Los hermanos Don Pepín y Don
Antonio Bello fueron hijos del Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Don
Severino Bello, que vino de Madrid a Huesca a proyectar el Pantano de la Peña,
pero lo encontraron tan competente en Aragón, que a continuación le
encomendaron la proyección del de Tormos. Se casó con Doña Avelina Lasierra de
Quinzano, con lo que emparentó con Silvio Kossti, a saber mi tío Don Manuel
Bescós Almudévar, que también se casó con una señorita de casa Lasierra de
Quinzano. Ambos tuvieron el primero un hijo a saber Pepín que va a alcanzar los
cien años este año de 2004 y Silvio Kossti tuvo una hija llamada Teresa Bescós
Lasierra, que murió hará unos dos años, con más de cien años cumplidos.
Don Severino después de pasar bastantes
años en Huesca, regresó a Madrid, poniéndose a trabajar en el Canal de Isabel
II.
Sus dos hijos tuvieron que ver
con Madrid, a la que nunca dejó de amar Pepín y de visitar Huesca con mucha frecuencia y Antonio de
visitar la capital de España y de vivir y de trabajar en la provincia de
Huesca. Es curioso ver como ambos hermanos alcanzaron celebridad, porque como
dice Ignacio Izuzquiza:”Gracián (aragonés y
por mucho tiempo habitante de Huesca) siempre creyó en la superioridad
del arte y de la literatura para poder salvarse de los límites que la
naturaleza nos impone…Cada uno debe, en suma, crear su propia fachada de
distinción que tiene que corresponderse a un interior de refinamiento artístico
y de perspicaz ingenio”.
Y Pepín, se creó “su fachada de distinción”,
cultivando el estudio y sobre todo la amistad ya con hombres sabios de la época
del 14, como Unamuno y Ortega y Gasset o con los poetas como García Lorca,
Antonio Machado,Alberdi o con hombres del teatro como Buñuel o del arte como
Salvador Dalí de la generación del 27. Con ellos estudió en la Universidad de
la Capital de España, pero en los cien años de vida que va a gozar, no se ha
dedicado a ninguna de las bellas artes en las que tanto han destacado sus
íntimos amigos y compañeros, todos ellos ya desaparecidos de este mundo. De tal
forma que en cierta ocasión en que un periodista le preguntó que cual era su
profesión, él contestó:”yo soy amigo de mis amigos”.Afirma que “he sido amigo y
admirador de los poetas y escritores del 27, pero no he hecho pinitos
literarios”. Reconoce que colaboró con Alberti y con Buñuel sin pretender
obtener ningún éxito.
Pero Pepín Bello, siendo el único
que vive de aquella generación, no puede dejar de participar del recuerdo de
sus amistades, de los sentimientos y de los pensamientos,que vivían en sus
mentes y en sus corazones. Siente todavía la amistad con ellos porque dice que se llevaban muy bien,
tanto que se sentían como verdaderos hermanos.
En un libro de poesías de
Federico García Lorca, encontré unos
versos escritos en siete páginas, que titula: ”Eros con bastón”(1925) y
dedicado ”A Pepín Bello”.Es difícil, pero a veces resulta muy clara la
interpretación de lo que el poeta le dice, en este caso, a Pepín Bello; lo
llama Eros, dios griego del amor y lo describe apoyado en un bastón. Pepín tuvo
tres novias, pero las amó, aunque no se casó. El bastón lo llevaba en el acto
en el que recibió el premio Aragón 2004, pero cuando Federico García Lorca escribió en 1925 aquellos versos, debía usar
bastón no sólo él, sino varios de sus amigos, que sin necesitarlo lo portaban
como un instrumento de la moda. Federico le dice a Pepín: ”Ni quiero ser
poeta,- ni galante”. Tal vez veía en Pepín un poeta sin poesías, un sentimental
que se resistía a galantear y trataba de estimular su amor, diciéndole :”La
noche de azul y plata-relumbra por los tejados.-Plata de arroyos y
espejos.-anís de tus muslos blancos”.
Pepín dijo hace poco tiempo:”Tengo
la costumbre y el oficio de estar solo”, pero mirando una fotografía en su casa
se ven los compañeros que no le dejan en soledad y que son una imagen del Santo
de las Florecillas, es decir san Francisco de Asís y la fotografía de su gran
amigo Federico García Lorca, acompañado con uno de sus numerosos libros de
poesía.
