martes, 2 de marzo de 2021

Pedro Abadía.-

 

                                             Nueva érmita de santa Elena de Torralba de Aragón             



                                     Antigua érmita de santa Elena de Torralba de Aragón.

Se murió hace ya muchos años mi gran amigo de Torralba de Aragón,  Pedro Abadía, que no fue solamente amigo mío, sino de todos los que con él trataron. Era un hombre simpático,  amable y comunicativo, lo que obligaba a que los que practicaban su trato, hicieran  amistad con él. Nació Pedro en Torralba de Aragón, donde  se crió, trabajó y se formó con una rectitud formidable de su conciencia, haciéndose un auténtico caballero. El pueblo de Torralba de Aragón, se encuentra al lado del todavía más pequeño de Senés, del que procedía su apellido. Ambos, que distan unos pocos kilómetros uno de otro, se encuentran en medio de una inmensa llanura ,que va desde Almudévar hasta Alcubierre, pero se ven acompañados a lo largo de ella, por la Sierra que desde Tardienta baja a Alcubierre. Por el pie de esta Sierra baja el Canal para regar con las aguas que conduce, aquella inmensa llanura y encima de dicho Canal, los Boqueros parece que quieren beber agua de él, igual que en Senés parece que quieren hacer lo mismo los Carasoles. Son dos zonas distintas la Sierra y la “Plana” o llanura y de ambas los torralbinos,  extraen sus ideas y sus ideales. De la huerta obtienen la alfalfa y los cereales, que les dan para pagar la maquinaria y buscar  porvenir a sus hijos; algunos como el suyo siguen trabajando el campo y a su hija la preparó Pedro con estudios que la han llevado a la burocracia europea. De la Sierra les vienen las leyendas, los cuentos y las historias que, cuando no había luz,  los hacía soñar con los bandidos, como El Cucaracha, o pensar en la mística de aquellos frailes, que dicen rezaban en un convento en plena Sierra. También soñaban con aquel fraile, que desde Alcubierre recorría la Sierra, pasando por las ermitas y conventos, para llegar a la ver a Santa Quiteria de Tardienta   Estas ideas y recuerdos ennoblecían el pensamiento de Pedro, que estaba poseído por el placer de hacer siempre el bien, porque me acuerdo de que cuando hicieron las obras de Santa Ana, fue él quien facilitó el terreno, donde se hizo. Esa ermita está en el llano, cerca de Valfonda de Santa Ana.

En aquellos viejos tiempos subían a la Sierra  muchas veces, unas para cuidar el ganado, otras para limpiar las balsas, donde se acumulaba el agua de las lluvias. Tenían que subir  unas veces andando y otras a caballo o en carro, pero no sólo acudían a su Sierra por necesidades materiales, sino que lo hacían por ideas del espíritu, como cuando iban a Santa Elena, en el mes de Mayo. Pero la santa que se encuentra  fuera de la Sierra, a saber Santa Ana a la que se reza: “santa Ana, buena muerte y poca cama”, parece que no le correspondió,  porque ha estado catorce años, sentado en una silla de ruedas. No puede ser que la Santa lo abandonara, porque lo que querría es que su cerebro pensase y su corazón amase a los suyos, dando ejemplo a la humanidad de sacrificarse por ella.

Yo era diputado, cuando él era alcalde y en agradecimiento a no se que cumplimiento de la ley, como el de alguna obra del Plan Anual, me hizo un homenaje,  que yo nunca he merecido. Es él  quien lo ha de recibir de mi pobre persona y yo le dedico este artículo, para  que sea conocida su obra material y espiritual en Torralba de Aragón.

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