martes, 23 de febrero de 2021

Donde los Pirineos se asoman a la Tierra Baja.-

 




Cuando en mi juventud ejercía de Veterinario en Bolea, subía sobre mi moto desde la Hoya de Huesca a la Montaña pirenaica. Era aquel terreno una larga Sierra, de la que se ascendía a los Pirineos, y los habitantes de Bolea, se comunicaban con Ayerbe por cerca del pueblo de Aniés, pasando después por debajo del Castillo de Loarre y llegar enseguida al pueblo del mismo nombre. Están muy cercanos el maravilloso Castillo de Loarre y este pueblo de Loarre, que parece  que dependen uno de otro. Hace mil años que se erigió dicho Castillo y cuando uno mira a lo alto encuentra el Castillo mirando al pueblo y éste observando el Castillo. Desde Loarre mirando al Castillo, ven esa “trinchera natural de peñas sobrecogedoras” y otros admiran la “impresionante muralla natural”, porque mirando desde Loarre el Castillo ven como si los arquitectos de dicho Castillo hubieran querido hacer de su obra arquitectónica, uniendo las rocas naturales con las piedras labradas por el hombre. Consiguieron hacer una obra uniendo la Arquitectura con las rocas de la Naturaleza. ¿Quién fue el Rey navarro-aragonés que creó esta unión entre la Arquitectura y la Naturaleza?. Esta colosal fortaleza , hoy Castillo románico mejor conservado de Europa, a un Reino Vasco- Navarro -Aragonés, es la que mejor se conserva. Da una imagen de un “personaje medio hombre, medio castillo”, que se colocó en aquel monte, señalando el Sur de Aragón, en el Monte de Loarre y encima del monte de Bolea. Este Castillo fue construido entre 1.015 y 1,023 por el  Rey navarro Sancho III el Mayor de Navarra. Desde el lugar en que se encuentra este Castillo, tienen nombre vascuence Bolea, Loarre y Ayerbe, que en tiempos pasados fueron habitados por sus habitantes que hablaban el vasco. En Loarre estaba la casa donde nacieron los Coarasa, apellido vasco, habitante durante siglos del Alto Aragón, y que se casó uno de ellos en Torralba de Aragón.

El nombre de Loarre, en vasco corresponde a una enorme muralla natural. Bienvenido Mascaray, contó como Cristóbal  Guitart Aparicio en Castillos de Aragón, escribe que  “al este y sur del castillo encontramos el amplio espacio , hoy yermo, donde se asentó la primitiva villa de Loarre” y añade citando a D. Antonio Durán Gudiol que en el exterior de la fortaleza “se asentó la villa de Loarre”. En el año de 1.505 se bajó la villa de Loarre al lugar que hoy ocupa. La antigüedad del solar del Castillo es muy vieja porque Loarre es un topónimo ibérico, como escribe Bienvenido Mascaray “enclavado en un entorno inexpugnable sobre un impresionante roquedal y dominando los llanos de la Sotonera se levanta una de las principales fortalezas románicas europeas”.

Hoy me han subido a Loarre a contemplar la belleza de su paisaje y a saludar a la familia de Santiago Yebra y de Yolanda Cañardo, padres de Iván, novio de mi nieta Belén, pero que además de tan cariñoso saludo, hemos contemplado extensiones de almendros, que han plantado al lado del pueblo de Loarre, desde cuyos árboles, se contempla el antiguo y bello castillo, que vigila el espacio, que desde él, se contempla la Hoya de Huesca.





Esta ha sido la ocasión de contemplar aquel paisaje montañoso que se derriba en la Hoya de Huesca. Mientras yo acompañado por mi esposa nos hemos colocado debajo de un almendro, en el que he cosechado dos almendras, ya fuera de la campaña de recolección.

Mi nietas acompañada por su madre y por mi esposa, se han quedado revisando las múltiples almendreras que por aquellas laderas serranas se extienden. Yolanda esposa de Santiago, dadas mis dificultades para caminar por aquellos almendrerales, me ha llevado a su casa, en que me ha procurado un cascanueces para consumir mis dos almendras. Han llegado a casa la madre de Belén y mi esposa y nos han procurado una excelente merienda. Hemos hablado de la belleza de aquellos almendros, que viven  mirando al Castillo y nos vamos bajando hacia la calle.



Antes de llegar a ella, hemos penetrado por un larguísimo túnel ,que se va introduciendo en la Montaña. Pero el padre de Iván, a saber Santiago, que tiene como profesión la de albañil, ha dado a esa larga bodega que penetra en la Montaña, un aspecto que recuerda la unión del destino con ella de una bodega del pueblo de Loarre, poniendo en una de sus paredes oblicuas una escultura del Antiguo Castillo de  Loarre.  ¡Que fe tienen en Loarre de su unión con el Castillo!.   



El albañil Santiago dicen que tiene algún dolor en su cuerpo, pero en su mente y en su corazón, arde el amor a esa antiquísima tierra de Loarre, en la que uno sueña al contemplarla.

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