Francisco es el que fue panadero de Arbaniés, antes de la Guerra Civil, todavía siendo un niño, con su burro, repartía el pan cada día por aquellos pueblos como Castejón, Loscertales y Coscullano. Sus padres tenían arrendado el horno cerca de Casa Ciria, pero vivía la familia en el barrio de la carretera. Ahora ya no es barrio, pues ya no vive nadie en sus casas. Cuando uno sube hacia Bandaliés, al salir a la carretera, entonces sin asfaltar, se da cuenta de que se encuentra a su izquierda. Yo he entrado numerosas veces en dicho barrio, hasta la casa en la que vivió Francisco con sus padres. Me he acercado a ella con el fin de contemplar un hermoso lauburu de piedra, que ocupa el vértice del arco central de su portal. Hace muy pocos días, se lo conté a Francisco y éste se quedó emocionado, pues allí, en esa casa había pasado su niñez, antes, durante y después de la Guerra Civil. Le pregunté si se acordaba de tan antiguo recuerdo de tiempos pasados, al que veneran en muchos lugares del mundo, como Navarra y Vasconia y él me contestó que recordaba el lauburu, como un escudo, que se exhibe en tantas casas del Somontano. Se acordaba más de el huerto, con su balsa, sus manzanos, higueras y membrillos, ahora con la balsa medio “enronada”, y los frutales que aún producen algunos frutos, pero nada de verduras, porque nadie cultiva el huerto, donde tanto había “picado” él mismo. Me subió una mañana a contemplar el barrio, el huerto, su antigua casa con el lauburu en el lugar más noble de su portal y no pudo menos que explicarme qué familias vivían al lado de la suya. En la entrada al barrio vivían cinco vecinos. La primera casa era la de Pepe que convivía con su hijo, que cayó en el frente y su cuerpo lo expusieron en casa del “Trujano”, donde le rindieron homenaje, cantándole tristes canciones. Pepe tenía un carro con el que hacía viajes a Huesca y llevaba y traía encargos. Se quedó solo y en sus rutas pensaba en la rápida marcha de su hijo, muy lejos de este mundo. Al fondo se encuentra Casa de Bosque, presidida por el lauburu, donde nació y vivió Paco en su niñez, durante la Guerra Civil, acompañado por su familia. Su padre se llamaba Francisco San Román Bestué. El apellido de San Román tiene su origen en el entonces pequeño pueblo de San Román de Morrano, igual que Arbaniés, al pie de la Sierra de Guara. Estaba también la Casa del Cucharero, que aparte de arreglar las piezas metálicas de la cocina, labraba cucharas y tenedores de madera de boj. Era también estañador, fabricaba pucheros y arreglaba paraguas. A su lado estaba casa Marco, que se dedicaba a la agricultura, labrando las tierras no con una pareja de bueyes, sino con una yunta de vacas. Estas daban la ventaja de parir algún ternero. En casa Malo, Francisco convivió con el señor Pablico y su señora María, que tenían algo de tierra y vivían con mucha modestia. Ahora, ya no queda nadie en las casas que acabo de citar. Siempre se formaban corros en la puerta debajo del lauburu; se juntaban todos los vecinos y otros que venían del barrio que se encuentra alrededor de la Iglesia y otros de fuera de Arbaniés, como la señora del Practicante Angel Garcés, Concha Bescós. Este practicante después de la Guerra Civil, murió. Para la Guerra, se fueron a Francia algunos vecinos del barrio.
Este pueblo tiene un nombre muy
parecido a otro de Navarra, pues si el de Huesca se llama Arbaniés, el de Navarra se llama Arbuniés y en medio del
camino, en la provincia de Zaragoza, se encuentra el pueblo de Arba, por el que
pasa el río Luesia. Pero encima de Arbaniés se eleva el
Tozal de Guara y al otro lado se ven las ruinas del desaparecido pueblo
de Isarre. Por Arbaniés pasa el río Guatizalema, que baja del pantano de
Vadiello, con los Mallos de Ligüerre a
la vista. Cerca de la Capital Osca, se ve el origen vasco –ibérico de esta
comarca del alto Aragón.
Arbaniés tiene una hermosa iglesia en cuyos
muros hay pintados cuadros románicos. Al lado de dicha iglesia está el frontón,
de muy buena construcción. Además, presidiendo
casa Bosque, donde nació Francisco, se alza uno de los lauburus o
lábaros más bellos de la comarca del Somontano. En Coscullano hay uno tallado
en una puerta de madera, en Velillas hay otro esculpido en piedra y en Torres
de Montes, hay cuatro, por parejas, de los que uno gira a la derecha y otro a la
izquierda. Pero el de casa Bosque de Arbaniés, gira hacia la izquierda, que con
ese giro recuerda la otra vida y está sentado sobre un corazón invertido, como
si a su dueño se le hubiera muerto su amo y expresara su tristeza, invirtiendo
su corazón. En diversos trabajos y
escritos turísticos se habla de numerosos lauburus en la provincia de Huesca,
pero jamás había visto que dichas cruces estuvieran tan abundantes, alrededor
de Siétamo, en el Somontano. ¿Cómo se iba a quedar Francisco, después de una
terrible Guerra Civil en su propio pueblo?, pues no fue él el único que se marchó, sino que hay quien
afirma que fueron un sesenta por ciento de la población. Creo que ha vivido en
Bagur, en la provincia de Gerona uno sesenta años y como afirma en una de sus
poesías: “Yo os recuerdo, os llevo en mi corazón, a mis amigos catalanes y
también a los de Aragón”. En otra de sus poesías titulada “ A mi pueblo”,
escribe ¨”Arbaniés, este es mi pueblo, aquel que sufrió la guerra-de terrenos
muy ariscos, y el llano junto a la Sierra,- con gentes trabajadoras, sin
riqueza, en esta Tierra- con sus campos de secano, y esas casa con miseria”.
Su corazón entristecido como
aquel en que está depositado el lauburu, piensa: “Mi voz debe de sonar, debe
sonar, mientras viva- y pensar que mi familia nunca abandone mi Tierra,- Mi voz
debe de sonar, a música mañanera- de
guitarras y bandurrias, y los cantos, de
mi tierra”.
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