domingo, 25 de octubre de 2020

Contacto infernal de un huérfano del Hospicio de Huesca.

 


                                                     

Yo, Ignacio Almudévar Zamora, nací en la Villa de Siétamo, el año 1930. Allí iba a la Escuela, donde también acudía el muchacho que ha llegado a ser Cardenal Javierre, entre otros muchos. Mi primer maestro fue Don José Bispe, hombre sensato y bueno.

Las circunstancias nos hicieron vivir a mi familia y a mí en Jaca ,en Ansó y más tarde en Huesca, donde fui al Colegio de los Salesianos y al de San Viator. Luego estudié en Escoriaza (Guipúzcoa),donde caí en la cuenta de que desde Lérida a Navarra se habló el vasco-ibérico. En Zaragoza estudié la carrera de Veterinario

Siempre me gustaron las catedrales, los puentes, los ríos, los montes y las alamedas y escribí mis artículos y di conferencias, de los cuales he seleccionado algunas para componer este Retablo del último tercio del siglo XX. Ya me habían editado dos libros  de los que ya no queda ninguno en las librerías, a saber . uno en “fabla” aragonesa y titulado Beyendo  chirar o sol y otro en castellano, que tiene por título Claroscuros.

Este libro describe en algunos artículos a los ciudadanos del Alto Aragón, que han soñado con el porvenir de su tierra y de sus pueblos, pero como decía Don Federico Balaguer: Si son pocos los habitantes de un país, poco pueden alcanzar y yo añado pero tenemos que alcanzar el triunfo.    

Encuentro este escrito el día 27 de Septiembre del año 2005 y pienso en los inmigrantes, que están llenando España. Pienso en lo que escribió Jesús Llanas Aguilaniedo, que decía que todas las grandes culturas del mundo han caído por obra de hombres primitivos. Así ocurrió en Roma, en Egipto, en Grecia y ahora puede ser que ocurra en Europa. Hay que considerar que en Francia viven unos once millones de norteafricanos, que son contrarios a los viejos pensamientos de los franceses.

Aquí en España sus habitantes no se conservaban en gran número porque no se reproducían y se cerraban escuelas y ahora se están abriendo en las capitales y vuelvo a repetir: ”tenemos que alcanzar el triunfo, pero será un triunfo distinto al que durante siglos ha sido la causa de que el español se hablara en tantas partes del mundo”.

Pero, en la actualidad, a ese triunfo va unido un fracaso mundial de la Salud, que es difícil de superar y que no se sabe como saldrá la humanidad de este fracaso mundial del  Progreso.

Progreso total que no era realizado como un acontecimiento triunfal de gloria por generaciones humanas, que iban desapareciendo, unas en los montes y otras en los cementerios. Pero eran progresos de la Humanidad, que dividida en generaciones, lanzaba a lo largo de los años, un progreso que iba quedando para las siguientes.

Se veía progresar a la Humanidad y retroceder a la vida animal, obra selecta de Dios, por l o que no debe el hombre acabar con los animales.

Pero está todavía pendiente el porvenir de los hombres, que después del cementerio, sus almas suben al cielo, dejando un Mundo progresivo.

Yo creo que las sepulturas humanas, nos recuerdan el progreso de la Humanidad, que cada día se encuentra más cerca de Dios.

Pero esta llegada de la “Peste de los hombres”, hace surgir nuestra conducta en una inmensa duda del comportamiento de los hombres, unos discípulos de Dios y otros de Satanás.

Muchos no creen en Satanás, pero yo me acuerdo de un acogido en la Diputación Provincial de Huesca, huérfano que se reunía alrededor de una mesa con otros muchachos, que invocaban a Satanás. Escuchaban sus palabras y mi joven amigo, sintió tal crueldad, que horrorizado abandonó al diablo y se hizo un discípulo correcto de la Diputación Provincial de Huesca, por ser un huérfano, recogido en el Hospicio.

No quiso nunca contarme los detalles de aquel infernal contacto y se paseaba con su novia por los Porches y por la Plaza de Zaragoza. Pero hay gente que habla con el demonio.

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