miércoles, 29 de agosto de 2012

La sequía por falta de lluvia y de hombres


 
Cuando estos días del mes de Agosto, circula uno por las carreteras del Somontano o de la Tierra Baja, se da cuenta de como el monte está agostado. Si  inconscientemente, algún conductor, echa por la ventanilla de su coche, alguna colilla, se abrasa una gran extensión de hectáreas. A veces, alguna boira o niebla impide divisar el horizonte; la depresión hace que la niebla se extienda por el horizonte y no pueda subir a lo alto del cielo. A veces se une a esta niebla la “gallinaza”, que reparte por la tierra algún granjero, -y  el mal “orache” o  ambiente “fosco”, que infunde melancolía. Esa niebla lejana que se divisa, puede deberse a un rastrojo, que está ardiendo, pero a veces está formada por el polvo, que levanta  el ganado, con su paso por aquellas tierras secas. Aquel rebaño está formado por ovejas,  que buscan el agua para beber, como si estuviéramos en el Sahel o en California, como se ve en las películas del Oeste. A veces dice la prensa que son los Monegros, los que hacen caminar a los rebaños, muchos kilómetros, para que puedan beber.

Se oye a veces un refrán, que dice: El cierzo y la contribución,  tienen perdido a Aragón. Con estas escasas palabras se definen las desgracias de nuestra Región. El cierzo incrementa la sequía y  los granizos y las tormentas, acompañados de otras calamidades atmosféricas, hacen difícil el cultivo de la tierra. Menos mal que Piedrafita de Velillas, allá arriba frente a Puendeluna, a orillas del río el Gallego, ha colocado unas mallas de plástico sobre los manzanos, para que el pedrisco no dañe sus frutas. La contribución se refiere a los pagos de los regadíos de  aspersión, que se han hecho obligatorios en algunos casos y que son necesarios,  por falta de hombres; se refiere también  a los precios de algunas  maquinarias agrícolas modernas y a las promesas incumplidas, como la ejecución de los regadíos del monte de Siétamo por el Guatizalema. Le pasará al gobierno como a aquel propietario, que por ahorrar, quería acostumbrar a su burro a no comer. Cuando  consiguió convertirlo en un animal penitente,  se murió el burro de hambre. Así le puede pasar al gobierno con sus súbditos, es decir que los ciudadanos, carezcan de alimentos. Cuando se quiera dar cuenta de la necesidad de los alimentos, ya no quedarán agricultores. Los locales de comercio en las ciudades, están siendo comprados por los chinos y ahora dicen que también van a comprar tierra cultivable y así como peseta que entra en sus manos, va a parar a la China, los productos agrícolas que cosechen, irán a parar al Imperio Oriental.

 En cierta ocasión escribí este soneto en Fabla Aragonesa, que dice así:

“As rayadas d´o sol as yerbas secan-T’as tierras d’Aragón plegué l’estíu,- Carrascals y patrals,¡to ye sulsíu!.-N’a balsa bueda, as reses esbelecan,-N’a sete omes y animals s`embrecan,- To lo mon ye un disforme otilíu.-¿Cuántos de diyas en fa que no a plevíu?-As reses ni una brenca ya replegan.- O mal orache ye enemigo eterno-d’o labrador, y a chen clama ta o cielo.-Pero a isto s´achunta un mal moderno:-Os oficials se tornan como o chelo-y no comprende a lo Campo , lo gobierno,-Viendrá l’augua?: ¡ ya imos a veyelo!.

Los rayos del sol la hierba secan-A las tierras de Aragón llegó el verano- Carrascas y robles,¡ todo está seco!- En la balsa vacía, las reses braman- Todo el monte es un deforme verano-¿Cuántos días hace que no ha llovido?- Las reses ni una pequeña rama se han comido-el mal tiempo es enemigo eterno - del labrador, y la gente clama al cielo.-Pero a esto se une un mal moderno: los oficinistas se tornan como el hielo- Y no proceden al cambio, los gobiernos-¿Llegará el agua?: ya lo veremos.

Mucha gente pretende resolver los problemas agrarios y se sirven de sus cargos, para subir en su carrera política. Lo peor es que todos opinen del campo, menos los labradores, que ya son casi una casta de viejos.

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