viernes, 26 de marzo de 2021

Valle del Ara, por Jánovas, hasta Ainsa.-

 

                                


El río Ara, que corre por el Noreste de España, por el Sobrarbe, de la provincia de Huesca, convierte el Valle por el que pasa, en una de las zonas más bellas del Pirineo. ¡Qué vistas más maravillosas ofrece al que tiene la curiosidad de contemplarlo!. Nace en la vertiente Sur del monte  francés de Vignemale, que alcanza los tres mil doscientos noventa y ocho metros de altura. Se une con el río Arazas, que viene de las Tres Sorores y corre por el Parque Nacional de Ordesa. Pasa por el destruido pueblo de Jánovas, por Lacort y Lavelilla, cuya visión hace llorar,  a veces, a los viajeros, porque esos hermosos pueblos, han sido destruidos  por el hombre. Quisieron crear un pantano a la entrada del Cañón de Jánovas, con el deseo de aprovechar el agua para regar los secanos de la Tierra Baja y para obtener energía eléctrica, pero no pensaron, que había que respetar el Pirineo, para que por su belleza, diera vida a aquellos pueblos,  que serían visitados por los españoles y los europeos, desde su Unión Europea. Los Pirineos son y han sido y tienen que volver a ser un gran País, pues hasta ahora, sólo  han sido víctimas de la separación y del contrabando, al privar a estos terrenos montañosos,  de  un comercio libre, entre ambas vertientes de la Cordillera.

Como escribí en mi artículo “El Pantano de Jánovas”: “en otros tiempos (1950), quisieron levantar dicho Pantano, pero pasaron aquellos tiempos y dicho embalse está, ni siquiera comenzado”. ”¿Devolverán las casas o más bien sus ruinas y las tierras que expropiaron a  aquellas buenas gentes?”. Este verano pasado subí a Lanuza, donde también acabaron con el pueblo, pero han hecho felices a los hijos de Lanuza,  ”que no han perdido tiempo en restaurar sus casas y en convertir el lugar en un centro turístico”. En mi artículo “La reversión de Jánovas”, afirmo: “ En este Valle del Ara, diez pueblos quedaron casi despoblados,  desapareciendo la identidad de aquellas gentes, que habitaban estas zonas, con el escudo de Aragón , erigiendo el Arbol de Sobrarbe, con su identidad, nacida hacía siglos, de los navarro-aragoneses. Se dejaron casi de escuchar jotas, de recordar a Lucien Briet, con las bellas fotografías, que obtuvo en Lavelilla, sus bailes folklóricos, los rituales del Carnaval, llevando figuras de viejos en los hombros, procesión carnavalesca, igual que la siguen haciendo en Torres de Montes, en el Somontano.



Mal trato recibieron los vecinos de esos tres pueblos, pues a la Maestra la sacaron de la Escuela agarrándola por los pelos, en tanto que a los niños los hicieron salir a patadas”. Contaba el valiente Emilio Garcés, que murió el día 17 de Septiembre del año de 2001, como bajaban los maderos, formando las “navatas”, hasta Tortosa. ¿Qué gente!, los del Valle del Ara, que estando limitando con Francia, tenía que llevar, las “navatas”, hasta el Mar Mediterráneo”. Y el año 1950, estuvieron a punto de hacerlos desaparecer.

Los vecinos de Jánovas,  Lacort y Lavelilla,  pintaron en la paredes de sus edificios, ”Jánovas no rebla”, pero la ronda de Boltaña cantaba: “Y aunque han pasado muchos años-no podré nunca olvidar, aquella mañana en que cantaba:”A Jánovas digo adiós,-a Laveliila y Lacort; adiós barquitos hundidos, adiós; mi pobre País, adiós”.”Mi pobre País,  adiós”.

Qué maravilloso es el Valle de Ara, ya que por su parte superior aparece el cielo de Sobrarbe, con los Parques Naturales de Posets-Maladeta, el Parque Natural de Ordesa y el Monte Perdido, y por abajo limita con la Sierra de Guara.”El río Ara de nombre vasco-ibérico, nace en la frontera con Francia, recibe en su orilla derecha el río Arazas, desciende por Bujaruelo, pasa por los pueblos de Torla y de Broto, sigue por Fiscal, Lacort, Lavelilla, Jánovas y Boltaña y desemboca por L´Ainsa en el río Cinca”.

