San Miguel y el Salto Roldán A san Miguel Arcángel, la Biblia lo cita cinco veces en pasajes distintos, pues su nombre constituye por sí mismo una alabanza al Señor, ya que quiere decir «¿Quién como Dios?», y ese nombre ha hecho, ya desde los primeros siglos del cristianismo, que la Iglesia CIUDADES, PUEBLOS Y PAISAJES 135 le rinda su veneración. Y tal vez, al verse venerado, él mismo se ha constituido en defensor de la Iglesia, que le atribuye un aspecto guerrero, ya que suele estar representado en cuadros y esculturas cubierto con un casco, armado con una espada o con una lanza y atacando a un dragón, y casi siempre sus iglesias están colocadas en las alturas, y, si no, al santo es al que se pone en las partes elevadas del altar o del campanario. Pocas veces está montando un caballo como hace san Jorge, del que en la iglesia de San Miguel de Huesca hay una pequeña representación escultórica, y esa actitud de no ir a caballo y esa colocación en las alturas lo convierten en centinela del pueblo cristiano. También se le atribuye la misión de pesar los méritos y los pecados de las almas de los difuntos, pues hay algunos cuadros en que se le representa con una romana cumpliendo esta misión. Así como a san Martín le sitúan sus templos en lugares bajos, incluso en cuevas, como en la cueva de San Martín de la Bal d’Onsera, a san Miguel se le construyen sus santuarios en lugares elevados, pero Huesca es distinta de otros territorios y Alfonso el Batallador mandó situar la iglesia de San Miguel, o como la llama el pueblo «Las Miguelas», en el norte de Huesca, al lado del río Isuela, en la parte más baja de la ciudad y junto a la puerta Sircata y muy cerca del puente romano. Huesca fue reconquistada por los cristianos el año 1096 y el templo se empezó a construir, junto con su cementerio, en 1110, y en 1144 como parroquia de los mozárabes, y más tarde de los cristianos que llegaron de la montaña. Más tarde una Cofradía de Seglares de San Miguel crearon un Hospital para cuidar a los necesitados. ¿Y por qué no se construyó en un lugar alto de la ciudad? Tal vez sería por la condición anormal que pasaba la urbe con la acomodación de cristianos y reacomodo de moros y con la transformación de mezquitas en iglesias, aunque algunas, como la de San Pedro el Viejo, estuvieron abiertas al culto durante la dominación árabe. Es un misterio este convento, pues basta hacer un dibujo de su cimentación para ver que tiene forma de llave. ¿Sería el monasterio, más tarde convento de San Miguel una representación del Reino de los Cielos, desde donde se entraría en él, con esa llave de sillería? Los fines con que fue utilizada, al principio, fueron los de RETABLO DEL ALTO ARAGÓN 136 una parroquia, pues todavía se conserva la pila bautismal, y luego como hospital, función realizada por los cofrades de San Miguel, quienes parecen ser los que intentan que los hombres entren en el Reino de los Cielos. En 1621 doña Ana de Santapau, mostró sus deseos de fundar un convento de monjas Carmelitas y su deseo fue escuchado porque la antigua iglesia románico-gótica estaba en ruinas y les fue concedida la iglesia el 9 de mayo de 1623 por la Cofradía de San Miguel, que todavía existe y además se les preparó un convento para que pudieran vivir. Vinieron a este convento tres monjas del de Sariñena, de las cuales dos eran valencianas. Llegaron los tiempos actuales y don Javier Osés Flamarique, en el acto de inauguración de la restauración del monasterio de la Encarnación o de San Miguel, tuvo un recuerdo especial para los obreros presentes en un lugar destacado y que durante cuatro años han trabajado piedra a piedra hasta dejar terminada esta restauración, que es... una encarnación de toda la riqueza histórica de nuestra Iglesia en la región de Aragón... Pensad –continuó diciendo– que en esta casa hay una comunidad de almas orantes, de personas consagradas a la oración. El templo es el lugar de la oración, sepamos coger el mensaje de estas mujeres que... en vida oculta van ofreciendo a Dios y van fructificando de esa manera que contrasta con el dinamismo de nuestra sociedad en la que queremos ver siempre la productividad y la movilidad y sin embargo el designio de Dios nos dice que donde hay personas sencillas, humildes, orantes, ahí está también realizándose la gran fecundidad del Reino de Dios. Vemos, pues, cómo desde la reconquista de Huesca hasta ahora, en el templo de San Miguel se adora a Dios y se hace bien al hombre. Me ha hablado del monasterio un hombre que no ha estado nunca en él, pero que ha pensado mucho en sus misterios. Basado en que la iglesia de San Miguel Arcángel la mandó edificar Alfonso CIUDADES, PUEBLOS Y PAISAJES 137 el Batallador para agradecerle la ayuda que le había prestado en su victoria en una batalla, creyó que la puerta que desde el viejo cementerio miraba al Salto Roldán era una puerta iniciática por la que penetraban bajo su crismón los distintos caballeros que iban a formar parte de la Orden de Caballería del Temple. El crismón está formado por un contenedor redondo donde