Señoras y señores, les doy en
primer lugar muy buenas tardes, antes de presentarles a la oradora, que va a
hacerles pasar uno de los mejores ratos de su vida, simplemente escuchándola. Se
trata de Teresa Ramón Palacio, que es una ilustre escritora altoaragonesa, pues
nació en esta ciudad de Huesca, el día 16 de Diciembre de 1922.El apellido
Ramón le viene de Huesca y el de Palacio lo heredó de su padre, que era natural
de Agüero. En sus orígenes se juntan la poesía de la Calle de la Campana, donde
nació en esta capital, con la que se vive en Agüero, donde se respira el aire
puro de sus mallos y se contempla la belleza de su iglesia
parroquial, al tiempo que uno se extasía mirando la sublime ermita antigua y
enorme del Señor Santiago.
Cuando llegaban las fiestas de
San Martín a su barrio, en el que se encuentra la calle donde nació Teresa, como
afirma la jota siguiente: ”En la Calle La Campana-nació Teresa Ramón-una mañica
con temple-orgullo de mi Aragón”, el entusiasmo estallaba en sus vecinos, con
la leyenda o historia de Ramiro el Monje, que abatido por el comportamiento
rebelde de sus nobles, ordenó que se les cortaran sus cabezas y en el actual
Museo de la Plaza del Seminario, dispusieron en redondel dichas cabezas y en la
cúpula de la Sala de la Campana, se colocó colgada la cabeza del más rebelde de
dichos nobles, a modo de badajo de tan tétrico y sonoro instrumento.
Y parece que a la calle de
Campana, Huesca le puso tal nombre para recordar aquellos trágicos hechos y es
que en dicha calle estaba y sigue estando la casa de la fragatina familia Solanes, en la que, cuando llegaban
las fiestas del Barrio, que eran las de San Martín,”se preparaban las cabezas que
recordaban a las que cortara Ramiro el Monje y contrastaban con las fragantes
flores que llevaban las mozas”, entre las que se encontraba Teresa Ramón, que
describía así aquellos recuerdos felices, de los que dice en una jota:”Ay
barrio de San Martín-ay calle de la Campana-recuerdos ya muy lejanos- de los
años de mi infancia”, al tiempo que aseguraba sobre aquella casa que era:
el lugar preferido de toda la
chiquillería de mi calle para jugar”. ¿Qué recovecos para practicar el
escondite y qué bondad la de los moradores de la casona para soportarnos”. Y
hace unos pocos días, me enteré, de que todavía se conservan en dicha casa las
cabezas artificiales de los rebeldes nobles, estando su dueño muy animado a
seguir celebrando estos festejos. Y sigue Teresa escribiendo: “El pozo
misterioso y atrayente, donde iban a buscar agua los vecinos, también sigue ahí
impasible a los adelantos de los frigoríficos y de las aguas cloradas. En la
calle era de rigor ir con pozal o pozalico, según la estatura del crío portador,
a sacar agua del fondo, para refrescar el botijo y el porrón de las comidas y
cenas veraniegas. Ten la seguridad de que el antiguo pozo ha hecho con su
frígido contenido las delicias de todos los vecinos de la Campana…En nuestra imaginación
infantil, el pozo del Fragatino, era como una gran pila de agua, poco menos que
bendecida”. Y doy la razón a Teresa en eso de los pozos misteriosos, porque
venas ocultas, más que las acequias, llevan agua a los pozos y forman una
pupila cristalina que refleja las verdes plantas asidas a las grietas de las
piedras doveladas, para formar un aro horizontal, no un arco vertical. Es el
pozo ojo de mirada profunda que sólo mira hacia arriba, esperando que al brocal
se asome la luna llena, los rubios rayos del sol, la cara de la hortelana, los
ojos tristes del viejo o los curiosos y atónitos de los niños. Por la carrucha,
chirriando, subía y bajaba el pozal, que al desbordarse el agua, producía un
sonido de cristal y es que Teresa Ramón ha sido toda su vida una buscadora del agua
de la poesía y de la ciencia, que en el Alto Aragón se ha producido a lo largo
de los siglos, haciendo sonar con su literatura un sonido como de un cristal
lírico, como podemos comprobar leyendo su Poesía del Ciprés, que escribió, no
hace muchos años y que es como la que escribió aquel monje benedictino, abad
del Monasterio de Silos. Pero además tiene publicado un libro de Poemas, editado
en Ibercaja, donde uno se pasaría feliz el tiempo, leyendo y viviendo sus
poesías. Es que además Teresa pasa de la poesía lírica más refinada a la poesía popular, componiendo
letras de jota, que son sublimes y perfectas, de modo que cada año forma parte
del Jurado que premia a las mejores jotas que se componen en el Alto Aragón.
He hablado de las cualidades
investigadoras de Teresa, demostradas con la publicación de su libro sobre el
cuadro de la Virgen de la Clemencia. Este cuadro extraordinario se encuentra en
este edificio de la Diputación Provincial, en el despacho de su presidente y es
de estilo bizantino, como demuestra nuestra presentadora, para lo que tuvo que
investigar largamente el incluso viajar a la Ciudad Eterna de Roma, cambiando
impresiones, entre otros con el Cardenal Javierre. Y ¡cómo gozaríamos leyendo
sus escritos sobre la Virgen de la Carrodilla, que se encuentra elevada en la
Sierra del mismo nombre, allá en Estadilla y subida sobre un carro!.
Ella vivió en dicho pueblo, donde
estuvo casada con Emilio Rosico, maestro como ella y alcalde del pueblo y con
el que tuvo un hijo y dos hijas y ahora varios nietos. Tienen una casa en la
que me llama la atención un “voladizo” o galería asentada, cruzada sobre la
calle y desde la que se contempla el paso de las vaquillas, el día de San
Lorenzo. Ya lo dice la jota que reza así “Estadilla, Estadilla-ya puedes estar
contenta-te llevaste la jotera- de la calle la Campana”.
Y es que Teresa ama tanto a San
Lorenzo, que de Huesca pasó a Estadilla, de donde también el glorioso santo es
su patrón, porque “Un tirano sobre el fuego-te quiso martirizar, a tí te mandó
a la gloria- y a Huesca la hizo inmortal”.
¿Cómo hubieran podido elegir otra
presentadora mejor de los danzantes de nuestro patrono, que llegó a escribir la
jota siguiente:”Quisiera ser flor de albahaca-el diez de Agosto en tu altar-y marchitarme
al calor-de los besos que te dan?”.
Y no puedo seguir hablando de
nuestra oradora, por escuchar su palabra, pues para presentarla hubiera bastado
la jota de Montse, amiga de Teresa y que dice así:”Si no sabes lo que es
Huesca-ni conoces Aragón-habla un ratico, si puedes- con Teresita Ramón”.
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