Gracián creía que la literatura y
el arte eran el ideal para alcanzar una fachada de distinción y un interior de
refinamiento artístico y Pepín ha alcanzado esa oportunidad,
Su hermano Antonio permaneció
durante toda su vida trabajando en la
ciudad de Huesca y comarca. Estudió Ciencias Naturales sobre las que reflexionó
mucho y realizó experiencias, inventando modelos de arados trisurcos y
reversibles.Después de muchos dibujos y cálculos y de tener fabricada una
maqueta, cuando ya tenía el proyecto en la herrería, se encontró que ya vendía
ese modelo una fábrica de maquinaria agrícola.”Aquel arado fue uno de tantos
fracasos que he tenido entre mis inventos”. ”Gracián parecía creer que la
construcción de la fama es un asunto de transcendental importancia, hasta el punto de que cuando se
posee una buena reputación y se ha alcanzado notoriedad, casi nada resta por
hacer” y Antonio alcanzó notoriedad entre los hombres del campo que trabajaban
la tierra y pensaba constantemente en asuntos que interesaban a estos hombres,
siempre relacionados con las Ciencias Naturales. Entre otras ideas llevó a
Almudévar el arte de volcar carros, que había aprendido de su padre en
Chimillas, en otra ocasión para aliviar el esfuerzo de sus mulas, les colocó en
el carro una vela marinera, pero aparte de aliviarlas, un día el enorme cierzo,
sopló con tal intensidad, que volcó el carro.Cierta noche estando Don Antonio
cenado en la Posada de Almudévar, le llegaron dos mozos para decirle si quería
volcarles un carro; se lo volcó, se lo agradecieron mucho y se repartieron el
dinero, que habían ganado en las apuestas; otra noche le pidieron su llamativo
albornoz, que se había comprado en Madrid, se lo dejó, poniéndoselo uno de los
mozos, que con un palo perseguía a las mozas, zagales y zagalas, con gran revuelo.
Pero no se unía solamente con los
mozos que habían prescindido de la ciencia y del arte, sino que en
Madrid,cuando era joven, alternaba en el Café Gijón, con Don Julio Caro Baroja
y con Eugenio D’Ors; después en Huesca acudía al Bar Flor y al Caserío Aragonés,
donde alternaba con Ena, con el jefe del Servicio Nacional de Cereales, señor
Laborda y además iba al Aero-Club, donde dialogaba con José Antonio Llanas
Almudévar, sobre la Física, la Química, los riegos, la picaresca, el humor y la
vida.No tuvo como amigos sólo a los de Almudévar, sino también a los de Huesca.
Antonio Bello obedecía a Baltasar Gracián, cuando decía: ”Cada uno debe, en
suma, crear su propia fachada de distinción que tiene que corresponderse a un
interior de refinamiento artístico y de perspicaz ingenio”. Y a este perspicaz
ingenio se dedicó, no sólo con sus inventos y diálogos, sino con sus escritos,
pues Julio Caro Baroja le hizo el prólogo de uno de sus libros y José Botella
Llusiá, Presidente de la Real Academia Española de Medicina le prologó su obra:
”Visión del mundo actual por un
naturalista”.
En ese prólogo dice el Señor
Botella.”Este es un libro sorprendente.Es el producto de un hombre formado, con
una sólida base cultural”
Cuando presentó su libro, reunió
en Almudévar a casi todos sus antiguos compañeros universitarios, invitándolos
a una comida clásica, que nunca habían probado. Ellos entre la admiración que
les producía la actuación de Antonio Bello,expresaron su extrañeza por la
evolución de sus pensamientos universitarios de su juventud, por haberlos hecho
compatibles con gentes de un medio poco desarrollado intelectualmente, en
aquellos tiempos que en Almudévar había tan pocos estudiantes en la
Universidad.
Fue gran amigo del piloto Miguel
Ara, campeón del mundo de vuelo sin motor y con él dio la vuelta a
España.Cuando vio desembocar las aguas del Ebro en el mar, se acordó de lo que
dijo Ramón y Cajal:”que nuestras escasas aguas no se pierdan en el mar, como
los talentos en la ignorancia”.
Ya se fue de nosotros Don Antonio
Bello, pero así como en Almudévar gozaba andando por aquellas verdes praderas, ahora
se encontrará en las praderas del cielo con su rubia esposa Viqui Valenzuela y
con su querido hijo Antonio, que de niño se mató con la bicicleta.
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