Pasó la Guerra, pasan los vehículos
motorizados por la carretera, trabajaron las fábricas de harinas y molinos en
sus orillas, pero si uno sube por esas orillas del río, se siente como si
estuviera escuchando un concierto natural, producido por las siringes de
multitud de pajarillos, de los que unos son ruiseñores, tan famosos por su
música como dicen aquellos versos: "Ruiseñor, ruiseñor de armonioso
cantar, canto de amor, las penas hace olvidar”.Ya no quedan ruiseñores en la
Torre de Casaús, yendo al Hospital de la Seguridad Social, pero Orfeo sigue en
la floresta del Guatizalema, como se expresa el poeta Gabriel Celaya, cuando
dice:"El mundo canta en tí ;-no eres tú,
no, quien canta- por eso te acompaña la naturaleza-los árboles, las rocas, las flores y las fieras-respiran pausados y,
extáticos, contemplan-el mundo al fin abierto,
luminoso y vacío-unido por el ritmo que alienta en cuanto
existe".
¡ Ay, río Guatizalema, que vienes desde Nocito, río de zalamerías, que
haces que el son de tus aguas rime con
los cantos de los pájaros, que vuelan por
tus espacios arbóreos para hacer escuchar un concierto como programado por el dios Orfeo! .
" Y el canto-al fin
comprendes-es lo único que existe,-el
canto sin palabras, la vida conformada",”el río rumoroso y sus pájaros
cantando”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario