Nació este hombre en Alcalá del Obispo (Huesca), el 3
de Julio de 1.928. Desde entonces fue vecino tanto de Alcalá, como de Siétamo,
porque se había enamorado de María Jesús Borruel. Se casó con ella, pero
conservaron la casa, que habían levantado Las Regiones Devastadas en la Calle
del Conde de Aranda, que para la Guerra
Civil, fueron destruídas casi todas las de esa calle. Bajando por ella desde la Plaza Mayor hasta el Palacio, quedó
destruido dicho Palacio y todas las casas que ocupaban el lado derecho, entre
otras las dos de Cavero y las tres filas de casas del sur, oeste y norte, mirando estas últimas sus fachadas al Norte.
Pero allí mismo se construyó en Nuevo Ayuntamiento. En aquella plaza en que
quedó convertido el terreno, el entonces señor Ribera la arregló para qué en
ella, se jugara al baloncesto, patinaje y otras actividades, donde la gente,
juega a diversos deportes. Desde las nuevas casas de la izquierda, bajando hacia
el Palacio, se ven sus habitantes sentados en unas escaleras de piedra, por las que se
sube a la puerta y toman unas veces el sol y otras contemplan los juegos de los
niños.
Al sur del Campo de Juego creado, después de la Guerra
Civil, se creó un Bar, con su espacio para tomar bebidas delante de su
fachada y allí nos solemos tomar muchos
días de calor en verano, alguna bebida para conversar o más bien para escuchar,
la vida tan sabia de “Pepe Ballarín” y otras, en su vida tan cruel durante su
vida infantil. Sentados en ménsulas orientadas hacia el Norte, llamamos al
pariente Joaquinito Borruel, que emigró
a Cataluña, y que conserva la “Fabla Aragonenca”. Es Joaquinito pariente de la
esposa de “Pepe Ballarín”, llamada María Luisa Borruel.
Se puede observar en Siétamo otras veces a “Pepe
Ballarín”, sentado en las escaleras de piedra, por las que se alcanza la puerta
principal de su casa, otras veces en el Bar desde el que se pueden observar los
juegos que allí realiza la niñez y la juventud y por fin en la puerta de casa
de Joaquinito Borruel, donde se le ve leer la prensa.
Pero no es este el lugar donde se ve conversar a “Pepe
Ballarín”, pues cada mañana, con su coche, que conduce todavía a sus ochenta y
pico años de edad, se va a su patrimonio de Alcalá del Obispo, donde me ha
llevado varias veces, incluso a almorzar y contemplar la Panadería de su
propiedad. En ella encierra un mostrador de vinos y licores, con los que invita
a sus amigos, pero él escasamente consume. Allí nos reciben con una gran
simpatía al dueño de tal panadería y creadora de “laminerías”. El panadero de
Alcalá es un hombre de una gran simpatía
y su esposa es una mujer elegante y simpática, que cuando la veías por Huesca,
era una mujer atractiva. Yo, como era Veterinario del Partido de Alcalá del
Obispo, iba algunas veces a comprar dulces, que allí preparaba, ayudada por su
hermana.
Ibamos a visitar la Sierra de Guara, con el coche
conducido por su pariente Borruel, con “Pepe Ballarín” y con mi nieto Pablo, y “Pepe”,
nos hablaba de un hermano de su padre del pueblo de Velillas, que en aquella
Sierra de Guara, era Maestro de Escuela. Dicho Maestro se preocupó de la
educación de sus sobrinos en la hoy casi deshabitada Sierra de Guara.
Subimos por el
pueblo donde nació un sabio amigo mío, y miramos el cementerio, y donde ya no
se entierran cadáveres de hijos de la Sierra, porque ya no quedan habitantes en
tales alturas. Bajamos hacia Siétamo por el hermoso pueblo de Abiego, donde en
una casa debajo de la Iglesia, se aprecian restos del escudo de Almudévar.
Estando contemplando el escudo, pasó hacia la iglesia una pareja muy bien
acompañada de amigos y parientes, que subían a la iglesia parroquial a contraer matrimonio.
Nos quedamos a comer en un restaurante y gozamos de
ver aquel hermoso pueblo con su profundo río Alcanadre y sus altas montañas.
Ha sido “Pepe Ballarín” un hombre trabajador en Madrid
y obteniendo una hija y varios hijos, inteligentes, que han alcanzado carreras
y hoy tiene su mente llena de historias que describen su vida y de cantidad de
años, te cuenta historias agradables.
Y este año estoy preocupado de su porvenir, como nos preocupa a todos los españoles el porvenir que nos aguarda a todos. Este verano le preocupaba el porvenir de los edificios que había embellecido en Alcalá del Obispo y él sigue pensando, con su enorme cantidad de años, que porvenir tendrán los edificios que posee en ese hermoso pueblo. No me causa tristeza el porvenir de sus posesiones, porque a mí, me pasará como a él, que sus hijos e hija, personas inteligentes, seguirán trabajando en este Mundo, que es Temporal. Y a este hombre no le escucharán sus palabras, pero podrán leer su hermoso libro: “Una vida como las demás”.
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