jueves, 16 de agosto de 2012

Fiestas de Arbaniés


Es el pueblo de Arbaniés más antiguo de lo que pensamos, pues está en una zona fronteriza entre el Abadiado de Montearagón y el Somontano de Huesca. Si miras hacia el Norte, parece que te encuentras en la misma Sierra de Guara. Si miras al Oeste, ves las ruinas del Castillo- Monasterio de Montearagón, que llenan los corazones de tristeza. Cuando vas al cementerio, al Este, aparte de recordar a aquellos vecinos tan nobles y trabajadores de Arbaniés, te impresiona, después de haber contemplado  campos fértiles y grandes,  el enorme barranco lleno de piedras, que parece que la Sierra quiere bajar hacia Liesa. Hay caminos que bajan al fondo, pero que quieren subir a Ibieca y trabajadas por los hijos de tal pueblo, se encuentra unas cincuenta hectáreas de Arbaniés. Me acuerdo de Luciano Used, que fue concejal conmigo y  que se preocupaba del aprovechamiento de esas huertas, pero la emigración las dejó abandonadas. El mismo Luciano emigró a Huesca. Por el Sur se llega  a Castejón de Arbaniés y a Siétamo. Y hoy se ha hecho una  carretera entre Castejón y Arbaniés,  pero antes era un camino por el que a veces pasaba yo mismo para ir a buscar al Médico. Otras veces, cuando llovía, tenía que ir a dar la vuelta por el Estrecho Quinto. Yo fui alcalde durante unos veinticuatro años y tuve dificultades para poder construir esa carretera. El río Guatizalema corre por Arbaniés, hacia el Oeste y allí acuden jóvenes a bañarse. Pero aparte del ambiente geográfico, lo principal es el núcleo del pueblo, porque cuando subes de Siétamo, te encuentras en primer lugar una ermita derribada, en cuyo interior hay una losa en que se pueden leer textos antiguos. Poco después ves la piscina, cuyo terreno lo regaló al pueblo una buena señora, cuya casa se ve enrejada al llegar a pueblo. A la derecha se contempla una iglesia que llama la atención por su belleza, pero es de admirar su antigüedad,  ya que es del siglo XII. A su lado se alza un frontón de piedra, uno de los mejores de los que quedan en nuestra provincia. Quedan frontones,  pero ya no quedan “pelotaires”, porqe ya no queda casi gente en los “lugares”. Quedan muchas casas pero ya casi no quedan habitantes A mí, personalmente me impresiona Casa Azara, fundada por un hermano de un antepasado mío de Siétamo. Conocí a su dueño que era un hombre simpático, casado con una señora de Sasa del Abadiado, de casa Latorre y de los que queda una hija, en la Residencia de la carretera de Jaca. En casa de Azara, el último infanzón que allí quedó tuvo seis hijas, que se casaron algunas en Loporzano y se acabó la familia Azara en Arbaniés. Pero los Lasierra eran nobles y pusieron en la fachada de su casa un mosaico, en el que se lee CASA AZARA. Hay varias casas, como casa Lera, casa del Trujano, casa de mis parientes de Javierre de Castejón, que bajaron de Arbaniés y casa Monje,   donde Julio Barreu se casó con la hija de Sanchón de Siétamo. Hay otras casas de las que en estos momentos no me acuerdo de sus nombres, pero de las que tengo recuerdos, pues además de alcalde he sido veterinario de Arbaniés. No puedo olvidarme de Casa Ciria, pues tenía una buena amistad con el abuelo,  casado con una Trisán de Fañanás. Su hijo el heredero está casado con una señora de Fañanás y tienen un sobrino en Huesca, que es una gloria de Aragón porque canta jotas, como los ángeles y se ha hecho famoso. Hoy, día 15 de agosto de 2012, seguramente cantará en Arbaniés,   donde escucharlo es un privilegio, porque está rodeado por la Sierra de Guara, por Montearagón y sus sonidos son escuchados por la iglesia con sus pinturas románicas y por el frontón.
Hoy, en la carretera que va Huesca, he encontrado un programa de las Fiesta de Arbaniés y en el Bar he visto algunos otros programas. Hoy es la fiesta de Nuestra Señora de la Asunción y se celebra la Fiesta en su día exacto, y es triste recordar que Antonio Cano, que ya se ha despedido de esta vida hace muy poco tiempo. Era un personaje humilde, pero noble de Arbaniés  y estaba indignado porque algunos años se cambiaba la fecha de la celebración de la Fiesta, debido a que coincidía la Fiesta de Arbaniés con la terminación de las Fiestas de San Lorenzo en Huesca. Por eso cambiaban la fecha festiva del día quince de Agosto o de la Asunción al próximo fin de semana. Esto a Antonio le parecía mal y decía que si algún día del año apedreaba o caían lluvias excesivas,, sería debido al cambio de fecha de las fiestas porque con tal cambio se ofendía a la Virgen de la Asunción. Este año se celebran las fiestas en su fecha, lo que promete ”buen año para el que viene”. Por eso todos los años serán iguales porque esta año se ha usado la fecha festiva  auténtica, pero otros años se volverán a cambiar las fechas verdaderas.
Por eso los de Arbaniés, no se fían de estos datos para saber si el año será bueno o malo y por eso el día uno de Agosto, se preocupan de comprobar si la noche ha sido seca o húmeda, y esta humedad indicaría que el año siguiente no habría “sequero” o sequía. En cuanto a las olivas, el día de la Virgen de Marzo, día en que se “empreñan” o florecen las oliveras, se levanta una piedra cercana al río, o  “clorizco”, como llaman a esta piedras en el Somontano y se comprueba si sale la tierra húmeda, es una señal de que ese año habrá olivas. Pero olvidándose de esos problemas, después del baile, Falces el pastelero, obsequiará todos los asistentes a las Fiestas con un “delicioso chocolate”.
Se van acabando los viejos labradores, en Arbaniés y hay que investigar en los pocos que todavía viven, por ejemplo a Francisco San Román o Paco el Panadero. Este hombre es un poeta que ha compuesto a lo largo de su  vida poesías de sus viajes por los pueblos del Somontano,  donde repartía el pan de cada día. ¡Cómo amaba a su esposa , que ya se fue!. A mí ya me va resultando cada día más difícil hablar con él, porque antes de sufrir un accidente con su coche, lo encontraba muchos días en el Bar de la Arboleda de Siétamo. Pero me acuerdo de los relatos que me contaba de su barrio de Arbaniés, hoy totalmente despoblado y que se encuentra en la carretera  que sube a Bandaliés. El vivía en casa Miguelico, encima de cuya puerta,  se exhibía y todavía se puede contemplar un “lauburu”,que no sólo era vasco, sino también aragonés. Alrededor de él estaban “charrando” los vecinos de casa Amarca, de Casa Pepe, al que murió en la guerra civil y todos ellos han desaparecido del barrio y de Arbaniés.
¡Que bien suena escuchar los nombres de las casas, como la de Truján,  de Lera , de Falces, de Miguelico y de tantas otras que parecen estar olvidadas por los hombres, pero que siempre estarán recordadas por los pocos que quedan en Arbaniés y de aquellos, que por HUESCA, van con sus jotas y su corazón obligando a sus oyentes a que se acuerden de Arbaniés.








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