Durante los primeros días de Febrero de esta año de 2012, me han mostrado la Urbe, más antigua y más bella, a orillas del río Ara, donde ese río besa al Cinca. L’Ainsa es el contraste entre Jánovas, Lacort y Lavelilla, porque en la Urbe de L’Ainsa, no podemos hacer otra cosa que acordarnos de la  destrucción de los pueblos, bañados por el río Ara. Al llegar a L’Ainsa, se aparca en una enorme llanura y al bajar hacia el Castillo, los fosos, las murallas, la Iglesia y la Plaza arqueada, mi nieto Luis, halló un coche Ferrarari, y se posó, ante él y le hicieron una fotografía. ¿De quién  era ese soberbio coche?, tal vez de un andorrano, pero más probablemente de un hijo de la Fueva, que se fue al Pirineo Andorrano a buscar el progreso, que habían matado en el Valle del Ara. En aquel paisaje urbano, tan seductor, estaban las gallinas y los gallos  de la Fueva, las vacas rubias y en  pequeños puestos, se servían sabrosos bocadillos, apañados con trufas de color negro, y sabor que encanta al que las consume. Estas trufas las cosechan valiéndose de perros, a los que ya tenían  acostumbrados a cazar liebres y conejos. En los fosos se veían líneas repartidas con material de plástico, para hacer ejercicios caninos. En la pintoresca Plaza, vendían de todo, en puestos repartidos por ella. Allí se exhibían chorizos y longanizas de distintas zonas de la Península, igual que variedades inmensas de quesos .

Me paré en un mostrador, donde un hombre  pequeño de estatura y largo en simpatía, vendía vino y que allí vivía en el número 21. Me empezó hablar  él y yo no pude menos que recordarle la Pasión y casi muerte de Jánovas, Lacort y Lavelilla y él reaccionó con un salto en su interior, porque me dijo “espere, porque le bajo una poesía de Jánovas”. Me dejó allí , sólo, gobernado las garrafas de vino y por cierto, que llegaron unos posibles compradores y estuvimos hablando de sus cualidades, porque era un vino producido en L’Ainsa, No tardó mucho en volver y dejó ante mis ojos, el recuerdo de cincuenta años de dolor y de retraso en Jánovas, Lacort y Lavelilla. Sentí en mí un disgusto enorme y un juramento en trabajar por qué  esa gente del Valle del Ara, en medio de los Montes Pirineos, por los que bajan  los ríos que llenan los pantanos, estaban demostrando una capacidad de creación, que volverán sus paisajes pirenáicos,  en Andorra. Yo he leído mucho sobre el Pantano de Jánovas,pero lo que no podía esperar,que cincuenta años más tarde, en una Feria de L’Ainsa, MANUEL ONCINS BUIL, en la Plaza Mayor, me recitara su poesía ”Jánovas”, que así se expresa:” ¿Qué tendrá este pueblo-que va tan de boca en boca?.¿Què tendrá este pueblo-que vuelve a la gente loca?.Toda España lo conoce- y lo quiere como el agua, para su boca. Aunque lo hayan  derruido, sus gentes sois como rocas. Por el maldito Pantano- las casas dinamitaron  a arrojaron de su pueblo- a quienes tanto lo amaron. –Pueblo de verdes praderas,-y con su colgante puente,- dio cobijo y vida- a su trabajadora gente. De la ribera del Ara- tu fuiste siempre el primero,-y aunque os rompieran las casas-en vuestro corazón leo,-todo el amor que sentís y que apoya el mundo entero.-¡Cuánto me gustan sus gentes!.- ¡Cuánto me gusta este pueblo!.- Las Fiestas que allí se hacían- no se pueden comparar.-Con los borricos, los pollos se ganaban a trotar.-En una percha colgados los guardaba el mayoral- y había que subir a ella-por lo alto el animal.

Antes de llegar aquí,-de a cien metros se salía,-con la albarda del revés- y sin atarle la cincha.-Corriendo iban los borricos con quienes los cabalgaban,- y en un pequeño descuido-en el suelo los tiraban, -luego al reemprender la marcha,-un par  de coces les daban.

Esto era como un Teatro,-siendo actor el animal.- Nacisteis tras de la roca,-gran ejemplo al mundo dais- del amor a vuestro  pueblo–que en el corazón lleváis.-Yo os admiro con mi alma y todo mi corazón,- por luchar como luchais,- al estilo de Aragón.

Dios quiera que pronto vea,- por qué mis día se acaban—ver reconquistado al pueblo,- por quienes tanto lo amaban.-Se espera un día de gloria,- y la tormenta domada,-para volver a Jánovas,- por toda la eternidad.-

Los que perdieron su vida,- por qué al otro mundo fueron,- -un poquito de Jánovas,- se llevaron hasta el cielo.

Con todo cariño: Manel Oncins Buil.

Siempre se ha tenido  a Aragón, fuera de los Pirineos y Cataluña y País  Vasco han sido privilegiadas en su industrialización. ¡Ya vale de que a Aragón se le mantenga separado de Francia y de España!.  Es preciso que Europa se dé cuenta del trato que ha recibido y que por Aragón entre el Tercer Paso desde Africa a Europa, desde Portugal por Madrid  y que desde Valencia a París, se transporten las naranjas y limones, que comuniquen a Europa, la sangre española, con la fuerza que le transmite la Vitamina C.

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