ramírez,
como pensaban entonces, igual que ahora, en una Nación Europea.
Su pueblo y el mío era originales, aunque el de mi amigo ya está en camino
de ser abandonado por sus antiguos habitantes. En el mío ha existido hasta la
Guerra Civil, un Castillo- Palacio, que vigilaba una Vía
Romana. Pero esa Vía fue luego un camino moruno, después un camino cristiano,
en cuyas orillas se levantaban “casetas de los pobres”, en las que se refugiaban
los pobres y peregrinos, que iban y venían de Alquézar. El Castillo-Palacio fue
derruido para la Guerra Civil y quedó una “Caseta de los Pobres”. Esta vez no
la derribó la Guerra, sino el tiempo. Siétamo con su Castillo estaba en la
misma Vía Romana y Velillas, debajo de Liesa, comunicada por la citada Vía, que
aproximaba ambos pueblos a lo alto de la Sierra de Guara. Entre ambos pueblos pasaba la Vía Romana o
camino que conducía a Alquézar, por la Ermita de Liesa y el Monasterio de
Ibieca, lugares donde se defendía y se cuidaba igual que en Siétamo desde el
Castillo del Barón, más tarde Conde de Aranda, la misma Vía Romana. Desde el
Monte de Arbaniés baja por Ibieca un río de poco caudal, pasa por Liesa y entra
en Velillas.
El monte de Velillas acaba por el
Sur debajo de la Autovía que va desde Huesca hasta Lérida, por donde sale el
riachuelo que va a parar al Río Alcanadre. En la entrada al tozal donde se
eleva la Ermita de San Bartolomé, un amigo mío encontró una moneda de oro
visigótica y en su parte baja se alza una figura prehistórica de una mujer
preñada. Todo lo que se encuentra en la parte de debajo de la Autopista es
similar a todo lo que se encuentra en la extensión que va por encima de ella, hasta el lugar de belleza,
sagrado ,de Alquézar. Cuando supe el
encuentro en la antigua ermita de San Bartolomé, soñé con los mil años de Velillas
por el Sur y Alquézar por el Norte, que es una zona, llena de Historia. Estuvo
ocupada por los moros y fue conquistada por el Rey Sancho Ramírez ( 1043-1094),
que fue Rey de Aragón y Pamplona. La Historia lo reconoce como Sancho I de
Aragón y como V de Pamplona. Por el año de 1065, conquistó Alquézar, que
incluía las villas de Buera, Colungo y Adahuesca. Se encuentra este pueblo en
la Vía Romana que va desde Huesca hasta Alquézar, pasando por Siétamo.
Jaca consolidó su condición de ciudad, capital
del Pirineo Oscense, que fue repoblada por el Rey con comerciantes burgueses ,francos y
bearneses, que hablaban en vasco y
cultivaron en Jaca el comercio. Una gran parte de los bearneses era de raza
vasca y ellos siguieron viniendo en años sucesivos, llegando mucho más tarde a
Zaragoza y a Valencia. Entre ellos estuvieron los Almudévar o Almudéver, que
cultivaron en Valencia además del castellano, la lengua valenciana.
Son mil años de Historia vividos
por Alquézar y Velillas de vida cristiana, que, por la Vía Romana más antigua,
se comunicaban desde Huesca hasta Alquézar. Este pueblo tenía el nombre árabe,
pero la cultura cristiana se desarrolló con gran brillo en su labor conquistadora,
pues el Castillo de Loarre lo fortificó
Sancho Ramírez y construyó las fortalezas de Obanos, Garisa,
Montearagón, Artasona de Ayerbe o Castilliscar. Cerca de Alquezar fortificó
Abiego, a orillas del río Alcanadre, Santa Eulalia la Mayor o Santolaria y
Labata, con la idea de acorralar la ciudad musulmana de Huesca.
