sábado, 28 de septiembre de 2019

La música y el silencio o la vida y la muerte.-


   

Mi amigo  el argentino, Lalo Brea, encuentra la música que anima el espíritu, en el Norte de Italia y en el Sur, en lugares elevados de los Andes de la Argentina y en  el Sur de Italia encuentra entre las ruinas donde ocurrió hace siglos un inmenso terremoto, cadáveres de nobles romanos, trabajadas o endurecidas por la lava de un volcán, que hacen ver con claridad y con horror escenas muertas de la antigua vida imperial de los romanos.
Contemplando aquellas viejas escenas en antiguos palacios, de cadáveres actuales de siglos pasados, se  siente  un  silencio  con  nuestros  oídos,  porque  no se pueden escuchar sus gemidos, ni sus cantos ni sus palabras, sino la ausencia de voces humanas, de risas o de lágrimas . Sólo  mi  imaginación puede escuchar unos lloros tristes, desesperados, pero inobedientes a nuestros sentidos auriculares, y además sordos para escuchar aquellos antiguos sonidos, capaces de hacer llorar nuestras glándulas que sienten estos nuestros sentidos lacrimales.
Hay épocas felices y otras tristes, que nos revelan la alegría y la tristeza de épocas pasadas y a los humanos actuales, nos revelan la felicidad y las lágrimas que pasaron sus antepasados y que todavía podemos vivir los que actualmente gozamos de la vida. Y por eso hay seres humanos a los que buscamos en este Mundo, para poder gozar de esa vida limitada que Dios ha creado en este Mundo y les escuchamos sus voces sonoras, cantando acompañados de su música escuchándolos y acudimos a acompañarlos por los lugares, donde cantan y hacen sonar su Música, que nos acarrea una felicidad, que nos alegra los corazones.
Por eso yo me acerco a tratar de escuchar a nuestros antepasados, en los cementerios, pero no tengo la suerte de escuchar sus sonidos, que hacían sonar en sus vidas. Quedan en las tumbas los cadáveres y los huesos de nuestros antepasados, pero no se pueden oír los sonidos, que producían cuando estaban vivos. No se pueden escuchar los sonidos que producían con el aire que salía de sus pulmones, sonidos unos incomprensibles y otros, que unos, los vivos pronunciaban con claridad, que unas veces serían comprensibles por los hombres vivos, unos por pertenecer a su propia lengua y otras serían audibles, pero incomprensibles por el paso continuo del tiempo.

¿Qué ha ocurrido con la pérdida de la palabra por los muertos?. Que el Señor Todopoderoso, ha creado la Vida y le ha entregado su libertad para que piense en el Bien y en el Mal, pero muchos hombres han interrumpido esa Vida o simplemente se les ha acabado y le ha entregado su libertad, para que la use y piense en seguir el Bien, tal vez en otro Mundo.
 El Señor tiene ahora la vida del hombre, en dos fases: una para  que haciéndole caso, gane la vida eterna durante su vida y otra, después de su muerte,  para despreciando por la entrega divina de la libertad al hombre, éste con la libertad que le dio  el Señor, despreciara su destino, para sentirse un ser libre, cosa imposible pues la muerte, ha acabado con su propia libertad.
Se habla del  Juicio Final, en que El Señor Juzgará el comportamiento de cada ser humano.
En la Biblia habla Zofonías de la amenaza del Juicio de Dios, que expresa las siguientes palabras: “Palabra de Yahved, que se dirigió a Sofonías, hijo de Kusí, hijo de Guedalyá, hijo de Amaryá, hijo de Ezequías, en los días de Josías, hijo de Amón, rey de Judá.
Suprimiré hombres y bestias, aniquilaré las aves del cielo y los peces del mar y los motivos de tropiezo con los impíos, y exterminaré a los hombres de sobre la haz de la tierra, dice Yahveh.
Y alargaré mi mano contra Judá y contra todos los moradores de Jerusalén y aniquilaré, en tal lugar los restos de Baal, y el nombre de los Ministros idolátricos con los sacerdotes (de Yahveh); y a quienes se prosternan sobre los terrados ante el ejército del cielo; y a los que se postran jurando ante Yahveh…. Y no buscan al Señor ni inquieren por El.”
El Señor amaba a la humanidad, pero daba oportunidades a los hombres de obtener una salvación eterna. Los hombres,  en cambio, “no buscan al Señor ni  inquieren por Él”. 
Por este desprecio de los hombres al Señor, Este “quería alargar su mano contra Judá y contra los moradores de Jerusalén…que no buscan al Señor ni inquieren por Él”.
Esa amenaza del Señor contra los hombres, éstos en estos días del año de dos mil y pico, dicen que se han manifestado en Madrid y en Barcelona, por el calor que parece que quiere abrasar a los hombres.
Protestan los humanos contra el poder del Señor, que puede abrasar la humanidad, con el creciente calor, en estos días del mes de Septiembre.
¡Laol Brea, sigue haciendo sonar la Música, que fomenta el amor a Dios en la Tierra y cuando habites en el otro Mundo, el Señor te hará feliz!.



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