Ilustrísimo Sr. D. Domingo Buesa (Dia 12 de Mayo de 1996)
Respetado profesor y le digo respetado, porque es el pensamiento
que me inspiró verle, después de haberle escuchado hablar durante las conferencias
que ha pronunciado en Huesca ,en
el Genaro Poza, sobre el Romanticismo y el Gótico.
No sólo habla de capiteles y
ojivas, sino que le preocupa el Poder Supremo y lo está todo Él viviendo en la Naturaleza, en el hombre y en sus
filosofías, en los pensadores clásicos, como Aristóteles, en los cipreses y en
las más rústicas carrascas. Y lo admira también en la Arquitectura y en
las Artes ornamentales y se aproxima
acompañado por el sonido de la Música,
ya sea Civil o Religiosa.
En una de sus fotocopias, están
dos rostros humanos como modelos para sacar de ellas molinos de arte y en consecuencia, me atrevo a mandarle una
fotografía, no muy buena, complementada con un dibujo de una pieza ornamental
de no sé qué iglesia, que representa un ser humano o que
puede serlo, con su cabeza, sus insinuantes ojos y orejas, su cuello , sus
hombros , su camino, sus pechos, dos manzanas…una granada, que puede recordar
el órgano productor de óvulos y los pies pequeños, que no le permiten correr ni
irse de marcha por todo el Mundo.
Esta talla de madera representa
la lucha por la Economía y consecuentemente por el poder entre las catedrales y
los monaterios.
El artista que en madera talló la
figura de ese ser que cuelga en la pared de un Cuarto de Estar, quiso representar
la nobleza de un ser semidivino y le despertó su ilusión por un cielo superior.
Su imaginación soñaba con un
cuerpo humano, unido por órganos que representaban plantas y frutas, que eran
como la belleza del cuerpo humano y que pregonaban la representación de la
belleza de la existencia de la Naturaleza.
Aquel artista tenía formada en su
mente la unión de la anatomía humana con la belleza vegetal y tenía representados
por órganos vegetales esos órganos humanos, creados todos por el mismo Dios.
Aquel artista se sentía
identificado con el Señor, dando una belleza común al hombre y a las plantas.
Yo tengo colgada en un salón, esa
bella figura de un hombre, al que unen con el Señor, plantas y frutas como una
granada.
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