sábado, 26 de septiembre de 2020

Fiestas de Siétamo el año de 1.989. ( Las Rabosas o raposas )

 


Dicen que después de los años mil, vuelven a las aguas por donde solían ir; viene esto a cuento porque después de casi cien años que los lobos desaparecieran de nuestra provincia aragonesa y ahora los quieren volver a soltar.

Hay a quien le resultan simpáticos los lobos y sus razones tendrán, como las tendrán, como las tenía Rodriguez de la Fuente, que, en  sus películas aparecía jugando con ellos, supongo que después de haberlos puesto bien “fartos”, como los domadores de leones los hartan de carne antes de hacer sus exhibiciones en el circo.

No sé que razones alegarán los que los quieren soltar para que se alimenten con los ganados de otro  o con su carne, pues nuestros mayores nos cuentan como se comieron a un joven que volvía del Servicio Militar, allá en Colungo, o a una patrulla de carabineros ,en Somanés, durante una noche de nieve, en que, sus fusiles de chispa, cargados por la boca, no disparaban a causa de la humedad que impedía arder a la polvora.

El lobo es merecedor de amor y simpatía por ser criatura de Dios como San Francisco de Asís nos enseñó, llamándolo hermano.

En la ciudad de Aguvio,en Italia, apareció un lobo feroz que tenía asustada a la población y el santo hizo un pacto con él, llegando a “darse la mano” y desde entonces ya no hizo daño a nadie, pero la clave concreta de tal prodigio consistió en que la población se comprometió a tenerlo bien mantenido. Así lo hicieron y el lobo murió de viejo con gran sentimiento de todos. Quedó demostrado que con la tripa vacía no hay  alegría  y  patente que el que quiera poner lobos  en su vida, les de carne y otros alimentos

Ustedes se acordarán de qué la Sociedad de Cazadores daba premios en metálico por cazar alimañas, pero pocos se acuerdan de que, cuando no existía esa Sociedad, los vecinos de los pueblos daban dinero, huevos, harina o carne al que cazaba un lobo.

En un pueblo de la Montaña, un labrador dijo a su criado, un tanto infeliz: “Vamos a cazar un lobo, le sacaremos la piel e iremos por los pueblos a sacar “a costra”. Se dirigieron a una lobera, que había e Monte Uruel y al llegar a ella, le dijo el amo al “misache”: “mete la cabeza por ese agujero?¿ y mira si hay  lobicos”. El buen zagal la metió con apuros pero no la pudo sacar, porque las orejas se abrieron, haciendo de tope. Empezó a chillar preguntando ¿qué hacemos ahora?, “no te preocupes- le respondió el amo, le respondió el amo”,ya voy a Jaca a comprar un pico”. Al preguntarle que debía hacer si llegaba el lobo, le dijo que se bajara los pantalones, que no le haría nada y añadió : “ los lobos tienen el morro frío, ya lo notarás cuando te olfatee el culo”.El hombre simuló que se iba, pero en llegar a hacerlo,cogió un palo, le puso en la punta nieve apretada y le tocó en sus desnudeces. El mozo, al notar ese frío, se creyó que ya había llegado el lobo y presa de pánico, pegó un “esbrunce” y sacó la cabeza llena de arañazos. El amo, exclamó todo satisfecho, ¡ ya no tengo que ir a buscar el pico!.

Lo mismo cuentan de una pareja de Loporzano, pero el hecho tuvo lugar en Montearagón,donde la falta de nieve no fue inconveniente para usar el procedimiento del palo, al que se puso cieno del fondo de una balsa, que aunque no tan frío, tuvo los mismos efectos.

Así que ya lo sabe, si quiere poner un lobo en su vida,cómprele “pizca”, aunque está cara. Antes la gente la comía para las fiestas y ahora los lobos la comerán todos los días.

Señal segura de que la vida marcha.

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