viernes, 28 de agosto de 2020

¡Rosa!, está linda la mar.- (De mi libro Claroscuros)


                       
                                           
Te voy a contar un cuento.” ¿A dónde irá ese barquito que cruza la mar serena?, “unos dicen que “pa” Cádiz y otros que “pa”  Cartagena”.
 Al oír esta canción queda uno embelesado y enamorado del mar. Este “llega a hacerse imprescindible y como un gran amor”. Así se expresa Rosa Paz, añadiendo que la mar, como la tierra, resultan a veces amargas. El barquito de vela, vela, que no se sabe si va pa Cádiz o pa Cartagena, si es pesquero, lo más probable es que vaya a parar secuestrado a algún puerto de la morería. Ya tiene bastantes motivos de sufrimiento el marinero con su propio trabajo,    con su soledad, sobre una cáscara de nuez, bailaba y rebailaba  por las olas que vienen no se sabe de donde y que van, tampoco se sabe a dónde. Sólo le sirve de referencia el sol, si luce, y le  amarrarán  a tierra el recuerdo y el amor de los suyos, que cansados de tanta espera, unas veces exclaman:”¡Me “cagüen” la mar serena!”. Y otras dicen:”¡Me “cagüen” la mar salada!”.
Es impresionante ver enterrar a un ser querido en la tierra; pero queda el consuelo de ir a rezar a su tumba y depositar sobre ella un ramo de flores. Pero yo creo que es más impresionante ver sumir en las aguas el cadáver de un marinero. Su tumba será insondable en lo profundo e inabarcable en su extensión. Su madre, sobre una roca,  pronunciará una oración, de la que harán eco los acantilados, las olas y las borrascas. ¡Luego dicen que el pescado está caro!.
Los oscenses estamos acostumbrados a navegar por la tierra, y cuando uno de nosotros trabaja mucho, se le dice: ¡cuanto navegas!. Navegando con el tractor sobre torrocos se destroza la columna vertebral. Navegando sobre la más mullida superficie de las olas del mar se destroza la columna con los reumas. Todo es navegar. Incluso navegamos por la vida.
Antiguamente los aragoneses buscaron la salida al mar por el Ebro, que dicen que es más estrecho que el mar, pero de largo ¡habría que verlo!. Los catalanes nos cortaron la capa y eso que dicen que hasta los peces del Mediterráneo llevaban las barras de Aragón.
También algunos aragoneses, como mi hermano, se han lanzado a la mar e, irónicamente, los llamamos marineros de secano. ¡Rosa!, tu tema si que interesa y tiene que ver con Huesca, porque también hay oscenses enamorados del mar. Como tú.


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