viernes, 16 de octubre de 2020

Un vecino de Huesca participó en la resistencia de Siétamo.- ( 9-VIII-1.970)

 

 


Don Manuel Almudévar Casaus, de 85 años, fue uno de los hombres que logró detener la marcha del Ejército Rojo al iniciarse la Guerra de Liberación. El hecho sucedió en la localidad de Siétamo. El, como sus padres trabajaba la tierra desde siempre. Hoy reside en Huesca y él mismo, con una memoria prodigiosa, nos relató así lo sucedido en aquel Julio de 1.936: -Los rojos venían de Barcelona. En el pueblo-lo recuerdo muy bien- había siete guardias civiles y unos ochenta paisanos. Mandaba la guarnición el sargento Javierre. Pues bien , el día 18 de Julio andaba yo pegado a una radio, cuando escuché que había estallado el Movimiento. Por aquel entonces, Barbastro, a consecuencia de un falso aviso de rendición de Huesca, dejó paso también al enemigo. El teniente Lahoz, de Angüés, acompañado de siete u ocho guardias más, hizo frente a las tropas del Ejército del Este, pero tuvo que retirarse. Decidieron llegar hasta Huesca, perro antes pasaron por Siétamo. Nos juntamos entonces en la localidad unos 22 guardias y los ochenta paisanos. Y decidimos hacerles frente a los rojos (no al Ejército español sino a sindicatos revolucionarios). El sargento Javierre organizó la defensa y colocamos numerosos sacos terreros en las casas que, por aquella parte del pueblo, dominaban un frente de unos tres o cuatro kilómetros. La cuenca del río Guatizalema estaba bajo el fuego de nuestros fusiles.

Por fin, y tras largos días de espera, el día 30 de Julio, a las seis de la mañana, aparecieron los primeros rojos. A un kilómetro y medio de distancia, iniciaron el fuego de cañones y ametralladoras. Aquello se convirtió de la noche a la mañana en un infierno. Pero nosotros no respiramos. No se disparó un sólo tiro hasta que estuvieron a unos cuatrocientos metros. Los  civiles, entonces no , no fallaron un solo disparo. Aquellos “rojos”, al ver la resistencia ofrecida, no tuvieron más remedio que acampar. Y nosotros- lo  que es la suerte- no sufrimos un solo herido. Así resistimos hasta el día 31 de julio de 1.936. La víspera realizamos la evacuación total del pueblo. No quedó nadie en la localidad. Pero al enterarse Huesca de que habíamos abandonado Siétamo, nos ordenaron que regresáramos inmediatamente. Estaban orgullosos de la gran defensa que habíamos realizado.

El día 31, (de julio),como decía, volvieron a atacar. Y así continuamos durante todo el día y parte de la noche. Los “rojos” entraban y salían del pueblo alternativamente. Entonces surgieron  ya las bajas y  heridos. La resistencia, en suma, duró hasta el 22 de Agosto. Pero no fue inútil. Gracias al empeño de aquellos guardias civiles y al sacrificio de los paisanos, hubo tiempo para preparar las defensas nacionales.

Siétamo había cumplido con su deber.

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