martes, 10 de noviembre de 2020

Recuerdos de tiempos pasados.

 

               Mayte Pérez Consejera de Cultura de Aragón.


He sido convocado a este antiguo Instituto, al que asistieron, siendo niños, muchos oscenses, entre los cuales, se encontraba el hermano de mi padre, José María. Luego fue cuartel y hospital y más tarde fue convertido en Museo. Hoy, me acuerdo de que hemos sido llamados a este Palacio, que fue centro de la Reconquista y en otros de la sabiduría, al  convertirlo en Instituto de la Enseñanza, Hospital y Cuartel. Ahora, cerca del antiguo seminario y vigilado por el busto del Nobel, Ramkón y Cajal, es un Museo Provincial, donde se contemplan y recuerdan la Historia y el Arte de esta Provincia de Huesca. En éste el Rey Ramiro el Monje, mostró a los rebeldes la Campana de Huesca y aquí se escuchan campanas históricas del Alto Aragón y escuchando su sonido, aquí nos presentamos hoy, Mariví y yo, sin olvidarnos de Ramiro el Monje ni de Ramón y Cajal, y hemos sido recibidos, la poetisa Mariví Nicolás, nacida en el año 1939 y yo, para recibir  el galardón “ex equo”, del primer Premio de Literatura Aragonesa,”Chuana Coscujuela”. 

Después de muchos años, me vuelvo a encontrar con Mariví, lejos de Hecho, en que ella, convirtió  su vida en  Poesía, su memoria en Madre y Maestra y se declaró discípula del poeta cheso, Veremundo Méndez. ¡Mariví!:”Has sido como una libélula en Hecho, donde las hierbas son buenas en los prados y en las selvas y las que no son buenas, son bellas. Tu espíritu poético ha flotado por el lugar de Hecho, como los humos que surgen de chimeneas elegantes y gigantes y “prexinan una vida”, cuando la luz s´en ye ida, y la calor, pues sólo restan purnas y purnallos, que cansos,  s‘aposientan”. ”La brasa se apaga y ves con tristeza, sólo la ceniza esparcida en tierra”. ”El humo todo lo impregna y la libélula vuela y se revuela, aquel en el invierno y ésta en el verano, formando parte de la poesía, de tu poesía, que igual que la savia lo hace por los troncos, así circula por tus venas y como “las chispas, plumas y bolisas” brincan de esos mismos troncos, así brotan de tu boca, las palabras altoaragonesas, expresando belleza y dignificando la “Fabla” aragonesa. “Mariví identifica su poesía con la presencia omnipresente de la Luna, acompañada por el sol y las estrellas. Estos seres desde el cielo, le recuerdan la tristeza, la melancolía, la añoranza y los bienes perdidos y sólo la Luna con su brillante fulgor, es como su confidente”.

En el paraíso lingüístico de Hecho, conocí a Mariví y alcancé el “Onso de Plata”, como Premio Literario, llamado “Val d´Echo de 1982”, con la narración de “O ritorno de Chorcher”.                                                           

Pero a mí, además de hablar con Mariví, me tocó la responsabilidad, de presentar en Adahuesca la Obra de “CHUANA COSCUJUELA”, “A Lueca”, ante los habitantes de aquella zona del Alcanadre.

 Chuana, “Naxié  en 1910 en Furnel, Lot et Garonne (Francia), ta do eban íu os suyos pays, feba  ya un póquer de tiempo. A poco de naxer, se´n tornan en ta Aragón y ta o lugar suyo, ADAHUESCA. Astí pasa l´autora os suyos años de nina y rememora tiempos pasatos. La añada 2.000, puyará t´al atro mundo.      

 “Y en iste mundo, cada añada, s´en ricordará, cada begata más, a suya obra “A Lueca”, con os polletes al redol  d´era, que menchaban os granetes de trigo, como agora, con as suyas parabras, nos recreamos  os homes,  leyendo a suya vida”. E ista moceta, filla  de familia tan probe,  nacié en Francia por a emigración obligata dos suyos pays. Pero o suyo pay sintié a necesidad de tornase en ta Adahuesca, pa vivir en a Ermita de Treviño, a d´as Mártires de Huesca Santas Nunila y Alodia, un póquer luen do lugar. Pero al morise o suyo pay, tenié  que emigrar en ta  Barcelona.

