lunes, 21 de septiembre de 2020

La lengua de los eruditos y la lengua del pueblo.-

 



Siempre han existido dioses tonantes que tratan de imponer sus dogmas y siempre ha habido sabios embelesados en su ciencia. Aunque mi concepto de la sabiduría es un tanto filosófico y filantrópico y  rehuyo  a esos sabios que, como, decía Ortega, son “bárbaros especialistas”. Cuando ven a un indio haciendo sonar su instrumento musical, se lo cambian por una botella de alcohol  y luego hacen un estudio  monográfico sobre su flauta. Los hay que mandan a sus alumnos a recoger palabras en fabla, de boca de los altoaragoneses.

Ocurre como con aquellos que leían el Evangelio pero prohibían su lectura al pueblo llano.

La fabla señores es una realidad tristemente minoritaria, pero real. El milagro consiste en que todavía subsista, a pesar de las agresiones qué ha sufrido y sigue sufriendo, sobre todo de los que más tenían que defenderla. ¿Qué no está  unificada?. Ya lo sabemos: como todavía no lo están el vasco y el catalán. El mismo castellano, tan cultivado, tiene sus diferencias de un país a otro, incluso de una región a otra. ¿Cómo va a estar unificada la fabla, tan perseguida y tan aislada en valles, que hasta hace poco tiempo han estado incomunicados?.

A continuación someto a su consideración la redacción de una niña de siete años, natural de Chistén. Si alguien quiere una copia, se la mandaré.

“Historia de Pepe Pedro”.”Se va perdere de casa y s’en ba dí ta debajo de una Peña se San Martín. Se va estaré allí 20 días sin comere ná y sólo, saliba a bebere ta una baseta de augua que yeba allí. Nadie sapeba an yera y un día cuando ya nadie y pensaba en él, una agüela de  casa Ciella,que yera vaquera en Igüerra el va viela  venire allá lejos . Casi se le va fere miedo..Al acercásele a ella y vielo tan desvalido, la pobre gúela de Ciella en un burricau que teneba allí, el ba tenere que meter a caballo ta trayelo ta casa y t’ol camino él va tené que tenere porque solo no de sapeba tenere..

Cuan llegaban al lugare ,tos os críos y  la chen gran, que se van enterare ,van salire a recibilo  y t´oz deciban: ¡Ay, Pepe Pedro el probe, pobre Pepe Pedro…!

Y cuan van llegare ta   casa  su pobre madre,  venga animalo, a dale un goté de caldo y otras cosas. Dispués de días y días se va recuperare y al fin se va casare.”

 Quiero expresar mi agradecimento a la señora maestra que ha hecho llegar a mi poder el escrito este cuento, porque demuestra una inquietud por el entorno que vive. Me gustaría poder publicar su nombre y el de la pequeña escritora.

 

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