Don José María Cabrero, nacido, como
yo, en Siétamo, además de poseer títulos universitarios, es un sacerdote amante
de la Iglesia y de sus fieles en la Parroquia de Alquézar. No sólo se preocupa
de las almas de sus feligreses, sino que ha recreado ermitas
antiguas, con sus propias manos. Pero el Castillo- Monasterio de Alquézar,
donde no ha vivido los mil años, parece que los ama con un amor santo y ha conservado,
igual que las ermitas de su zona parroquial, el maravilloso Monasterio, que
recuerda “Mil Años”, de Historia.
Gracias a él, he visto aquellas
obras de arte, que me enseñó, en aquel
templo- monasterio, y he visitado en Alquézar, a su difunta madre, con la que
recordé a su padre el Concejal de Siétamo, Mariano Cabrero, que
amaba la renovación del pueblo de Siétamo, igual que su hijo la de su Parroquia
e iglesias de la zona.
Este Mariano Cabrero, padre del
Párroco de Alquézar, era un aragonés amante de las obras que hizo el
Ayuntamiento de Siétamo, igual que las que superó su hijo el Párroco de
Alquézar. Aragón ha estado trabajando
durante “mil años”, con hombres modestos como Mariano Cabrero y como su culto
hijo el sacerdote. Lo mismo entre la gente sencilla, como entre sus Reyes.
El Rey Sancho Ramírez murió el 4
de Junio del año de 1.094, al recibir un flechazo, en el sitio de Huesca,
capital del Reino Moro. Fue enterrado en el Monasterio de Montearagón y más
tarde trasladado a San Juan de la Peña.
Fue Sancho Ramírez un Rey que como el Emperador Carlomagno, quiso unificar a
Aragón con zonas francesas, como el Bearn. El Vizconde del Bearn murió
sacrificado en España y está enterrado en el Pilar de Zaragoza.
Este Sancho Ramírez lucho por crear
el Reino de Aragón y lo consiguió en la parte Norte, desde la entonces frontera
pirenaica, sin trazar todavía, y la ciudad de Huesca. Y dejó zonas aragonesas,
como la que pasa casi por Montearagón, Castillo- Monasterio creado por el Rey
Sancho Ramírez y sigue por Siétamo, Velillas, Liesa, Ibieca, Casbas, Sieso,
Adahuesca y Alquézar. En Siétamo, nombre del miliar Septimo de la Vía Romama,
se encontraba el noble Castillo del Conde de Aranda y a continuación se entraba
en Velillas.
Velillas es la cara Sur de la Vía
Romana que conduce a Alquézar, que ocupa sobre una altura serrana el templo
románico. Velillas tiene la iglesia parroquial, la ermita de San Bartolomé del
siglo XIII en la parte alta del Monte, donde se asienta Velillas y al Sur,
encima de la Autopista, se encuentra la ermita de Santa Bárbara. Tiene además
las ruinas de un Castillo en lo alto del Monte. En 1093, Sancho Ramírez de
Aragón, acabó consagrando Velillas, dándole el Monasterio, que poseía en sus
dominios franceses, de San Ponce de Tomeras, al Castillo de Velillas. Le dio
además a Velillas, como cita Madoz, la ermita de San Ponz. En la larga Historia
desde el año 1.093 hasta ahora en el de 2017, están a punto de pasar cerca de
“mil años”, es decir 939.
En “Velillas, a lo largo de la
Historia” se encuentran los restos de una Torre Óptica, al lado de la Ermita de
Santa Bárbara, que están en la parte elevada del Monte de Velillas. Subidos a
esa Torre Óptica, al luchar contra los moros, se comunicaban con el Monasterio
del Pueyo y con la Torre de Santa Eulalia la Mayor o Santolaria. Por medio de
esa Torre Óptica, se hacían señales con fuego, que por las noches se veía muy
lejos. El Rey Sancho Ramírez entregó al Monasterio de San Ponce de Tomeras, el Castillo
de Velillas y más tarde todo el pueblo. Se sabe que en el
Tozal de Santa Bárbara, hubo un
campamento ibérico, donde se encontraron monedas no todas ibéricas. El doctor
Lacarra describe esta época histórica.
Del Monasterio de San Pedro de
Tomeras, al que se entregó el pueblo de Velillas, vino la elevación de la
ermita de San Ponce y de su convento o monasterio de Tomeras. Parece ser que el
monasterio estaba en el actual terreno de la casa en que nació mi amigo ANTONIO
BALLARÍN, conocida por Casa PONZ. Tal vez se cantaran los salmos en la Ermita
abandonada, que se encuentra más abajo, pero el pueblo, convencido con su
memoria profunda, ha conservado a través de su lejana vida, como pueblo, el
apellido de Casa Ponz. No existe el apellido Ponz en Velillas, pero quedó el
recuerdo del Monasterio francés de San Pedro de Tomeras . Porque en las casas
de Velillas, sus habitantes tenían la sensación en las largas noches del
invierno, de oír cantar a los desaparecidos frailes, los salmos litúrgicos. A
lo largo de “mil años”, ya no quedan casi habitantes en Velillas y parece que
esos frailes han dejado de cantar. Como en su frontón tan alegre y animado en
otros tiempos con sus juegos de pelota en que Antonio Ballarín con sus vecinos
jugaba a la pelota, casi se han terminado sus rebotes.
Entonces se jugaba a la pelota y
en el extremo superior de dicha Peña, hay un hoyo en el que se depositaban los
objetos que daban como sacrificio a los dioses. En Alquézar se reza y se hace
culto al Señor, para que este centro siga progresando y su frontón lo sigue
haciendo.
En Liesa el templo Monasterio a
la Virgen, sigue sin la verdadera imagen de la Señora. En Ibieca cuidan con
esmero su joya arquitectónica y contemplan las pinturas de su templo. En
Adahuesca, nombre que quería señalar la dirección a Huesca, cuando a esa ciudad
caminaban los peregrinos desde Alquézar, se encuentra la Ermita Románica de
Treviño. Su belleza es encantadora y le faltan los claustros, donde rezaban
paseando los frailes que la habitaban.
Pero no sólo vivieron en ella los
frailes, sino que en ella vivió con su familia una niña bella e inteligente,
que tuvo una vida infantil, rodeada de corderos y gallinas. Dios le dio belleza
e inteligencia, que la hicieron salir de ese convento bello y románico, pero en
la soledad del monte de Treviño de Adahuesca. Como todo Aragón fue emigrando a
Barcelona, Juana huyó a la misma Ciudad. Yo pronuncié una charla en la
Parroquia de Adahuesca, iglesia de gran capacidad para reunir fieles, sobre la
vida de una niña que trabajó unida a su gran pobreza, pero que tenía una gran
inteligencia. En Barcelona no pudo olvidar su tierra querida, pues escribió una
gran obra en su triste Fabla aragonesa.
Esta tierra no ha podido olvidar
la Lengua Aragonesa pues Pedro Arnal Cavero, nacido en Belver de Cinca
(1884-1962), en Alquézar estudió la Fabla y Juana Coscujuela ,cuando pudo salir
de su destierro en su propio pueblo y vivía en la gran ciudad de Barcelona,
soñó escribiendo en su Fabla de Adahuesca.
En Velillas también quedan restos
de la Fabla, que se estaba formando. Antonio Ballarín, natural de Velillas y
habitante de Casa Ponz, me dice que en la Ermita de San Ponce, hace muchos años
abandonada, celebraron la liturgia, hace ya “mil años”, unos frailes tal vez de
origen francés, de los que ya no queda memoria. Pero no sólo queda la arruinada
ermita de San Ponce, sino ¡que todavía se conserva la Casa Ponz, en la que
realmente vivieron los frailes!
Son restos de la Fabla Aragonesa
las palabras Ponz, que tiene algunas personas con ese apellido y San Ponce, que
guarda en su memoria y en su corazón Antonio Ballarín.