No en ye ista, a primera begata, que ritorno  a rendir homenaje a Juana Coscujuela, porque la añada de 1980, en la Iglesia Parroquial de Adahuesca, ante una multitud de oyentes, le hice la presentación de su obra literaria “A Lueca  (A historia d´una moceta d´o Semontano)”, que escribié a o remate de la añada de 1970. Fue este el primer libro que se editó en aragonés del Somontano. La nombraron Consejera de Honor del Consello d´a Fabla Aragonesa y también ganó el Premio Arnal Cavero del Gobierno de Aragón, el año de 1992. Arnal Cavero estuvo de Maestro en Alquézar, muy próximo a Adahuesca, y “como buen Maestro de Escuela de aquellos tiempos, vivía muy cerca del pueblo y describe como el hombre y el medio formaban un ciclo, en el que el hombre se daba a la tierra y  ésta al hombre. De todas formas el hombre se daba todo y la tierra,  al ser pobre, daba lo poco que podía dar. Esta afirmación la demuestra la actitud de Arnal Cavero de poseer un interés especial por la Fabla, que escribe con más fidelidad que López Allué y Salvador María de Ayerbe, ambos relacionados con la tierra próxima a Adahuesca. Del pueblo, también recibimos noticias por vía oral, de aquel género de vida, pero el pueblo escribía poco, porque lo consideraba cosa de oficiales y siente vergüenza de poner de manifiesto lo poco que escribe”. El “Concello d´a Fabla Argonesa”,  dirigido por Francho Nagore, tiene el mérito de haber dado a luz, obras de la Tierra Aragonesa, como las de  José Gracia, y de Cleto Torrodellas, (Ferrero de Estadilla), ambos hombres sencillos”.

Pero, agora, caye uno en a cuenta de que  a nina Chuana Coscuyuela, emprencipié a suya vida, redolando por Francia, donde nacié en 1910; fue también tener que ir a vivir ta Huerta de Vero, dimpués t`al Hospicio de Huesca, pa tenese que ir, mirando una nueva vida, ta Barcelona. Su obsesión ha sido siempre la de volver, heredada  ya de su padre, que regresó de la Guerra de Cuba. Su padre tornó de dicha  Guerra,  pero ella no pudo ya volver a Adahuesca  “con su cuerpo pequeño pero cereño”, pero dejó escrita su obra en la Fabla de su tierra, en  un libro que describe la vida de las gentes de su pueblo”. En Barcelona, donde ha permanecido incontaminada su identidad  somontanesa, con su Fabla, que es el espíritu de un pueblo, y con la que describe la terrible lucha por la vida, que llevaban los hombres, las mujeres y sobre todo los niños y las niñas de nuestros pueblos.” Cuando leí por primera vez “A Lueca”, tengo que manifestar que lo hice de un tirón, cosa que me ha ocurrido pocas veces. Esta obra está redactada con la espontaneidad con que brotan los coscollos en nuestra sardas, con la sencillez de una niña que a los nueve años tenía como únicos compañeros a las ovejas y a los corderos, con la ingenuidad de una personita, cuyo único deseo consistía en ser tratada como “persona con modos”, como decía ella de la educación y con “amorosidá”, como ella llamaba a la amabilidad. Cuando fueron a Francia sin pasaporte, su padre tiraba del ronzal del burro y metidos en las argaderas iban su madre, su hermano Mateo y su hermana Nunileta. Iban a Francia porque en aquel País se comía carne, pizca, como dice Juana, todos los días, pues “todos eran fiesta” y en Adahuesca se comía sólo en las grandes solemnidades. Juana no ha vuelto en persona de Cataluña, pero ha vuelto, con su libro en Fabla Aragonesa. ¡Qué originales hemos sido, cuando los vascos llamaban maketos a los que no hablaban en euskera y los catalanes charnegos a los que no hablaban en su lengua, en tanto nosotros hemos llamado paletos a los nuestros!.

En la ermita del Treviño, en aquellos lejanos años no había luz eléctrica. Esta circunstancia hacía que la oscuridad y la distancia a Adahuesca, hacía que aquellas gentes, oyesen y viesen fantasmas por todas partes. Cuando el padre de Chuaneta, la mandaba a buscar tabaco al pueblo, por la noche, su hermano le decía:”Yo que tu, no m‘en iría, l´atra noite le salió a fulano, de dezaga  d´os pallars, un fantasma que la fue siguiendo más de medio campo. Juaneta para no sentir a os fantasmas, se tapaba as orellas con as manos y correba tot  o que podeba, de cara en ta suya casa”.

