Cuando estos días del mes de
Agosto, circula uno por las carreteras del Somontano o de la Tierra Baja, se da
cuenta de como el monte está agostado. Si inconscientemente, algún conductor, echa por
la ventanilla de su coche, alguna colilla, se abrasa una gran extensión de
hectáreas. A veces, alguna boira o niebla impide divisar el horizonte; la
depresión hace que la niebla se extienda por el horizonte y no pueda subir a lo alto del cielo.
A veces se une a esta niebla la “gallinaza”, que reparte por la tierra algún
granjero, -y el mal “orache” o ambiente “fosco”, que infunde melancolía. Esa
niebla lejana que se divisa, puede deberse a un rastrojo, que está ardiendo,
pero a veces está formada por el polvo, que levanta el ganado, con su paso por aquellas tierras
secas. Aquel rebaño está formado por ovejas, que buscan el agua para beber, como si estuviéramos
en el Sahel o en California, como se ve en las películas del Oeste. A veces
dice la prensa que son los Monegros, los que hacen caminar a los rebaños,
muchos kilómetros, para que puedan beber.
Se oye a veces un refrán, que
dice: El cierzo y la contribución, tienen perdido a Aragón. Con estas escasas
palabras se definen las desgracias de nuestra Región. El cierzo incrementa la
sequía y los granizos y las tormentas, acompañados
de otras calamidades atmosféricas, hacen difícil el cultivo de la tierra. Menos
mal que Piedrafita de Velillas, allá arriba frente a Puendeluna, a orillas del
río el Gallego, ha colocado unas mallas de plástico sobre los manzanos, para
que el pedrisco no dañe sus frutas. La contribución se refiere a los pagos de
los regadíos de aspersión, que se han
hecho obligatorios en algunos casos y que son necesarios, por falta de hombres; se refiere también a los precios de algunas maquinarias agrícolas modernas y a las promesas
incumplidas, como la ejecución de los regadíos del monte de Siétamo por el
Guatizalema. Le pasará al gobierno como a aquel propietario, que por ahorrar, quería
acostumbrar a su burro a no comer. Cuando consiguió convertirlo en un animal
penitente, se murió el burro de hambre.
Así le puede pasar al gobierno con sus súbditos, es decir que los ciudadanos, carezcan
de alimentos. Cuando se quiera dar cuenta de la necesidad de los alimentos, ya
no quedarán agricultores. Los locales de comercio en las ciudades, están siendo
comprados por los chinos y ahora dicen que también van a comprar tierra cultivable
y así como peseta que entra en sus manos, va a parar a la China, los productos
agrícolas que cosechen, irán a parar al Imperio Oriental.
En cierta ocasión escribí este soneto en Fabla
Aragonesa, que dice así:
“As rayadas d´o sol as yerbas
secan-T’as tierras d’Aragón plegué l’estíu,- Carrascals y patrals,¡to ye sulsíu!.-N’a
balsa bueda, as reses esbelecan,-N’a sete omes y animals s`embrecan,- To lo mon
ye un disforme otilíu.-¿Cuántos de diyas en fa que no a plevíu?-As reses ni una
brenca ya replegan.- O mal orache ye enemigo eterno-d’o labrador, y a chen
clama ta o cielo.-Pero a isto s´achunta un mal moderno:-Os oficials se tornan
como o chelo-y no comprende a lo Campo , lo gobierno,-Viendrá l’augua?: ¡ ya
imos a veyelo!.
Los rayos del sol la hierba
secan-A las tierras de Aragón llegó el verano- Carrascas y robles,¡ todo está
seco!- En la balsa vacía, las reses braman- Todo el monte es un deforme
verano-¿Cuántos días hace que no ha llovido?- Las reses ni una pequeña rama se
han comido-el mal tiempo es enemigo eterno - del labrador, y la gente clama al
cielo.-Pero a esto se une un mal moderno: los oficinistas se tornan como el hielo-
Y no proceden al cambio, los gobiernos-¿Llegará el agua?: ya lo veremos.
Mucha gente pretende resolver los
problemas agrarios y se sirven de sus cargos, para subir en su carrera
política. Lo peor es que todos opinen del campo, menos los labradores, que ya
son casi una casta de viejos.
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