Antonio Ballarín tiene una figura
que no está pegada a este siglo, sino que tiene un vivir que recuerda los “mil
años” que han pasado desde que vivieron Sancho Ramírez y Ramiro el Monje, porque,
¿quién le ha dicho que la casa donde nació, fue un convento de los Monjes
franceses de San Pedro de Tomeras?. ¿Es que no han tenido conocimiento de que
la Unión Europea, está volviendo a España y a Velillas?. Antonio Ballarín, según
me dijo alguien, por las noches, cuando dormía en el antiguo Convento de su
Casa, soñaba escuchar aquellos salmos que decían : “In éxito Israel de Egipto,
domus Jacob, de populo barbaro”. No nos acordamos de que Casa Ponz y la Ermita
de San Ponce todavía se nombran en
Velillas, pero en Francia ya no se acuerdan de que Europa construya el Tercer
Paso de los Pirineos, por Velillas o por Canfranc y los pocos velillenses que
quedan, sueñan con el Mercado Común Europeo.
Han pasado guerras, como la de la
Independencia, las Tres Carlistas y la
Guerra del año de 1936, pero Antonio Ballarín siempre ha buscado la Paz. Antonio
Ballarín “hombre activo y creador de fincas productoras de frutas, que exporta
a Alemania, recuerda cuando en Velillas funcionaba la Cofradía de San Bartolomé”.
Este recuerdo le debe venir de los tiempos en que el Rey Cristiano Sancho Ramírez, expulsó a
los moros y quiso extender la Caridad entre los cristianos. ¿Vivía en aquellos
tiempos tan lejanos Antonio Ballarín? o le habían transmitido esa virtud a través
de los “mil años” y desde niño a través de sus abuelos. Se daba cuenta de cómo la “Cofradía de San
Bartolomé tenía como objetivo ayudar a las personas necesitadas del pueblo, como
a las de mayor edad y con pocos recursos. A ellas había que ayudar e incluso
pagarles el ataúd para ser enterrados cuando muriesen, además del funeral y el
entierro, teniendo en cuenta que eran cono hermanos todos los habitantes del
pueblo”.
En la parte Sur del Aragón de
hace “mil años”, es decir en Velillas, en la Plaza del Frontón ,en un ambiente
alegre, porque se jugaba a la pelota se buscaban los medios para ayudar a sus
hermanos velllenses. Antonio Ballarín ayudaba a sus padres a repartir bienes a
sus paisanos pobres y él al acabar de repartir la Caridad, se ponía a cantar
alegres jotas, que ya se han acabado de cantar, por la escasez de vecinos.
¿En qué época histórica vivían en
aquellos momentos? Antonio Oliva cuyo
espíritu venía desde los tiempos de Sancho Ramírez, cerca de “mil años “, con
su espíritu , que no quería abandonar las buenas costumbres, aprendió a
conservar su alegría y cuando está en el Bar, por las mañanas, ríe y alterna
con su amigo de Grañén, como buscando la huida de la soledad en que se está
quedando Velillas , para por la tarde, haciendo su rostro más severo, vigilar
las frutas de su enorme y moderna finca, al lado del río Gallego que en este
mundo europeo produce frutas para los europeos más modernos y con más trabajo,
que los pasados velillenses.
El mundo ha cambiado y del buen
humor, pasa a la vida comercial y él la lleva limpia y no hace como esos comerciantes,
que cobran, en Cataluña unos dineros que no les corresponden. En cierta ocasión
acudió a pagar una finca que había comprado, y cuando quisieron cobrarle un
cantidad de dinero injusta, estuvo esperando en una oficina, desde el mediodía
hasta que dieron las doce de la noche. Su vida va en todo momento desde el buen
humor a la seriedad y paciencia en todo momento.
A mí me parece qué en estos
momentos, estoy escuchando un viejo salmo, en la vieja casa de Ponz y más viejo
Convento de los frailes franceses de Velillas.
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