El hombre pertenece a la vida orgánica, pero está influido por los minerales, sin vida móvil ni pensativa, ni gozan del placer ni sufren con el dolor. Pero el Creador ha unido, en cierto modo, al hombre dotado de un espíritu, al que comunica el gozo de las amatistas, de la selenita, del cuarzo blanco y de tantos materiales que exhiben su belleza. Esos minerales son adornos de la Naturaleza, a la que embellecen, para gozo de los hombres y mujeres, que se recrean con su contemplación y con la habilidad y buen gusto de hacer con esos materiales, amuletos no supersticiosos, sino que adornan la vida de los seres humanos con su estética. Pero no sólo les consuelan con esa estética, sino también les ayudan a conservar y gozar de la salud, con procedimientos éticos o morales, que impiden el uso de drogas que arrastran esa salud a una catástrofe de la humanidad. Estoy contemplando el material inorgánico en el puesto que han colocado los dos zaragozanos, en la Plaza Mayor de Siétamo y me doy cuenta del entusiasmo que manifiesta el público ante los pedazos de ágata, de calcedonia, de jaspe verde, de selenita, y de tantos otros cuerpos simples, cuyo espíritu está formado por el sílice. Preguntan a los dos zaragozanos de la misión que el Señor ha dado a cada producto, allí expuesto y escucho el agradable sonido de sus palabras, que informan sobre la finalidad equilibrada por su color morado, que tranquiliza y da equilibrio, paz y sosiego a los usuarios. Y al ver estas escenas y escuchar sus sonidos, me doy cuenta de los efectos positivos de esos falsos amuletos, sobre el zaragozano, conductor de camiones y sobre la zaragozana, que conduce autobuses. Y al escuchar sus palabras de felicidad y de esperanza, dirigidas a los clientes, te das cuenta de la labor tan positiva, que están haciendo en la sociedad.
Me sitúo en un lado de la garita, donde se exponen tantos amuletos, que equilibran al ser humano; ante mis ojos se exhiben amuletos de ágata, especie de cuarzo, que tienen la finalidad de equilibrar con su color morado, tranquilizar, dar paz y sosiego, al que usa tal amuleto. A su lado se encuentra, un llavero de calcedonia, de color azul y de forma redondeada y esta piedra potencia la hermandad y la buena voluntad. El tercer amuleto es de jaspe, que con su ayuda a pensar con rapidez, estimulando la imaginación, para transformar las ideas en acción. ¡Cómo conmueven sus impulsos de la sugilita!, pues redondeada y opaca, ayuda a quienes sufren dolores de cáncer y aleja los impulsos desesperados y presta apoyo amoroso y da energía para curar el cuerpo, la mente y el espíritu. A muchos de estos amuletos se les puede dar diversas formas y algunos pueden ser de variados colores.
Frente a estos amuletos y subidos un poco hacia arriba se ven cuellos o collares de diversas clases de minerales, como de amatista, que es un tranquilizante natural, potenciando la conciencia espiritual. Se llevó puesto este collar contra las tentaciones del alcohol, e incluso contra las de las pasiones físicas. Esisten también los collares de jaspe, que ayudan a pensar con rapidez y facilita el funcionamiento de los órganos digestivos y sexuales.
Estos zaragozanos reparten el bienestar físico y la honradez entre los clientes, que seducidos por la belleza de sus minerales de distintas formas y de muy variados coloridos, acuden a buscar ayuda, que se la dan con gran amabilidad, pues ellos están influidos por la virtudes de los amuletos, collares y pulseras magnéticas y reparten consejos útiles, que dan felicidad a sus clientes. ¡Cómo obedecen estos zaragozanos la orden de “Amarás a tu prójimo como a tí mismo”.
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