lunes, 15 de marzo de 2021

Albert Camus. -

 

                                   


Camus nació en 1.913 en Dreán, una localidad costera al Este de Argelia. De niño menor de un año perdió a su padre en la batalla del Marne y le tocó vivir como un pobre, pero alcanzó que le concedieran becas, como hijo de un caído en el frente. Gracias a las becas concedidas por ser huérfano de un héroe muerto en la guerra, llegó a licenciarse en una carrera de Filosofía y Letras. Presentó una tesis que realizó teorías que asimilaban las teorías griego-clásicas y meditándolas con las cristianas de San Agustín.

En su vida sufrió la existencia de la locura del Mundo, que le inclinó a una tremenda inquietud espiritual, en la que “palpitaba con fuerza el deseo de justicia”. “Su pesimismo nunca fue obra del oportunismo y de la moda”, sino de la fe de los argelinos, que combatieron su integridad en un Estado franco- africano alejado de su fe en Francia, sino más bien de la libertad de Argelia Hoy son unos diez millones de hombres de origen argelino, que en Francia han esperado verlos convertidos en auténticos franceses, y que después de tres generaciones de “arabes”, siguen conservando su identidad de fe en Alá a través de su profeta Mahoma.


                          Cuasimodo.

En Francia sus hijos se olvidaron de su fe en Dios y en Cristo y ahora se dan cuenta de que Cristo ha sufrido el incendio de la Catedral de Notre Dame y horrorizados se enteran del abandono del Hijo de Dios, Jesucristo.

Cuando se abrasó la Catedral de Notre Dame, acudieron el presidente de la República francesa y “lloraban sus corazones” por el temor de ver desaparecer no sólo el templo de Notre Dame, sino la libertad de Francia de sus colonos africanos. No soy yo el que contemplara la causa de sus lágrimas, sino que el pueblo acompañaba con las suyas y con rosarios la posible pérdida de esa Catedral divina de París.

Son millones de árabes los que entran por Canfranc hasta el Norte de África, para acordarse de su origen africano. Pero les parece ser que ellos son franceses, pero con “sangre de Mahoma” y van a las Áfricas como peregrinos, pues ya son tres las generaciones que viven en Francia.


                  Victor Hugo.

Los gobernantes de Francia, que amarían su unión con los “Arabes” africanos, se dan cuenta de que el incendio de la Catedral de París les ha sido para ellos, los primeros franceses, dolorosa y han acudido a sus ruinas, “llorando de dolor y de abandono de Notre Dame de París”.

Ha resultado trágica su presencia en las ruinas de la Catedral de Notre Dame de París.

Y parece que han sentido un dolor por el incendio de su Catedral.

“Camus es una figura trágica. Buscó a Dios en el hombre, pero, al carecer de esperanza, sólo se encontró con las incongruencias de la historia”. Pero la ausencia de fe le dejó suspendido en el abismo de la duda y Dios que tuvo siempre su amor a los hombres, hizo sensible su corazón, haciendo que su alma y su corazón se llenaran de una sensibilidad en Cristo.

Dios en viejos tiempos vio como llegaba a su Catedral un niño jorobado y lo recogió en ella o sea en la Catedral de Notre Dame. Dios estuvo pensando en ese niño, que hacía sonar las campanas de la hermosa Catedral, como contó Víctor Hugo y a Camus, el imperio francés lo hizo pensar en variedad de Filosofías, pero que, a él, le tocaron su corazón con una gran sensibilidad la divinidad de Cristo.

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