Tengo
muchos años, pero todavía me acuerdo de ver parejas de bueyes, tirando del yugo,
al que tenían enganchadas sus testas para arrastrar su carro. Podía este carro
además de su peso, llevar rodando la carga que le habían añadido, pero los
bueyes que lo arrastraban, tenían fuerza
sobrada para hacer circular el peso que llevaba enganchado. Pero lo que no
solían hacer era correr con su carro enganchado de sus cuernos. El boyatero
caminaba en sus fases de marcha de lo bueyes, delante de ellos, con una larga
vara que conducía el mismo al yugo, que unía las testas de los dos bueyes.
Hoy,
si le preguntas al público, los trabajos de los bueyes y de las mulas, ya no se
acuerda de ver labrar a los bueyes, porque su fuerza ya no se ocupa en el
campo, ni en los caminos, pues aquellos
“cornudos animales”, ya casi ni existen.
Ahora,
en el Bar, escuchas a muchos hombres maduros, contar sus rutas por las
carreteras y caminos, con vehículos de motor y uno piensa en las diferencias de
trabajo, que supone para el hombre, el hacer labrar a una pareja de bueyes y
contemplar la dificultad de comparar la velocidad
que llevan los caminos con las carreteras.
¡Cómo
han cambiado la velocidad y el tiempo que tardaban antes en recorrerlo los
hombres andando o montando en asnos, en mulas y en caballos!. Me recuerda la
leyenda en que una tortuga y una liebre, se apostaron cuando llegaría antes una
de las dos antes a su destino. Ganó la tortuga, que no paró ni un instante de
correr por la ruta que se habían propuesto, pero ganó ella, porque la liebre,
convencida de su fortaleza corredora, se paró a deascansar en el camino y
perdió su carrera.
Ahora
, en el Bar, escuchas a muchos chóferes y a muchos hombres maduros, contar sus
rutas por las carreteras y caminos, en vehículos de motor y uno cómo piensa
en la diferencia de trabajo, que
supone para el hombre, el hacer labrar a una
pareja de bueyes y contemplar la velocidad que llevan los camines por la
carretera.
Pero
el hombre quiere aumentar la velocidad de sus vehículos y cultiva el uso de las
autopistas, que elevan su velocidad por la superficie de la Tierra.
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