viernes, 7 de agosto de 2020

San Lorenzo, esperanza de Huesca




San Lorenzo desde hace cerca de dos mil años ha sido generoso con sus hermanos los hombres, porque unía siempre su fe y su esperanza a la caridad, es decir al amor a sus próximos o prójimos, con los que tenía la atención de que no pasaran hambre ni necesidades, como se demostró “cuando llegó a los oídos la prisión del Santo Papa San Sixto II, corrió a la cárcel, resuelto a no separarse de él en los suplicios, como quien suspiraba ansiosamente la corona del martirio…no se detuvo ni un momento, partió al punto, entregó a los fieles los ornamentos y vasos sagrados, recogió todo el dinero que estaba destinado al socorro de los pobres, encaminose  a  aquellos parajes de Roma donde estaban ocultos los cristianos y recorrió todas las cuevas y lugares subterráneos, para  repartir entre ellos las limosnas…acabando de repartir entre los pobres todo el dinero que tenía”.
Así en la iglesia de San Lorenzo, cuando en ella se entra y en la parte derecha hay una caja, en la que pone: Aquí se deposita el dinero para tus hermanos; esta frase es un “título de justicia, contra el cual peca el rico que no tiene caridad con el pobre” y así lo comprendió nuestro difunto Obispo Don Javier Osés, que cuando acababa el mes, ya no le quedaba ni una peseta, porque lo había dado casi todo.   
San Lorenzo no sólo tenía cuidado de que sus prójimos pudieran comer, sino como se ve en el cuadro que existe en la Sacristía de la iglesia de San Lorenzo, no pasaran necesidades de higiene o de limpieza de ellos mismos y de sus ropas, pues el Santo está arrodillado en el suelo, lavando a un ser humano, en el que sólo veía a un prójimo, que era hijo de Dios, como él mismo. Según escribió el Señor Párroco de San Lorenzo, que en la cripta Nepociana en Roma, en una reunión que “alcanzaba el número de sesenta y tres, entre hombres y mujeres, Lorenzo dio la paz a todos…y habiendo tomado una  palangana, la llenó de agua y se puso a lavar los pies de Justino. Luego lavó los pies de los demás”.
Hemos visto la obediencia que tenía a sus superiores, cuando San Sixto II le dijo: ”consuélate, hijo mío, que pronto cumplirá el cielo tus encendidos…anda y sin perder tiempo ditribuye a los pobres los tesoros que se fiaron a tu cuidado, y prevente para recibir la corona del martirio y a continuación que repartiera todos los bienes sagrados y el dinero de la Iglesia, pues enseguida, sin detenerse ni un momento, entregó, todo lo dicho”.
Pero no fueron todos los cálices aquellos que entregó, porque el Santo Grial lo envió a su ciudad natal, es decir a Huesca, donde la tradición conserva estas historias o leyendas, como la de la Cofradía del Santo Cáliz que sale todos los años en la Procesión de Semana Santa. El Santo Cáliz fue enviado luego a San Juan de la Peña, para guardarlo de la invasión árabe, pero  más tarde se lo llevaron a Valencia. San Lorenzo quiso conservar un símbolo de Cristo, ofreciéndolo por medio de la comunión a todos los hombres, empezando por los oscenses.
Ante un comportamiento como el de San Lorenzo, los cristianos lo han representado ya desde el siglo IV, por ejemplo en Rávena y en su iconografía aparece con toda frecuencia una parrilla, pues en una fue quemado por la persecución de Valeriano el año 258. La misma iglesia oscense de San Lorenzo es una representación de una enorme parrilla, pues ésta fue siempre el signo más representativo del santo. Tal vez, como dice Martínez Puche en su Nuevo Año Cristiano, que es probable que fuera decapitado, pero tal vez se piense en el fuego porque abrasa y acaba y es como un símbolo de purificación. Como dice Juan Carlos Barón en el Diario del Alto Aragón del día diez de Agosto de l año dos mil dos, que el fuego “tiene el aspecto positivo de la destrucción, que crea un nuevo elemento”. Es lo que parece representar la parrilla de la iglesia de San Lorenzo de Huesca.
¡Cómo se debían querer San Sixto el Papa con San Lorenzo! ; no sólo como cristianos, sino también por las circunstancias de sus vidas ya que como sale pintado en un hermoso cuadro de la Sacristía, están reunidos San Sixto con los padres del diácono San Lorenzo a saber, San Hortensio y Santa Paciencia en la ciudad de Huesca, aunque puede ser que esta reunión tuviera lugar en donde hoy se encuentra situada la Ermita o más bien Basílica de Loreto, porque lo parece, donde la familia laurentina tenía su casa y su finca, que ellos cultivaban. Y ¿qué debían hacer en tal lugar?, sencillamente que los padres estaban entregando a San Sixto a su querido hijo, al que vino a buscar el Papa San Sixto II.
En su obra El Héroe, Baltasar Gracián, con su estilo cerradamente barroco, escribe: ”Mas apreciando los héroes verdaderos, equivocan en Augustino (San Agustín) lo augusto con lo agudo y en el lauro (Lorenzo) que dio  Huesca para coronar a Roma compitieron la constancia y la agudeza”. 
La palabra Lauro está relacionada con el laurel, con el que se fabricaban las coronas triunfales
