Yo, Ignacio Almudévar Zamora,
nací en la Villa de Siétamo, el año 1930. Allí iba a la Escuela, donde también
acudía el muchacho que ha llegado a ser Cardenal Javierre, entre otros muchos.
Mi primer maestro fue Don José Bispe, hombre sensato y bueno.
Las circunstancias nos hicieron
vivir a mi familia y a mí en Jaca ,en Ansó y más tarde en Huesca, donde fui al
Colegio de los Salesianos y al de San Viator. Luego estudié en Escoriaza
(Guipúzcoa),donde caí en la cuenta de que desde Lérida a Navarra se habló el
vasco-ibérico. En Zaragoza estudié la carrera de Veterinario
Siempre me gustaron las
catedrales, los puentes, los ríos, los montes y las alamedas y escribí mis
artículos y di conferencias, de los cuales he seleccionado algunas para
componer este Retablo del último tercio del siglo XX. Ya me habían editado dos
libros de los que ya no queda ninguno en
las librerías, a saber . uno en “fabla” aragonesa y titulado Beyendo chirar o sol y otro en castellano, que tiene
por título Claroscuros.
Este libro describe en algunos
artículos a los ciudadanos del Alto Aragón, que han soñado con el porvenir de
su tierra y de sus pueblos, pero como decía Don Federico Balaguer: Si son pocos
los habitantes de un país, poco pueden alcanzar y yo añado pero tenemos que
alcanzar el triunfo.
Encuentro este escrito el día 27
de Septiembre del año 2005 y pienso en los inmigrantes, que están llenando
España. Pienso en lo que escribió Jesús Llanas Aguilaniedo, que decía que todas
las grandes culturas del mundo han caído por obra de hombres primitivos. Así
ocurrió en Roma, en Egipto, en Grecia y ahora puede ser que ocurra en Europa. Hay
que considerar que en Francia viven unos once millones de norteafricanos, que
son contrarios a los viejos pensamientos de los franceses.
Aquí en España sus habitantes no
se conservaban en gran número porque no se reproducían y se cerraban escuelas y
ahora se están abriendo en las capitales y vuelvo a repetir: ”tenemos que alcanzar
el triunfo, pero será un triunfo distinto al que durante siglos ha sido la
causa de que el español se hablara en tantas partes del mundo”.
Pero, en la actualidad, a ese
triunfo va unido un fracaso mundial de la Salud, que es difícil de superar y
que no se sabe como saldrá la humanidad de este fracaso mundial del Progreso.
Progreso total que no era
realizado como un acontecimiento triunfal de gloria por generaciones humanas,
que iban desapareciendo, unas en los montes y otras en los cementerios. Pero
eran progresos de la Humanidad, que dividida en generaciones, lanzaba a lo
largo de los años, un progreso que iba quedando para las siguientes.
Se veía progresar a la Humanidad
y retroceder a la vida animal, obra selecta de Dios, por l o que no debe el
hombre acabar con los animales.
Pero está todavía pendiente el
porvenir de los hombres, que después del cementerio, sus almas suben al cielo,
dejando un Mundo progresivo.
Yo creo que las sepulturas
humanas, nos recuerdan el progreso de la Humanidad, que cada día se encuentra
más cerca de Dios.
Pero esta llegada de la “Peste de
los hombres”, hace surgir nuestra conducta en una inmensa duda del comportamiento
de los hombres, unos discípulos de Dios y otros de Satanás.
Muchos no creen en Satanás, pero
yo me acuerdo de un acogido en la Diputación Provincial de Huesca, huérfano que
se reunía alrededor de una mesa con otros muchachos, que invocaban a Satanás.
Escuchaban sus palabras y mi joven amigo, sintió tal crueldad, que horrorizado
abandonó al diablo y se hizo un discípulo correcto de la Diputación Provincial
de Huesca, por ser un huérfano, recogido en el Hospicio.
No quiso nunca contarme los
detalles de aquel infernal contacto y se paseaba con su novia por los Porches y
por la Plaza de Zaragoza. Pero hay gente que habla con el demonio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario