jueves, 8 de octubre de 2020

La lengua de los eruditos y la lengua del pueblo.-(De mi libro Claroscuros)

 


Siempre han existido dioses tonantes que tratan de imponer sus dogmas y siempre ha habido sabios embelesados en su ciencia. Aunque mi concepto de la sabiduría es un tanto fiosófico y filantrópico y rehuyo a esos sabios que como decía Ortega, son “bárbaros especialistas”.  Cuando ven a un indio haciendo sonar su instrumento musical, se lo cambian por una botella de alcohol y luego hacen un estudio monográfico sobre su flauta. Los hay que mandan a sus alumnos a recoger palabras en fabla, de boca de los aragoneses, y luego publican trabajos que son útiles para su propio encumbramiento, pero, pero no sirven para enriquecer la fabla de los altoaragoneses.

Ocurre como con aquellos que leían el Evangelio pero prohibían su lectura al pueblo llano.

La fabla, señores, es una realidad tristemente minoritaria, pero real. El milagro consiste en que todavía subsista, a pesar de las agresiones que ha sufrido y sigue sufriendo, sobre todo de los que más tenían que defenderla.¿Qué no está unificada?. Ya lo sabemos: como todavía no lo están el vasco y el catalán. El mismo castellano, no cultivado,tiene diferencias de un país a otro, incluso de una región a otra. ¿Cómo va estar unificada al fabla, tan perseguida y tan ansiada en valles, que hasta hace poco tiempo han estado incomunicados?.

A continuación someto a su consideración la redacción de una niña de siete años, natural de Chistén

He aquí la “Historia de Pepe Pedro”,”Se va perdere de casa y s’en va di ta debajo de una Peña de San Martín. Se va estaré allí 20 días sin comere ná  y sólo saliba a bebere  ta una baseta de augua que yeba allí. Nadie sapeba an yera  y un día cuan ya nadie y pensaba él, una güela de casa Ciella, que yera  vaquera en Igüerre el va viere venire allá lejos. Casi se le va  fere miedo. Al acercársele ella y vielo tan desvalido, la probe güela de Ciella en un burricau que teneba allí, el va tenere que meteré a caballo ta trayelo ta casa y t’ol camino el va tené que tenere porque solo no se sapeba tenere.

Cuan llegaban al lugare, tos os críos y la chen gran, que se van enterare,  van salire a recibilo y toz deciban: ¡ Ay, Pepe P, el probe, probe Pepe Pedro…!

Y cuan van llegare a casa su pobre madre, vienga  animalo, a dale un goté de caldo y otras cosas. Ispués de días Y días se va recuperare y al fin en casa se va casare”.

Quiero expresar mi agradecimiento a la señora Maestra que ha hecho llegar a mi poder este cuento, porque demuestra una inquietud por el entorno en que vive.

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