 

Pero, yo he conocido la Fabla desde niño en casa de mis padres, pues el año, en que no se respetaba en Aragón, nuestra Fabla, mi padre nos compuso este villancico para la Navidad y nos lo recitó, en la cena de Noche Buena.

“María y José, marchan de camino                                              

Van con asperanza de que un Ser devino,

Que mora n‘antraña de ra Virgen Pura.

Alcuentre  un asilo, palacio u cabaña

Que haga menos dura, ra triste chornada,

De ro viello esposo y ra esposa amada.

Ra Virgen teneba frío

Y San Chosé, se chelaba,

Caminando, caminando,

A  burreta resollaba.

Llegaron en ta Belén

Un lugar mu chiquirrín

De ros qu´ay en os belenes,

Feitos de zurio y serrín.

Iban pidiendo posada,

Trucando de puerta en puerta

Y ninguno les ne daba.

Ra Virgen qu´era mu güena

Mu santeta y conformada

Le diciba a San Chosé,

Que no mirara ya,  nada,

Que aunque fuera en un rincón,

De pajar u de tinada

Se pasarían a nuey

Pa guardasen d´a chelada.

S´en fueron ta ras afueras,

Y alcontraron un Portal,

Que sirvía de cubijo,

A ros bajes d´o lugar.

En as pallas d´un pesebre,

Ascape s´acomodaron,

Y una muleta y un güey,

Alinto y calor les daron.

Y dando gracias a Dios

Se quedaron adormidos.

Pues de tanto caminar,

S´alcontraron mu rendidos.

Pero a iso de media nuey

Sintieron una mosica

Y d´encima d´o Portal,

Se posaba una estrelica,

Preguntó que qué sería,

San José todo asombrau

Y le respondió María:

Es qu´e o tiempo ya a llegau

De complise a profecía

De que tot un Rai d´os Cielos,

A iste tiempo bajaría,

Pa rediminos a toz,

D´os pecaus y as herejías.

Mientras isto iba dijendo

Como si fuera un milagro

Un zagaler mu bonico,

Se refirmaba n´os brazos;

Este yera el Niño Jesús,

Que en cuanto abrió ros ojetes,

Desanchado ros bracetes,

Fizo a fegura de Cruz,

Y golviéndose a sus padres

Con cariño y con amor,

Levantando ra maneta

A ros dos los bendició.

Ra Virgen y San José

Al inte s´arrodillaron,

Lo besaron como a fillo

Y como Dios lo adoraron,

María lo cogió  ambrazos

Y con gran veneración,

Lo ofreció a Nuestro Señor,

Para nuestra redención.

Un angelico de Dios

Con os güellos como soles,

Les avisó a ros pastores,

Qu´e había pos alredoles,

Y ascape fueron llegando

Repatanes y mairales,

Craberizos,vaciveros,

Yeguas, erizos y duleros,

Boyateros y zagales

Mocetas díxas que cudian

Os pavetes y os verracos

Y mientras filan estambre,

Apacientan os rezagos.

Todos veniban contentos

Y todos trayeban, algo

Pa ofrecelené a Jesús

Y al mesmo tiempo adóralo.

Trayeban figos de Fraga,

Orejones d´Estadilla

Y pansas d´ixas qu´escaldan

En Lascellas y Velillas,

Vino de Castilsabás

Y corderetes d´Albero

Billotas de Banastás

Y conejos de Pebredo

Tortas d´aceite d´Ayerbe

Turrón guirlache de Jaca,

Castañas de mazapán

D´a zucrería Lasala,

Tortadas de Berbegal

Y pan moreno d´Angüés,

Pedos d´as monjas de Casbas,

Juguetes de Bandaliés.

Entre gente tan humilde,

Tan humilde como güena,

Quiso´l Redentor del Mundo

Presonase aquí, en a Tierra,

Era pa danos ejemplo

Que toda su vida dió

D´humildad y de pacencia,

De mansedumbre y amor.

Y aquí remata o relato,

Venida del Hombre –Dios

Que nuestro Señor del Cielo

Por Padre nos envió.

Y si Cristo es nuestro Padre,

San José, si somos güenos,

Nos tratará como a nietos

Y n´os llevará t´al cielo.

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