Y San Lorenzo fue un vencedor, que siempre va renovando su verdor, como demuestra el pueblo que siempre le pone albahaca ante sus imágenes y se la arroja en las procesiones, que a veces le deforman su hermosa corona de laurel, verde y aromático como la albahaca. Esa albahaca y el laurel son símbolos “de olor agradable y remedio eficaz de muchos males”, porque San Lorenzo sigue luchando contra muchos males ya que “cura sorderas espirituales y protege a los cristianos contra las pérfidas doctrinas de los malvados”.
Sender en su crónica del Alba, como escribí en un artículo, dice: “De tres clases de hombres (y mujeres), está hecha de fortuna y de gloria esta tierra. Los unos …su corazón amoroso de Dios y de los hombres…su disposición a ayudar a los demás y vivir sin tener más presencia que la sombra de las virtudes. Estos hombres son los santos”. ”hay otros hombres y mujeres de los que Dios se sirvió…que supieron poner en buena retórica gozos santos y cantares profanos. A esta clase de hombres los llamaron la de los poetas”.Coincide con Baltasar Gracián con que “los tres hombres y mujeres más necesarios al fundamento de la grandeza son los santos, los poetas y los héroes”.
San Lorenzo fue hijo de padres santos como San Orencio y Santa Paciencia, que al ser tan virtuosos dieron a su hijo una educación muy cristiana, a la que Lorenzo correspondió, con una “inclinación como nativa a todo lo que era virtud”.Poseía también “un corazón noble, intrépido y generoso ”Baltasar Gracián reconoció “en nuestro cristiano un héroe”.
Héroe tuvo que ser Lorenzo para sufrir los tormentos tan crueles, que cada año se celebran en la Parroquia y que aguantó con heroísmo la “cárcel, azotes con escorpiones, varas y cordeles emplomados, planchas de hierro hechas ascua. Por último fue asado vivo en unas parrillas, donde consumó el martirio”.
San Lorenzo sintió el arte, porque basta verlo con la “compasión de las manos” y rezándole oraciones, como dice el párroco de San Lorenzo, se le ve “caritativo proveedor de los pobres, amparo de los ancianos u huérfanos, esperanza de los enfermos…y reconocen que a los pobres dedicó sus últimos y más amorosos desvelos”.Su vida era poesía. Pero de lo que no cabe ninguna duda es que San Lorenzo fue y es un inspirador de los artistas, ya que existen esculturas suyas por todo el mundo desde el siglo IV hasta nuestros días, en que podemos contemplar los oscenses la figura en madera que talló Larruy y que está presidiendo el retablo de la Ermita de Loreto, pero, aunque están sus iglesias extendidas por todo el mundo, aquí en Huesca se está restaurando su parroquia, con una fachada, que como antes he dicho es la representación de una parrilla y hay que ver como mueve a danzar a los danzantes con entusiasmo y con verdadero arte, que ya vienen realizando desde hace muchos siglos, con sus espadas y con sus palos y pasan en procesión por la antigua casa de Vilas, donde “tal vez San Lorenzo vuelva a ver los restos de la muralla ibérica de Huesca”.A lo largo del año los oscenses van a rezarle a la Ermita de Loreto y cuando pasan por la torre de Farina, ante la cruz, que allí se encuentra lanzan piedras a sus pies con todo su cariño. Felipe II levantó “el monumento más magnífico en honor de San Lorenzo del Escorial, elevado en recuerdo y agradecimiento por la victoria española en la batalla de San Quintín”.
Y toda la gente le pide sus gracias y las obtiene, ya que podemos ver “representaciones del santo atendiendo a los necesitados en el busto procesional, en la predela del retablo mayor y en los lienzos de la sacristía”.
Y San Lorenzo inspira a los músicos, que hacen sonar los orfeones o las bandas de música o las jotas. Escuchaba hace unos pocos días una especie de aria, que sonaba con un encanto que tiende a unir mi corazón a no sé quien…Es una música casi perfecta, que no excita los sentidos, sino el corazón y hace pensar a la inteligencia sin aclarar sus misterios, sino dando lugar a una esperanza, que unida a las oraciones, que en estos días se dirigen a San Lorenzo nos llena de esperanza. Y pasando por la calle escuché a un niño que cantaba :San Lorenzo, San Lorenzo, en que buen tiempo has venido, en el tiempo de la trilla, que todos tenemos trigo. Trigo, trigo, lo que sobre  “p’al” bolsillo y vi que ya tenía ilusión aquel tierno corazón y me acordé de cuando yo era niño como él y recordé a los pobres labradores de aquellos viejos años, que con su vida austera vivían llenos de ilusión y de esperanza.
Y la poetisa oscense Teresa Ramón Palacio, que vivió en la calle de La Campana,  se sintió inspirada por Lorenzo cuando lo  encontró representado en el monasterio de Poblet, redactando, entre otros, los siguientes versos: ”Que en un lugar muy preeminente-de un reducido aposento-rutilaba de hermosura – un cuadro de San Lorenzo -A falta de la parrilla, -símbolo de su tormento, - nunca vi al Santo paisano- tan gentil y tan esbelto- con su diaconal dalmática- de brocado y terciopelo- bordada con hebras de oro- en graciosos arabescos.”     
Hemos visto como San Lorenzo era un santo, un héroe, pero el arte no lo abandonó jamás, porque mantiene la ilusión en los corazones de los oscenses y los llena de esperanza.

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