Nueva érmita de santa Elena de Torralba de Aragón
Antigua érmita de santa Elena de Torralba de Aragón.
Se murió hace ya muchos años mi gran amigo de
Torralba de Aragón, Pedro Abadía, que no
fue solamente amigo mío, sino de todos los que con él trataron. Era un hombre
simpático, amable y comunicativo, lo que
obligaba a que los que practicaban su trato, hicieran amistad con él. Nació Pedro en Torralba de
Aragón, donde se crió, trabajó y se
formó con una rectitud formidable de su conciencia, haciéndose un auténtico
caballero. El pueblo de Torralba de Aragón, se encuentra al lado del todavía
más pequeño de Senés, del que procedía su apellido. Ambos, que distan unos
pocos kilómetros uno de otro, se encuentran en medio de una inmensa llanura
,que va desde Almudévar hasta Alcubierre, pero se ven acompañados a lo largo de
ella, por la Sierra
que desde Tardienta baja a Alcubierre. Por el pie de esta Sierra baja el Canal
para regar con las aguas que conduce, aquella inmensa llanura y encima de dicho
Canal, los Boqueros parece que quieren beber agua de él, igual que en Senés
parece que quieren hacer lo mismo los Carasoles. Son dos zonas distintas la Sierra y la “Plana” o
llanura y de ambas los torralbinos,
extraen sus ideas y sus ideales. De la huerta obtienen la alfalfa y los
cereales, que les dan para pagar la maquinaria y buscar porvenir a sus hijos; algunos como el suyo siguen
trabajando el campo y a su hija la preparó Pedro con estudios que la han
llevado a la burocracia europea. De la Sierra les vienen las leyendas, los cuentos y las
historias que, cuando no había luz, los
hacía soñar con los bandidos, como El Cucaracha, o pensar en la mística de
aquellos frailes, que dicen rezaban en un convento en plena Sierra. También
soñaban con aquel fraile, que desde Alcubierre recorría la Sierra, pasando por las
ermitas y conventos, para llegar a la ver a Santa Quiteria de Tardienta Estas
ideas y recuerdos ennoblecían el pensamiento de Pedro, que estaba poseído por
el placer de hacer siempre el bien, porque me acuerdo de que cuando hicieron
las obras de Santa Ana, fue él quien facilitó el terreno, donde se hizo. Esa
ermita está en el llano, cerca de Valfonda de Santa Ana.
En aquellos viejos tiempos subían
a la Sierra muchas veces, unas para cuidar el ganado,
otras para limpiar las balsas, donde se acumulaba el agua de las lluvias.
Tenían que subir unas veces andando y
otras a caballo o en carro, pero no sólo acudían a su Sierra por necesidades
materiales, sino que lo hacían por ideas del espíritu, como cuando iban a Santa
Elena, en el mes de Mayo. Pero la santa que se encuentra fuera de la Sierra, a saber Santa Ana a la que se reza:
“santa Ana, buena muerte y poca cama”, parece que no le correspondió, porque ha estado catorce años, sentado en una
silla de ruedas. No puede ser que la
Santa lo abandonara, porque lo que querría es que su cerebro
pensase y su corazón amase a los suyos, dando ejemplo a la humanidad de
sacrificarse por ella.
Yo era diputado, cuando él era
alcalde y en agradecimiento a no se que cumplimiento de la ley, como el de alguna
obra del Plan Anual, me hizo un homenaje, que yo nunca he merecido. Es él quien lo ha de recibir de mi pobre persona y
yo le dedico este artículo, para que sea
conocida su obra material y espiritual en Torralba de Aragón.
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