se alojan las iniciales de Cristo escritas en griego y, a su lado, la primera letra del alfabeto griego, a saber alfa, y al otro la última, que es omega. Cristo principio y fin. Me dijo que allí tenía que haber una cripta o sótano donde se celebrarían ceremonias de la iniciación en la Orden con el fin de adquirir, además de valor, sabiduría, porque tanto en el crismón de la entrada como en el de la salida, en las bases de la letra ro, está la letra sigma, que lo indica. Yo no sabía si existió alguna vez una cripta, pero al preguntárselo a las monjas me dijeron que la hay, pero que está aterrada, porque no tenían dinero para recuperarla. Me añadió que tiene que haber en el monasterio un manantial de agua y lo que yo he visto es un pozo. Algo así se decía de San Miguel de Foces, en Ibieca, donde nadie lo conocía, pero lo encontraron. La parte alta del templo está revestida por madera que me recuerda el estilo mudéjar y es de tres colores, a saber: uno negro, que representa la materia y la obscuridad; otro rojo, expresión de la lucha por alcanzar la luz; esta última está representada por la madera de color blanco. Me añadió mi amigo que el monasterio tiene que revelar algún secreto, pues en los diez o trece kilómetros que lo separan de Salto Roldán u Osca, tiene que haber alguna ermita o cueva importante, y es que no puede olvidar que la vista desde la puerta iniciática es la del Salto Roldán y desde este, se tiene que ver San Miguel. Al día siguiente, paseando por las orillas del río Guatizalema con un médico oscense me encontré con un antiguo pastor que yo conocía y, hablando hablando, me dijo que su suegro don Anselmo Santolaria, natural de Santolarieta, tiene un campo debajo de la Peña Men y a su lado se encuentra la antigua ermita de San Miguel, destrozada y debajo de una ralla, que se llama Soga o Estozaperros. Por Salto Roldán reconquistaron Huesca los cristianos, entre otras cosas preparando el castillo de Montearagón y allí construirían la ermita de San Miguel, y desde aquellas peñas se RETABLO DEL ALTO ARAGÓN 138 fijarían en la puerta Sircata, al lado de un puente romano, sobre el Isuela. ¿Por qué no intentamos reconstruir dicha ermita, como se reconstruye el monasterio? Recordemos las palabras de don Javier Osés Flamarique cuando pronunció estas palabras: «Restauración, que es», así dijo, «una gloria de la Diócesis, gloria de restauración, una gloria de arte para la provincia y también una encarnación de toda la riqueza histórica de nuestra iglesia en la región de Aragón». En Tauste, el día 22 del mes de abril del 2002, han restaurado «el retablo de san Miguel que luce con todo su esplendor en la iglesia de Santa María, gracias a la aportación económica de la Cooperativa San Miguel». Nos falta salir al sur del monasterio por la puerta por la que entra el público, sobre la que me dijo mi amigo que arriba tiene el cosmos presidido por otro hermoso crismón: por debajo pasa la inquietud psíquica o mental de los fieles, y en la puerta de madera está la materia. Cuando el amigo me contó que había encontrado el agua en Foces, yo le dije que sus señores habían participado en la conquista de Valencia y que la ermita había influido en la arquitectura de su catedral, a lo que me respondió, después de pensar un poco, que por dicha ermita tenía que haber pasado el Santo Grial, cuando de San Juan de la Peña fue llevado a Valencia. En una revista semanal de estos días de abril, se dice que el 30 de marzo se inició el camino entre San Juan de la Peña y la catedral de Valencia, que se CIUDADES, PUEBLOS Y PAISAJES 139 Interior de la iglesia de San Miguel o de «Las Miguelas» (Huesca) efectuó a caballo. Dicen que han creado una asociación cultural, a la que llaman «El Camino del Santo Grial», «que será en un futuro la que capitanee este proyecto». Las palabras de mi amigo de Angüés han influido en mí y me han hecho pensar que, siendo san Miguel Arcángel protector de los cristianos y vigilante de sus caminos, desde San Juan de la Peña bajarían el Santo Grial por las iglesias y ermitas del santo y tendría que pasar por San Miguel de Men o del Salto Roldán, después por la iglesia de Huesca y más tarde se nos alejaría por San Miguel de Foces. Me dijeron que San Miguel tenía secretos que revelar y a mí ya me los ha descubierto. En primer lugar hay que estudiar la sabiduría que encierra su arquitectura, la virtud que se ha desarrollado en su larga vida, después me han revelado la existencia de la ermita de San Miguel de Men, a la que hay que reconstruir, y Huesca debe hacer fuerza para que por ella, por la de nuestra ciudad y por la de Foces, se reconstruya El Camino del Santo Grial. Me gustaría asistir a una ceremonia, como aquella en que don Javier procedió al rito del fuego «acercándose de nuevo al altar en cuyo centro había preparado un pequeño brasero con incienso, aromas y cerillas, echando nuevamente incienso en tu presencia y así como esta casa se llena de suave olor, que en tu iglesia se aspire el aroma de Cristo».
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