lunes, 6 de agosto de 2012

Camino desde Lérida hasta Santiago de Compostela


Yo no he sabido nunca que el Camino que desde Lérida iba Santiago de  Compostela, pasara por el Saso de Siétamo. Pero hoy día cuatro de Agosto de 2012, he coincidido en la Posada de la Abadía, con Juan José Malo y con su hija, vecinos de Alcalá del Obispo, y me ha impresionado la sensibilidad con que me ha contado, que por dicho Camino vienen pasando peregrinos por Fraga, por Novales, Argavieso, que llegan después a Alcalá del Obispo,  penetran en el pequeño pueblo de Ola, salen al monte de Siétamo y van a Tierz, para seguir su peregrinación.

Juan José Malo, nació en Alcalá del Obispo y es amigo mío desde hace muchos años. Es un hombre maduro en edad y en inteligencia y conoce abundantes historias de nuestra tierra, porque siempre ha escuchado a los mayores y cuenta a los actuales, como a mí mismo, todo lo que esos mayores le comunicaron. Hoy me ha descubierto un caso que yo, con muchos años, no conocía y es que el Camino de Santiago, que viniendo de Lérida, pasa por Fraga, llega a Ola y subiendo por el Saso, accede al monte de Siétamo, donde se encuentra un cebadero de cerdos de su propiedad.  Juan José Malo es una persona muy comunicativa, tanto que cuando ve a algún peregrino, sale de la granja y va a su encuentro para ofrecerle  ayuda y para escuchar sus pensamientos, deseos, problemas, creencias y devoción a Santiago Apóstol. Hace unos dos meses, pasó por su granja un matrimonio del pueblo de Albelda. El era un hombre de unos setenta y seis años y su esposa de 72, cargados con mochilas y sacos de dormir. Juan José los hizo sentar y les ofreció lo que quisieran tomar. El marido le pidió agua, porque el alcohol era malo para sus cuerpos y para sus almas. Ellos le hablaban y le comunicaban que gastaban lo mínimo que podían, incluso dormían por la noche en los campos y recorrían cada día unos treinta kilómetros. Este viaje no era el primero que recorrían  hacia Santiago de Compostela, pues lo habían hecho en varias ocasiones. Juan José Malo, que es un gran trabajador, se quedó admirado de la valentía de esa pareja, pues le daba horror tener que caminar tantos kilómetros por sendas y caminos, envueltos en calor sofocante y polvo y otras veces, por ejemplo en León, encontrarían noches frías y lluvias intensas. En cambio en Aragón, en verano, se quedaba admirado de ver pasar peregrinos en días en que olas de calor de treinta y cinco grados envolvían el ambiente, sin encontrar ninguna fuente, donde refrescarse. Esta pareja comenzó a peregrinar al jubilarse y por cierto, dejó admirado a Juan José Malo, porque cada día, hiciera frío o calor, no dejaban nunca de recorrer treinta kilómetros diarios.

 Juan José se quedó admirado del valor de la pareja y soñó con imitarla, porque me dijo que si él llega a jubilarse, con su esposa o con su hija,  irá peregrinando a Santiago de Compostela, lo que tendría para él,  un valor tremendo para su espíritu, porque si ha sabido criar miles de cerdos en sus granjas, quiere peregrinar a Santiago, para que su espíritu se eleve hasta los cielos. A un vecino de Alcalá del Obispo de unos treinta y ocho años, le dio un infarto en su corazón y un amigo le dijo que hiciera una peregrinación a Santiago de Compostela y así lo hizo. Aunque era pobre, fue sin recurso ninguno a Compostela, pero encontró muchas ayudas por el camino e hizo multitud de amigos. Alfredo, como se llama este peregrino, es una buena persona y a pesar del infarto,  ha recogido una fortaleza tremenda. Ahora cuando habla con otros,  cuenta su peregrinación como si hubiera ganado una Olimpiada.

Cuando yo voy por el Saso no encuentro a nadie, pero Juan José Malo, desde Febrero o Marzo hasta finales de Junio, ve desfilar cada día, cinco o seis personas, que caminan a Santiago. Pasan por dentro del pueblo de Ola, por detrás de Casa de Otal, por el Pozo de Puerta Moruna y luego cuando hay que dar la vuelta para seguir hacia el Saso, se encuentra con la casa de Manolo el vinatero y éste los hace parar y les ofrece lo que deseen,  ya verduras de su huerto, bebidas no alcohólicas o vino, obtenido por él. En cierta ocasión les dio una sandía fresca que llenó de alegría a aquellos peregrinos.

Hoy en día, se ha mejorado el peregrinar por el Sagrado Camino de Peregrinación a Compostela, porque cada cien metros, han colocado unas señales con una chapa cuadrada en lo alto, donde se ve el fin de la peregrinación, es decir Santiago de Compostela.


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